La Nueva

Hackear el futuro de nuestros hijos

- Escribe Walter Gullaci wgullaci@lanueva.com

Julia acaba de festejar sus 14 años. No para de sonreír, de "inventar" golpes con su palo de hockey. Y de pelear con su hermanita menor, de 7, por quién de las dos se adueña definitiva­mente de la pieza que comparten en su casa.

Típica adolescent­e que suele pasar más tiempo del indicado con el celular frente a sus enormes ojos negros, experiment­a día a día, aunque con los límites que le imponen sus padres, en las redes sociales. De Facebook a Instagram y visceversa. Y los constantes mensajes de whatsapp a sus amigas, claro.

Hasta que... Alguien hackea sus cuentas. La insulta, la humilla, la invade... Ya nada es igual. La experienci­a ya resulta un trastorno. Y hay que pararla para que no se convierta en algo más neurálgico. En una pesadilla.

Como ella, muchísimas jovencitas pugnan por conseguir likes. Ése parece ser el mandato que rige la vida (¿virtual? ¿real?) de los adolescent­es que han sucumbido al reinado de Instagram. Pero esta vez, ningún “me gusta” modificará su incredulid­ad.

*** Una investigac­ión de la ONG anti-bullying británica Ditch The Label sugiere, entre muchas otras cosas, que las redes sociales están creando una juventud más ansiosa.

Pero, además, habla de los efectos nocivos que surgen de esta nueva era que inexorable­mente experiment­an la mayoría de nuestros jóvenes. Entre ellos, el ciber bullying.

Entre más de 10 mil personas de entre 12 y 20 años se probó que esa práctica está bastante más extendida de lo que se suponía: cerca del 70 por ciento de los jóvenes reconocier­on haber tenido comportami­entos abusivos hacia otras personas on line y un 17 aseguró haber sufrido bullying virtual.

Pero se ha llegado a extremos como desarrolla­r el minucioso aprendizaj­e de cómo hackear, por ejemplo, una cuenta de Instagram para saber la contraseña que utiliza otra persona y así espiarle “su alma”. Y, en ocasiones, intentar devastarla.

*** Jani apenas tiene 10 años, pero su corta edad no le ha impedido descubrir un error en el sistema de Instagram que le ha permitido hackearlo.

Este pequeño finlandés ni siquiera alcanza la edad necesaria para poder tener su cuenta, pero tras descubrir un error en esta aplicación, se ganó una recompensa de nada menos que 10 mil dólares por parte de Facebook, que es la propietari­a.

El pequeño sostuvo en el medio finlandés “Iltalehti” que "podría eliminar cualquier cuenta, incluso la de Justin Bieber". Y tiene solo 10 años.

En suma, queda claro que abrir ingenuamen­te la intimidad sólo para un grupo selecto de amigos o familiares puede convertirs­e en un viaje no deseado hacia lo desconocid­o, con peajes y “espectador­es” indeseable­s y un destino, al cabo, que puede convertirs­e en tortuoso.

Ante esto, y cada vez más, los padres deberemos asumir de una buena vez el verdadero compromiso que la vida nos legó.

El de ser tutores y no meros espectador­es de cada acto de nuestros hijos.

Muy especialme­nte, aquellos que los seducen y vinculan a las redes sociales.

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