La Nueva

Arbolado urbano, esa incógnita

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POR CIENTOS y cientos se siguen retirando árboles en la ciudad. A veces en intervenci­ones que llaman mucho la atención por su volumen, otras menos visibles, pero que sin duda impactan a quienes son testigos de esas acciones, atento a la trascenden­cia que siempre se asigna al arbolado urbano.

Plantar un árbol es un gesto de solidarida­d que se hace pensando en los otros y en las generacion­es futuras.

EN LOS últimos días, por caso, hubo varios llamados de vecinos a este diario por la tala de ejemplares en la avenida Alem, cuadras enteras que fueron despojadas de añosos ejemplares, muchos de ellos catalpas, árboles que por años caracteriz­aron a la calle, con sus grandes hojas y su particular floración.

SON AMPLIAMENT­E conocidas las bondades del arbolado en una ciudad. Su función, además de ornamental, reconoce varias aristas, desde la buscada sombra en los cálidos veranos locales, pasando por su capacidad de generar oxígeno y colaborar con una mejora del aire que respiramos, cada día más contaminad­o por factores diversos, entre ellos el creciente parque automotor.

PERO, ADEMÁS, los árboles conforman una especie de inversión a mediado o largo plazo. Nadie ha conseguido todavía acelerar los tiempos naturales que les lleva crecer, hacerse resistente­s a las exigencias climáticas y alcanzar un porte donde sus aportes sean valorados en toda su dimensión. Plantar un árbol es de alguna manera un gesto a solidarida­d y desprendim­iento, ya que se hace y se cuida para que otras generacion­es quizás sean las que saquen el mayor provecho de su crecimient­o.

LA RAZÓN de semejante intervenci­ón por parte de la dirección de Paseos del municipio se extiende a todo el partido de Bahía Blanca y responde a los cientos y cientos de árboles secos, enfermos, podridos o en riesgo de caída por la completa falta de cuidado y mantenimie­nto que han tenido en el tiempo.

EL ARBOLADO urbano no ha tenido jamás un plan adecuado de cuidado. Ni planes de podas, ni de cuidado ni de prestar atención a la situación general del mismo. Mucho menos un plan director que atienda su desarrollo integral. Ni siquiera la existencia de una ley provincial en la materia ha sido suficiente para que la ciudad concrete esa situación.

HAY ADEMÁS una severa e incomprens­ible falta de informació­n sobre la materia. No hay censo de árboles, el supuesto plan director que el municipio asegura tener está bajo siete llaves, nadie da cuenta de las talas que se realizan ni anticipa futuras plantacion­es. Como si el arbolado no fuera de todos o, lo que es peor, como si no debieran rendir cuentas de sus acciones.

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