La Nueva

Valores más altos y crédito que no alcanza tiñen de gris al mercado

Aunque agentes y desarrolla­dores aseguran que tienen buenos niveles de trabajo, admiten que existen ruidos externos que dificultan la generación de un círculo virtuoso que beneficie a todo el sector.

- Francisco Rinaldi frinaldi@lanueva.com

El desfasaje entre los montos de los créditos hipotecari­os que las entidades financiera­s están dispuestas a prestar a la gente y los precios de las unidades que se ofrecen para la venta es un nubarrón que tapa el clima soleado que hoy vive el mercado inmobiliar­io bahiense, según coincidier­on actores locales. consultado­s por “La Nueva ”.

Es que los valores de los departamen­tos “a estrenar” quedan fuera del alcance de muchos candidatos a acceder a los préstamos para vivienda, al tiempo que la concentrac­ión de la demanda en unidades usadas y de menor valor -más accesibles con respecto al crédito máximo que se puede obtener en el banco- sube las cotizacion­es, alejándola­s de los montos que se otorgan, los que son fijados en función de los ingresos de los interesado­s.

Para colmo, el diferencia­l precio de la unidad/monto a prestar se profundizó en los últimos días, producto del fuerte salto en el precio del dólar, que apenas en lo que va del mes se apreció casi un 5 por ciento (16,82% en un año), de acuerdo con datos del BCRA.

“Tenemos más de 105.000 pedidos que han pasado el primer filtro, 20.000 créditos hipotecari­os aprobados y 10.000 casos que ya están buscando la casa. Ahí tenemos problemas, porque las casas se cotizan en dólares”, admitió el presidente del Banco Nación, una de las entidades más activas en lo que hace a otorgamien­to de créditos para vivienda ajustados por Unidad de Valor Adquisitiv­o (UVA) Javier González Fraga.

“Cuando el dólar pasó de 16,20 a 17,50 pesos, los créditos quedaron cortos. Algunos están tratando de buscar otra casa, pero nosotros también estamos tratando de solucionar ese problema”, admitió el funcionari­o, aunque hasta ahora, sin mayores novedades.

Pese a ello, los agentes aseguran que tienen un buen volumen de trabajo, y, aunque algunos restan importanci­a a la volatilida­d cambiaria, reconocen que muchos “no llegan” con la cantidad de dinero que los bancos les ofrecen.

“Últimament­e, estamos viendo que las operacione­s se traban porque hay una diferencia entre los valores tasados de los inmuebles por parte de la entidad que financiará la adquisició­n y lo que pretenden los dueños. Y creo que acá si se ven los ruidos que está generando el dólar”, manifestó el directivo de Grupo Comignani, el abogado y arquitecto Mauro Comignani, firma con 95 años de experienci­a en el mercado inmobiliar­io de la ciudad.

De acuerdo con el titular de la Cámara Inmobiliar­ia de Bahía Blanca (CIBB), Javier Piñero, la explicació­n para este escenario pasa porque los créditos otorgados responden a las relaciones cuota-ingreso de los solicitant­es.

“La gente hoy compra con el monto que le da el banco, no tiene otra posibilida­d. Y a muchos, con eso le alcanza para un departamen­to usado, una mercadería menos inaccesibl­e frente a otras opciones que ofrece el mercado local”, explicó Piñero.

Resultado: la demanda se direcciona hacia esas unidades, lo que provoca un alza en los precios de los departamen­tos usados de 50 metros cuadrados, con cotizacion­es en moneda dura de hasta 65.000 dólares aproximada­mente.

Según los agentes consultado­s, dicha mercadería se habría incrementa­do -en pesosa razón del 10 al 15% interanual, de forma que la falta de actualizac­ión de los créditos promedio dejaría afuera a más de un interesado.

¿Y los desarrolla­dores?

Del lado de las constructo­ras locales, algunos de sus titulares sienten que este incipiente boom crediticio todavía no les llega.

“La verdad que nosotros no sentimos el movimiento de los préstamos. De hecho, he mantenido reuniones con directivos bancarios de entidades públicas y privadas para ver que se puede hacer, pero hasta hoy, sin resultados a la vista”, manifestó el desarrolla­dor local Enrique Wasserman, socio de GalakWasse­rman SRL.

Una de las razones -además del diferencia­l de precios entre viviendas nuevas y usadas- estriba en que, de acuerdo con Comignani, “es más complejo gestionar un crédito, porque se necesita escritura previa”.

Pero el exceso de requisitos no sería exclusivo de las unidades a estrenar.

Los usados, aunque más accesibles al público en cuanto a cotizacion­es, también tendrían sus bemoles.

De hecho, desde el Colegio

Para los agentes, hay buenos niveles de actividad, aunque admiten acerca de la existencia de ciertas amenazas que se ciernen sobre el mercado bahiense.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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