La técnica más apropiada para usar ante la emergencia
La técnica correcta consiste simplemente en juntar ambas manos, una sobre la otra, sobre el esternón del paciente acostado boca arriba (el hueso flexible del pecho donde se unen las costillas).
A partir de allí, debemos realizar una serie de compresiones firme a razón de 100 por minuto.
El entrenamiento de quien lo hace evita cualquier posibilidad de lesión.
Lo cierto es que ese riesgo es absolutamente menor frente a la posibilidad de salvar la vida del paciente, que, de no recibir ayuda inmediata, fallecerá en unos pocos minutos.
"Estas maniobras deben repetirse hasta tanto el paciente se reanime o hasta que llegue la ayuda, la ambulancia con el desfibrilador y personal mucho más entrenado", afirma la doctora Stoermann.
En el actual contexto de incremento, a nivel global, de las enfermedades cardiovasculares cuyos factores de riesgo principales están fuertemente asociados con el estilo de vida (una alimentación "industrializada", poca actividad física, tabaquismo y otros), la educación en hábitos saludables es la base de toda acción eficiente de prevención.
"No debemos olvidar, por supuesto, que la enfermedad cardiovascular no discrimina", afirman los especialistas. deben comprimir fuertemente los hombros de la persona caída y preguntarle con voz fuerte cerca del oído: “Señor, ¿me escucha?”.
Se observa si la persona responde y se mueve el pecho en señal de que respira.
“Si nada de esto sucede, la persona es una víctima y está en paro cardiorrespiratorio”, afirma la profesional.
A partir de allí se debe llamar inmediatamente al número de Emergencias de Salud --911-- e informar que hay una víctima que no responde y no respira, de modo que quien atiende del otro lado de la línea, debidamente entrenado, comprende enseguida el carácter de la urgencia y pida el auxilio correspondiente.
Luego se habrán de iniciar los movimientos de RCP.
Actuar con rapidez, seguramente, permitirá su reanimación.