Facundo Arens eligió estudiar y también jugar en los EE.UU.
Fuera del molde de jugador convencional, Facundo Arens resignó el profesionalismo y eligió la universidad.
El paranaense Ayan Nuñez Carvalho eligió a Bahía Basket como trampolín para saltar a la universidad y, tras una temporada de Liga de Desarrollo -2014/15llegó a Temple.
Allí, el nombre Pepe Sánchez está en lo alto del estadio. Es uno de los inolvidables. Ya recibió el Anillo de Honor por sus logros durante su brillante carrera.
“Cuando empezaba a ganar una platita, las minitas empezaban a acercarse y demás, decidí irme”, contó alguna vez Pepe, resignando sus dos temporadas de Liga, luego de pasar por Deportivo Roca y Estudiantes.
Hoy, parte de la historia, con protagonistas diferentes, claro, empezó a escribirse con un “carbónico debajo”.
En este caso, Facundo Arens fue quien optó por el camino universitario. Toda una decisión. Su destino: Hartford, Connecticut, División I de la NCAA. “En dos semanas viajo para ver la ciudad, cómo es el campus y dónde voy a vivir. Después tengo que responder. Pero va a ser un sí”, le aseguró Facundo Arens a “La Nueva.”. Cuando el escolta egresó -en 2015- del colegio Claret, empezó a retumbarle eso de emigrar, lo que hacía tiempo el técnico Daniel Allende le venía inculcando.
“De inglés -contó- sabía lo justo y necesario para la escuela”.
Ese resultó el primer obstáculo.
“En junio del año pasado -contó- rendí el ingreso, que es igual para todas las universidades de Estados Unidos. Me saqué 810 y te piden 860”. -¿Ahí flaqueaste? -Sí. Quizás cuando uno se plantea esto de irse lo ve muy lejano. En el momento que no alcancé la nota dije: “ya está”. Y dejé inglés durante dos meses. Después entendí que, más allá de esta posibilidad, el idioma iba a favorecerme para la vida, entonces retomé con la profesora Evangelina Martínez, que me ayudó mucho. Más tarde, hablé con Pepe para poder entrenar con Bahía Basket y me dijo que nuevamente es- taba la chance.
La decisión de cambiar
-¿Qué te motivó para salirte del molde de la carrera de un jugador convencional?
-Mis papás (Claudio y Silvia) siempre me inculcaron que juegue, pero que también estudie para tener un plan B en la vida. Desde los 15 o 16 años tenía la idea de estudiar y jugar. Y la única sociedad que combina deporte con estudio es Estados Unidos. Acá es difícil, por los horarios.
-¿Fue un desafío personal renunciar al ambiente de confort en el que estabas?
-Sin dudas. Durante el último año en Olimpo me sentía en zona de confort. Entrenaba, jugaba y me destacaba. Pero no tenía nadie que me dijera “acá hay que entrenar” o un defensor que me exigiera. Tranquilamente hubiera podido jugar el TNA. De todos modos, por más aprecio que le tenga al club, no podía explotar más y opté por irme a Bahía Basket a jugar la Liga de Desarrollo. -¿Fue difícil la decisión? -Sí, pero creo que fue correcta. Lo único que tengo para Bahía Basket y Pepe son palabras de agradecimiento.
-¿Qué resignaste del ritmo de vida que llevabas?
-Cuando me sumé a Bahía Basket fue un cambio importante. Me dieron los ítems a cumplir. Las primeras semanas, por ejemplo, me preguntaba: “¿tengo que comer esto?”. Y ahora ya es un hábito. Resigné salidas, juntadas con amigos, cumpleaños en familia... Lo bueno y lo malo
"En Olimpo me sentía en zona de confort. Entrenaba, jugaba y me destacaba. Pero no tenía a nadie que me dijera 'acá hay que entrenar'".
-En la Liga de Desarrollo te mostraste muy ofensivo, atacando el cesto e intentando permanentemente volcar de frente el balón. ¿Esa exigencia te la ponías con vos mismo, buscando este objetivo?
-Es así. Siempre estaba intentándolo. Es más, en la final erré dos volcadas y Mauro (Polla) me dijo: “Seguí intentando”. Eso te da confianza. La idea era desafiarme a mí mismo, más que a la Liga de Desarrollo. -¿En qué evolucionaste? -En la intensidad. Si bien los primeros partidos me costó adaptarme, contra Peñarol en Mar del Plata hice un click, mejoré la confianza, cambié la cabeza.
-¿Cómo trabajaste la dureza mental?
-Renunciar al TNA, irme de Olimpo y mantener la postura, más allá de las lógicas críticas, me fortaleció. -¿Qué debés mejorar? -El físico, la regularidad en el tiro, el dribbling y seguir poniéndome fuerte de la cabeza.
-Cambiaste de equipo, rendiste en la Liga de Desarrollo y aprobaste el examen. ¿Cómo te seguís proyectando?
-Soñar no cuesta nada. Veo la historia de Patito Garino y me motiva. Sé que es difícil el camino, pero tengo el sueño de jugar en la NBA.
-¿Cuáles son los objetivos inmediatos que te trazaste?
-Lo primero es adaptarme a la universidad, ponerme fuerte con el idioma, acomodarme al estudio y entrenamiento y al día a día. Hoy no estoy pensando en tirar mil tiros para, en cinco años, jugar la NBA.
Definitivamente, Facundo Arens será uno de los 500 estudiantes extranjeros -entre 7 mil que concurren a la universidadque se esforzará por dar la nota tanto en la cancha como en el aula.
“Sé que es difícil el camino, pero tengo el sueño de jugar en la NBA”.