Un edificio de cocheras que arma un lugar para todos
Por sobre su uso funcional para alojar coches, el diseño integral y el uso comercial potencian la esquina.
UNA BUENA MANERA DE PROYECTAR Mario R. Minervino ese a ser una de las demandas crecientes en todas las ciudades, no son muchos los inversores que apuestan a construir edificios de cocheras asumiendo que se trata de una tipología que admite ricas propuestas de diseño, de manera de generar obras atractivas en sí y que sumen un aporte enriquecedor
Pal entorno urbano.
En nuestra ciudad hubo una interesante respuesta en ese tipo de usos en las décadas del 60 y 70 --una de ella es el edificio de cocheras del mercado municipal, en calle Donado--, aunque luego esa voluntad parece haberse perdido. Hoy es más habitual ver playas de estacionamiento, con pobres aportes estéticos, ejemplo típico la existente en la primera cuadra de calle O'Higgins.
La resolución que mostramos deja en claro como este tipo de obras puede ser rele- vante, sumar una propuesta comercial y gastronómica, sacando provecho funcional, estético y eficiente.
Un ejemplo, en Australia
La facilidad de uso, a través de una planificación ordenada y una adecuada resolución estructural, es el núcleo de este diseño arquitectónico de varios pisos.
El objetivo de los autores fue simplificar la experiencia de estacionar y ordenar el movimiento de peatones. Sin embargo, este edificio bautizado Skypark en Philip, Canberra, Australia, no trata sólo sobre la eficiencia, sino también sobre la creación de lugares y de respeto por el contexto urbano.
El edificio consta de siete pisos de estacionamiento, con capacidad para 870 autos, ubicados sobre 4 mil metros cuadrados de desarrollo comercial en dos niveles, frente a dos calles de esquina.
Los pisos comerciales sirven para activar la calle, creando un espacio público y proporcionando una buena exposición comercial, con variados usos mixtos.
El suburbio donde se emplaza la obra homenajea al capitán Arthur Phillip, comandante de la primera flota que zarpó de Inglaterra en 1788 para establecer la colonia británica en Australia.
De allí la forma y detalle del diseño de la fachada, derivado de la memoria de aquellas flotas y sus grandes viajes, concebido para agregar significado en el contexto de las calles circundantes.
La estética
El lenguaje arquitectónico, basado en una estructura abiertamente afirmada superpuesta por una piel de filigrana, representa un mar espumoso y remolino que planteaba un desafío a los hombres y mujeres; oficiales, marineros, soldados y convictos de aquellas flotas.
La visión del propietario era crear un lugar para todos, es decir, oficinistas, residentes y visitantes del Woden Town Center y de la comunidad de Canberra.
Fue para construir un sitio donde la gente pueda ir a tomar un café, comer después de la jornada de trabajo, hacer ejercicio y visitar los mercados.
Una visión integral de cómo generar en un lugar donde "simplemente" se concurre a dejar el vehículo, un espacio de uso variado, para estar y encontrarse, actividades vitales y claves para el funcionamiento de todo núcleo urbano.
Un aporte además para generar una ciudad atractiva para todos sus habitantes