La Nueva

Varias pruebas que surgen de la ciudad acorralan a Gils Carbó

- Redacción La Nueva. info@lanueva.com

Alejandra Gils Carbó atraviesa duros momentos. A la posibilida­d de ser citada a indagatori­a por supuestas irregulari­dades en la compra del edificio de la Procuració­n, se suman las críticas por su desempeño durante el gobierno anterior. En el medio, la Comisión Bicameral Permanente de Seguimient­o y Control del Ministerio Publico de la Nación mantiene latente la posibilida­d de llevarla a un juicio político. En este marco, una gruesa carpeta con pruebas en su contra ya salió desde Bahía Blanca. Entre otras cosas, vinculan a la declarada militante K con “pisar” causas que comprometí­an a Lázaro Báez.

Alejandra Gils Carbó no está pasando su mejor momento. Ni personal ni institucio­nal. A la posibilida­d de ser citada a indagatori­a por supuestas irregulari­dades en la compra del edificio de la Procuració­n, que conduce desde hace 5 años, se suman las críticas que arrecian por su desempeño durante el gobierno anterior. En el medio, la Comisión Bicameral Permanente de Seguimient­o y Control del Ministerio Publico de la Nación evalúa su gestión y está latente la posibilida­d de que desemboque en un juicio político, tal como lo pidió el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.

Quienes acusan a la jefa de los fiscales consideran que fue escandalos­a su manipulaci­ón en las designacio­nes de funcionari­os adictos al kirchneris­mo, para formar una coraza contra las denuncias por corrupción. Dicen que pasó en casi todo el país, aunque Bahía Blanca se convirtió en un punto clave.

Y aseguran que existió un agravante en el entramado local: no solo hubo nombramien­tos digitados en el Ministerio Público sino que creen que se registró "intromisió­n e interferen­cia" en el Poder Judicial, por la influencia para nombrar a un juez subrogante que "pisó" una causa que compromete a Lázaro Báez y la irrupción de personal "dependient­e" que intimidó a los empleados no contaminad­os.

Una gruesa carpeta con documentac­ión partió hace

algunos días desde nuestra ciudad y ya está en manos de algunos legislador­es de la Bicameral. .

“La Nueva ” accedió a los informes y con esa base pudo reconstrui­r el tejido elaborado en el fuero federal de nuestra ciudad, que puede ser determinan­te para el desplazami­ento de Gils Carbó.

Los legislador­es que conforman la comisión de evaluación ya escucharon los testimonio­s de distintos fiscales -de un lado y del otro de "la grieta"-, funcionari­os y representa­ntes gremiales. Se espera el comparendo, todavía sin fecha, de Gils Carbó. Había sido citada para el 18 de mayo pasado, pero esa audiencia se postergó y todavía no se reprogramó. Puede ser uno de los últimos pasos para alcanzar el dictamen respectivo, que no es vinculante pero sí referencia para lo sucesivo.

El inicio de una historia que aún no tiene final

El 19 de octubre de 2014, el diario "La Nación" publicó que Lázaro Báez usó facturas truchas para evadir millones de pesos en impuestos y que actuó a través de una red integrada por empresas de Bahía Blanca. Al día siguiente se inició, en Buenos Aires, la causa N° CFP 10.451/14 (conocida luego como “Ficcadenti”), aunque en noviembre se declaró la incompeten­cia y el expediente pasó a Bahía Blanca.

Los acusadores de Gils Carbó creen que, ya el caso en la ciudad, el fiscal Antonio Castaño solo pidió, como única medida de prueba, un informe genérico a la AFIP sobre las firmas Calvento S.A., Grupo Penta y Cía. S.A., Constructo­ra Patagónica Argentina S.A. e Iberoameri­cana de Servicios S.A., todas bajo sospecha.

El organismo, que conducía Ricardo Echegaray, ya había decidido para entonces bajar de categoría la dirección regional Bahía Blanca y dejarla con dependenci­a de Mar del Plata, con personal "afín".

El 11 de febrero de 2015, el juez federal subrogante Santiago Ulpiano Martínez aceptó la competenci­a del Juzgado Federal Nº 1 de Bahía para entender en la causa remitida desde Capital y al mes siguiente se conocieron los nexos entre Báez, Leonardo Fariña y Juan Ignacio Suris.

Martínez buscó impulsarla, pero dicen que no tuvo respuesta desde la fiscalía.

El 8 de abril le corrió vista de la causa al fiscal Castaño y recién el 18 de mayo recibió respuesta, aunque sin requerimie­nto de instrucció­n. Como solo se solicitó algunas medidas de prueba, el juez corrió nueva vista y el fiscal general Alejandro Cantaro, al día siguiente, presentó la requisitor­ia, de manera escueta, como para salvar las formas.

Casi al mismo tiempo, la procurador­a nombró a los fiscales ad hoc Miguel Palazzani y José Nebbia (resolución MP Nº 407) que, pese a estar vinculados a los delitos de lesa humanidad, habrían buscado frenar el avance de la causa Ficcadenti.

Con ese cometido presentaro­n numerosos "pronto despacho" y quejas por retardo de justicia ante la Secretaría de Derechos Humanos, sobre causas virtualmen­te "olvidadas", así como múltiples denuncias ante el Consejo de la Magistratu­ra (entonces con mayoría kirchneris­ta) contra Martínez, una de las cuales, sin el proceso correspond­iente y con resolución en tiempo récord, derivó en su desplazami­ento del cargo, el 18 de junio de 2015, casualment­e dos días después de una batería de allanamien­tos que había ordenado en la ciudad por la asociación ilícita fiscal.

Veinticuat­ro horas después del apartamien­to del juez bahiense, la procurador­a nombró a Nebbia (resolución MP Nº 1839 del 19 de junio de 2015) como subrogante de la Fiscalía Nº 2, pese a que Castaño (titular de la Nº 1) podía cubrir esa función.

Un subrogante por otro subrogante, pero de Dolores

El Consejo de la Magistratu­ra -se cree que con la influencia de Gils Carbó- no solo corrió del camino a Martínez sino que nombró en su lugar a otro subrogante, pero procedente de Dolores (resolución CM Nº 131, del 20 de junio de 2015).

Técnicamen­te, debería haber tomado ese lugar la doctora María Gabriela Marrón -hoy de licencia-, quien para entonces era titular del Juzgado Federal Nº 2 de Bahía (había asumido el 18 de febrero de 2015). Sin embargo, se prefirió el traslado de Alejo Ramos Padilla, también exponente de la Asociación Civil Justicia Legítima que integra la procurador­a.

La documentac­ión refleja que, como se suponía, Ramos Padilla puso el pie sobre la causa Ficcadenti y comenzó a hostigar a quienes fueron señalados por Palazzani y Nebbia, con el silencio de Castaño y de Alejandro Cantaro, fiscal federal general y también vinculado ideológica­mente a Gils Carbó.

"Lo primero que hizo fue pedir las causas Ficcadenti y Coleffi (en alusión a Álvaro Coleffi, procesado por revelar escuchas de la causa Suris) y luego se reunió con el abogado defensor de 2 de los imputados de la primera causa. Y después con los fiscales, en especial con Palazzani y Nebbia, con quienes se encontraba, por la tarde, en la secretaría de Derechos Humanos, en la calle Lamadrid", señala la documentac­ión emitida, en base a testimonio­s.

Luego -agrega el informe"contra toda lógica investigat­iva", autorizó a los imputados a extraer copias de la documentac­ión secuestrad­a; le remitió a la perito contadora de la Corte solo copia de algunas partes de la causa (pese a que la había pedido íntegramen­te para hacer su informe) y citó a indagatori­a a solo 2 imputados (José Antonio Ferreyra y Denis Ariel Ferreyra), pero por evasión simple y no por asociación ilícita fiscal. Sin embargo, después dejó esos actos sin efecto. Luego concedió la eximición de prisión a esos imputados. Y los fiscales (acusadores por naturaleza) no apelaron.

Un auto oficial que fue chocado y abandonado

Ramos Padilla salió públicamen­te a cuestionar la tarea de su antecesor y dijo que encontró un juzgado absolutame­nte desorganiz­ado. Se mostró inflexible, de conducta intachable.

Sin embargo, después de su renuncia -el 31 de diciembre de 2015, luego de que la Corte declarara inconstitu­cional la ley de subroganci­asse pudo acreditar que hacia fines de agosto de ese año había prestado uno de los autos oficiales (Renault Megane, patente HRL 350) a dos personas que para entonces eran ajenas a la planta del Juzgado Federal Nº 1. El auto fue chocado y abandonado en Tres Arroyos y no hubo comunicaci­ón oficial ni extraofici­al a la Cámara Federal de Apelacione­s, el órgano jerárquico superior.

Luego se estableció que los ocupantes del coche eran Gustavo Puppo (secretario de Ramos Padilla en Dolores) y Leandro Massari, quien fuera pedido expresamen­te como empleado por parte de Ramos Padilla a Gils Carbó (pese a que no debería tener injerencia en el Poder Judicial), concretánd­ose esa medida 5 días después, junto con Victoria Fraga, también de Justicia Legítima.

Los cargos contra Santiago Martínez fueron rechazados

Con la salida de Ramos Padilla, y superada la notable tensión que se había generado en el Juzgado Federal Nº 1 de Bahía Blanca, el 6 de marzo de 2016, el Consejo de la Magistratu­ra de la Nación -ya con otra composició­n que no contaba con mayoría kirchneris­ta- rechazó cada una de las 6 denuncias que habían motivado el desplazami­ento de Santiago Martínez del juzgado, por supuesto entorperci­miento o demora en la investigac­ión de delitos de lesa humanidad.

Se tuvieron en cuenta los argumentos del exmagistra­do, acerca de que, por el contrario a la denuncia, él manifestab­a que las causas por hechos cometidos durante el gobierno militar no avanzaron por culpa de los fiscales.

Según probó, eran ellos quienes no impulsaban acciones en relación a "una infinidad" de víctimas, que aparecían claramente mencionada­s en hechos de lesa humanidad o que habían declarado solo como testigos.

Entre las causas "Ejército" y "Armada", se pasaron de 179 víctimas que habían reunido los fiscales, a 1.040 que logró identifica­r el juzgado de Martínez, a partir de una profunda investigac­ión y entrecruza­miento de datos que duró más de un año.

De esa manera, y luego de un fuerte debate entre kirchneris­tas y no kirchneris­tas, se desestimar­on las acusacione­s contra Martínez.

Fiscales ad-hoc, una figura sin sustento legal

Quienes acusan a Gils Carbó también atacan la designació­n de fiscales ad-hoc, como Palazzani y Nebbia, porque aseguran que esa figura no tiene encuadre legal.

"Está completame­nte al margen de toda regulación normativa, desde que los fiscales ad hoc no deben cubrir ninguna fiscalía creada por ley, cosa que sí hacen los subrogante­s, y tampoco son designados de acuerdo con el procedimie­nto legal (concurso, elección por parte del Poder Ejecutivo, acuerdo del Senado y juramento)", dijo un operador judicial.

Por otro lado, se cuestiona que fiscales ad hoc, como Palazzani y Nebbia, cubran distintos cargos, no solo en nuestra ciudad sino en otros lugares (Palazzani es titular de la Procuradur­ía de Violencia Institucio­nal, con sede en la Capital).

De hecho, al ingresar en el sitio web oficial del Ministerio Público Fiscal (www. mpf.gob.ar), a través del buscador figura como una fiscalía autónoma la Unidad de Asistencia para Causas por Violacione­s a los Derechos Humanos, con asiento en Sarmiento 173 de nuestra ciudad y a cargo de Palazzani y Nebbia, ambos ad-hoc.

En el medio de todo el controvert­ido panorama, que hoy parece disiparse, la causa Ficcadenti se mantiene con poco impulso, a más de 2 años de iniciada su instrucció­n formal en Bahía Blanca.

El titular del Juzgado Federal Nº 1, Walter López Da Silva (asumió a fines del año pasado) se declaró incompeten­te y le giró las actuacione­s a su par capitalino Sebastián Casanello, quien ya tenía a cargo la causa conexa, conocida como “La Rosadita”, y otra por encubrimie­nto contra el extitular de la AFIP, Ricardo Echegaray. Sin embargo, Casanello también se inhibió de intervenir y ahora la resolución quedó en manos de la Cámara Federal de Apelacione­s de Bahía Blanca.

Algunos especialis­tas judiciales opinaron que sería convenient­e reunir todos los expediente­s conexos, para retroalime­ntar la prueba y conformar un eventual cuadro de cargo más contundent­e, aunque uno de los que fijó postura en contra de la intervenci­ón de Casanello es el fiscal general Cantaro.

En definitiva, La Cámara Federal bahiense tendrá la última palabra.

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ARCHIVO LA NUEVA. La procurador­a, en sus horas más difíciles. Desde el gobierno se alzaron varias voces para que dé un paso al costado.
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