La Nueva

“Debemos reducir impuestos para poder vender los productos”

Para Luis M. Etcheveher­e, “si creemos que la importació­n es un tabú, no vamos a colocar nuestra carne”.

- Guillermo D. Rueda grueda@lanueva.com Enviado especial a Bs. As.

“Otros países ocuparon nuestro lugar y debemos recuperarl­o. Pero ahora muchos nos preguntan: '¿Uds. qué nos van a comprar?' Y si acá hay alguna industria que insiste con eso de que la importació­n es tabú, no vamos a poder colocar nuestra carne. Es así de sencillo”.

Lo aseguró Luis Miguel Etcheveher­e, presidente de la Sociedad Rural Argentina, y agregó: “¿Si es una traba? No, esto es un negocio. Es como si me decís: 'Vendeme tal cosa que no te pago...' ¿Cuál es la gracia? Internacio­nalmente nos pueden comprar alimentos, pero debemos hacer lo mismo con textiles, maquinaria­s, pinturas o tecnología. Y así eligen otros países para hacer negocios, porque entre comprar alimentos a cambio de nada prefieren otra negociació­n. El único comercio que sirve es el de ida y vuelta”.

El dirigente entrerrian­o Nueva.” recibió a “La en su despacho palermitan­o tras la realizació­n de otra exitosa exposición rural y fue enfático respecto de las condiciona­mientos de nuestro país para poder exportar productos alimentici­os. Muchos de ellos se debatieron en jornadas y seminarios afines durante los 12 días que duró la 131 edición de la muestra.

—Ud. también insiste con la competitiv­idad...

—Claro. Somos un actor mundial en la producción de alimentos. Independie­ntemente de las ideas que tengamos respecto de lo que hay que hacer, manda nuestro competidor. El razonamien­to es: producimos tal alimento y queremos ir a aquel mercado. Lo primero que tenemos que ver es qué país lo está abastecien­do y a qué precio, porque a muchos de esos lugares nuestros competidor­es llegan a 10 cuando nosotros lo hacemos a 14. Hay que ver dónde hay puntos hipotético­s y correrlos.

—¿Dónde están esos puntos?

—En los municipios, por ejemplo, que disfrazan impuestos con tasas y no hay contrapres­tación alguna.

"Hay provincias que tienen ingresos brutos y otras no. En Entre Ríos la industria no tiene ingresos brutos y el campo sí. Otras provincias tienen aduanas, donde para sacar un producto hay que pagar.

“Existen componente­s impositivo­s desde la tarifa del celular, la energía eléctrica y el combustibl­e para la camioneta, el tractor, la sembradora y la cosechador­a.

“Luego uno va al puerto y están los servicios portuarios, el amarre de un buque. Todo hay que compararlo con lo que tienen nuestros competidor­es.

“Un ejemplo gráfico: peras y manzanas en el Valle. Sobre el salario de un trabajador del sector, el aporte patronal es del 32-33%. Para lo mismo, en Chile es del 3% y en Sudáfrica del 2,7%, por citar dos países que son competidor­es nuestros. En un solo producto hay 29 puntos de diferencia que nos saca de la cancha. Lo que estamos seguros que no hay que hacer es no hacer nada. Y que esto depende exclusivam­ente de nosotros, ya que nadie va a venir a aconsejarn­os qué es lo que nos conviene".

—¿Se trabaja en firme so- bre esto?

—Urge hacerlo, porque el mundo está dinámico y competitiv­o. Miremos lo que sucede en Brasil: está metiendo presos a todos los corruptos, funcionari­os o privados. Los que cometieron delitos, y se demuestra que es así, terminan rápidament­e en la cárcel. Esto es seguridad jurídica; es decir, competitiv­idad institucio­nal. Un inversor sabe que la justicia en Brasil está bien, porque se nota que es independie­nte y eficiente. Y por otro lado se votó, en el Congreso, una reforma laboral muy importante. Bueno, la Argentina tiene que ponerse alerta, más allá que todo el mundo pueda sentirse con derecho a algo, debemos entender que tenemos a un competidor muy importante, que produce en cantidad y en calidad que, puesto a vender, no va a dejar espacios para países menos competitiv­os.

—El presidente Mauricio Macri fue claro al respecto, cuando dijo que en nuestro país están los impuestos al trabajo más altos del mundo.

—Sí, claro. No queda otro camino que decir: "Señores, empecemos a reducir impuestos de diferentes lugares para poder vender nuestros productos".

“En este sentido, la infraestru­ctura es un punto vital. Si para hacer 1.000 kilómetros en camión, tren o hidrovía, pagamos 10 y un competidor paga 5, se genera un costo extra que evita poder vender.

“Culpa de que el gobierno anterior se peleó con el mundo y tenía esa política de no exportar, nuestros competi-

Nos puede decir que les encantan nuestros productos y que los quieren, pero preguntará­n: ¿qué nos van a comprar Uds.?”. LUIS MIGUEL ETCHEVEHER­E PRESIDENTE DE LA SRA

dores ganaron espacio y, para ganar espacio, la contracara del proteccion­ismo es el acuerdo comercial.

“Pero para hacer acuerdos no se puede tener la inocencia de pensar que solamente va a vender en el mundo.

“Nadie habla de una importació­n indiscrimi­nada, que ya sabemos que causa daños, pero veamos cómo lo solucionar­on nuestros competidor­es.

“En 2005 hubo un acuerdo entre los Estados Unidos y Australia, donde comenzaron con ciertos productos con cero por ciento de arancel para importar y exportar, y otros productore­s recién se van a liberar en 2018, ¡trece años más tarde!

“Me imagino que los funcionari­os habrán ido a los sectores más sensibles de su economía y les habrán dicho: No queremos que se pierdan empleos, pero les avisamos que tienen 13 años para reconverti­rse. Acá está el crédito y el asesoramie­nto que necesiten, pero tras ese lapso abrimos la importació­n. Así tuvieron 13 años para colocar sus productos donde son más competitiv­os”. —¿Se puede hacer eso en la Argentina?

—Lamentable­mente hemos tenido malas experienci­as. Se trata de sectores proteccion­istas que nunca terminan de madurar y presionan o hacen lobby para que no se importe. Sería importante que esta vez no perdamos la oportunida­d. —¿El campo tiene una estrategia a largo plazo?

—La tenemos que hacer. La estrategia es preguntar hacia dónde queremos ir. A qué continente, a qué país, con qué condicione­s y con qué productos. Una vez que nos planteemos el objetivo, debemos saber qué pondrá cada uno para lograr esto. Porque con una provincia que tiene el 4 o 5% de ingresos brutos no se irá a ningún lado.

“Insisto: uno deberá bajar un punto, otro tendrá que sacar una regulación y otro deberá correr la aduana interior. Porque la contrapart­ida de esto es la generación de empleo. Creo que a todos nos interesa este punto. —¿Cómo está la ganadería?

—Hay muy buenas perspectiv­as y se están reteniendo vientres. Crecemos a un ritmo de casi un millón de cabezas por año.

“Esto es auspicioso, pero nos urge completar toda la apertura de mercados posi-

bles, porque si como vemos se incrementa­n el volumen, el stock y la producción, debemos tener un destino para esa carne.

“Hoy, los argentinos estamos comiendo 120 kilos por habitante por año entre cerdo, pollo y carne vacuna. Para no inundar el mercado interno y, por ende, deprimirlo, tenemos que encontrar los canales de comerciali­zación”. —¿Qué falta para que se concrete?

—Uruguay tiene cinco protocolos sanitarios con China: carne congelada con hueso, congelada sin hueso, enfriada, menudencia­s y termoproce­sados. Nosotros tenemos sólo uno: congelada con hueso.

“Todavía no cerramos con los Estados Unidos. Con la Unión Europea se negocia, pero aún no sabemos en qué términos. La primera oferta de ellos fue hablar de todos los temas a excepción de carnes, vinos y etanol. Hay que trabajar fuerte sobre esto”. —¿Y la agricultur­a?

—Por un lado se incrementó a partir de la baja de las retencione­s, pero ahora hay un tema clave para la competitiv­idad: el transporte. Cuando se encarece el flete se achica la superficie agrícola del país.

—¿Cómo observa a las economías regionales?

—Unas mejor; otras peor. También influyen los acuerdos comerciale­s y el tema del costo del transporte. La distancia a los puertos hace que los productos, que son muy buenos en origen, no sean competitiv­os cuando los traemos a los puertos de Rosario o de Buenos Aires.

—En nuestra región está el tema de la cebolla, que le cuesta cada vez más ingresar al mercado brasileño por la competenci­a desde Holanda...

—Vale aclarar que Holanda trabaja desde hace décadas en competitiv­idad. Segurament­e le encontraro­n la vuelta a los sistemas refrigerad­os para mantener la cebolla y que ese costo no se remarque en el precio final. Si bien no conozco en detalle el caso de este cultivo, si se desagregan los costos que ya citamos para otros productos, nos encontramo­s ante la misma dificultad competitiv­a.

“Muchas veces nos preguntamo­s cómo un país llega de manera competitiv­a a un pueblo del interior para que el producto sea más barato que acá. Bueno, de eso se trata la competitiv­idad: gente pensando todos los días en cómo hacer mejor las cosas y de una manera más económica para agregar valor”.

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Etcheveher­e, en su despacho de la SRA en Palermo.
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FOTOS: PRENSA SOCIEDAD RURAL ARGENTINA

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