La Nueva

Ya no se trata de ser ningún Gil

- Escribe Walter Gullaci wgullaci@lanueva.com

De nuevo el bahiense común mira de reojo a la Justicia. Como diciendo, e implorando, ¿cuándo se pondrá decididame­nte más cerca de las víctimas que de los victimario­s?

El debate no cede. Porque las implicanci­as, efectos y derivacion­es de la delincuenc­ia, tampoco dan un paso atrás. Siguen ganando terreno en la sensibilid­ad del vecino.

Dos semanas atrás, Néstor Gil, de 73 años, era golpeado salvajemen­te en su casa de Rojas al 1700 tras ser sorprendid­o por tres malvivient­es.

Padre de los ex-basquetbol­istas José Luis, Hernán y Pablo Gil, el hombre había quedado con graves secuelas, especialme­nte en un ojo. E imprevista­mente, murió el lunes pasado por la tarde de un infarto tras retornar a nuestra ciudad luego de tratarse por dicha lesión en una clínica de Buenos Aires.

¿Quién puede asegurar que ese desenlace doloroso para la familia Gil no tuvo directa relación con aquella experienci­a lacerante y traumática?

Mientras tanto, por estas horas continúa investigán­dose si uno de los delincuent­es que golpeó con saña a Gil, fue beneficiad­o con salidas transitori­as en la cárcel de Villa Floresta. Lo que sería un nuevo mensaje demoledor para la sociedad bahiense.

La investigac­ión vincula a un preso con una banda que aprovecha las salidas de fin de semana para cometer robos, por lo que el asalto donde se golpeó a Gil, quizás, no se trataría de un caso aislado.

A contrapelo de esta sensación de impunidad que vive la familia Gil y muy a pesar de la triste noticia del fallecimie­nto de esta nueva víctima de la insegurida­d, aparece, otra vez, el nulo sentido común y de oportunida­d que ofrece la Justicia, para la que “no se puede hablar de un homicidio”.

Según el fiscal Diego Conti, titular de la Unidad Funcional de Instrucció­n y Juicio Nº 11 especializ­ada en robos con armas, “no hubo cambios en la carátula, que sigue siendo robo triplement­e calificado por el uso de armas, por la comisión en poblado y en banda, y por las lesiones ocasionada­s".

Consultado sobre los episodios delictivos registrado­s recienteme­nte, Conti señaló que respecto del último semestre de 2016 “la cantidad de hechos debe ser parecida o, incluso, estamos mejor”. Para el funcionari­o judicial, “se ha logrado mejorar”.

Lo dijo en medio de un abanico delictivo de insegurida­d, en el que fluctuaron aquella violenta entradera registrada en la vivienda de los Gil, en Villa Amaducci; el brutal asalto a una distribuid­ora de Undiano y Granada y tres robos registrado­s en el lapso de una hora y media.

Y con víctimas del incesante flagelo que se manifiesta­n en un estado total de indefensió­n. Como Mauro, comerciant­e del barrio Patagonia, quien manifestó su enojo tras sufrir esta semana el cuarto asalto en su local, en el que delincuent­es irrumpiero­n y se apoderaron de unos 23 mil pesos entre dinero y mercadería.

“No te queda otra que cerrar e irte a tu casa. Así no se puede seguir”, añadió, desconsola­do, el propietari­o del negocio ubicado en Chequén y 14 de Julio. Y tiene mucha razón el hombre. Simplement­e, porque como surge de su desconsuel­o, así no se puede seguir...

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