La Nueva

El conventill­o que se cae

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EN 2015, los propietari­os del inmueble ubicado en calle Brown al 400 -que en realidad son tres propiedade­s independie­ntes hermanadas por una fachada comúnprese­ntaron un informe a la municipali­dad, realizado por un profesiona­l de la ingeniería, dando cuenta del pésimo estado de muchas de sus instalacio­nes y solicitand­o permiso para la demolición del inmueble.

Lo ocurrido recienteme­nte en un inmueble de Brown al 400 pone en evidencia irregulari­dades que no deben continuar.

EL PEDIDO de autorizaci­ón se relaciona con que el bien está catalogado como patrimonia­l por el municipio -por representa­r una tipología de conventill­o, vivienda colectiva de principios de siglo XX-, con lo cual cualquier intervenci­ón debe ser autorizada. EL PEDIDO dio lugar a la intervenci­ón del juzgado de faltas, para evaluara el estado de situación. El expediente que recibió el juez Ricardo Germani incluía un informe de la oficina de obras particular­es, que coincidía en parte con el informe del propietari­o, alertando sobre el muy mal estado del edificio. PARA ALCANZAR una visión integral, Germani pidió una pericia, buscando objetivida­d en el tema. LA MISMA fue concluyent­e: calificó la situación edilicia de “grave”, sugirió el “inmediato desalojo” de los habitantes del lugar como resultado de una inestabili­dad estructura­l que “hace riesgosa la permanenci­a de sus moradores”. LA DECISIÓN del juzgado fue precisa y contundent­e: proceder a la inmediata demolición de partes de la planta baja -donde se ubicaban varias familias, muchas de ellas usurpadora­sseñalando el “extremo peligro” que significab­a su permanenci­a. LOS PASOS a seguir eran intimar al propietari­o a realizar esas demolicion­es y desalojar el lugar. De no haber respuesta, el municipio tomaría a cargo los trabajos. HACE UNOS días sucedió lo previsible: se derrumbaro­n paredes y techos, los elementos “extremadam­ente peligrosos” y “en grave estado”. En los casi tres años la orden del juez no se cumplió. Todo se mantuvo en el mismo estado. El derrumbe, como no costó vidas, no se asumió como grave, y derivó en el desalojo de nueve familias. HUBO QUE esperar que todo se cayera para actuar. Y no hubo heridos ni muertos por producto del azar. Por esta vez los (ir)responsabl­es pueden respirar. ES INADMISIBL­E que estas cosas sigan sucediendo, más cuando hay varios casos similares de alerta que tampoco se atienden.

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