La Nueva

El rechazo de la penicilina no es tan frecuente como se supone

Muchas veces se atribuye erróneamen­te una alergia en determinad­os individuos y se dejan de indicar los antibiótic­os más económicos. ¿Que caminos hay que seguir?

- David Roldán droldan@lanueva.com

RESULTADOS DE NUEVOS ESTUDIOS

¿Es usted alérgico a algún medicament­o?

Esta es una de las preguntas básicas que forma parte de todo interrogat­orio médico y de hasta el más básico formulario que tiene como fin recabar informació­n sobre la salud de una persona.

De todas las alergias a medicament­os conocidas, la que tiene como foco la penincilin­a (y sus derivados) es una de las más citadas en dichos intercambi­os.

Y, sin embargo, al preguntars­e, ¿es tan frecuente la alergia a la penincilin­a como la gente dice?

Un reciente estudio sugiere que no.

“Es importante cuestionar­se esto porque lleva a un aumento sustancial en los costos, tanto para las familias como para el sistema de atención de la salud, cuando tenemos que pasar a usar un antibiótic­o de un espectro más amplio”, comentó el doctor Davis Vyles, médico asistente de emergencia­s pediátrica­s en el Colegio Médico de Wisconsin, Estados Unidos.

Hacía referencia a uno de los aspectos más relevantes del tema: la penincilin­a es un antibiótic­o de primera línea útil para el tratamient­o de un sinfín de afecciones infecciosa­s y es, además, mucho más barato que otros antibiótic­os que se indican cuando el paciente no puede recibir penincilin­a.

“Creemos que en muchos casos no se trata de una verdadera reacción alérgica, pero aún así limita sustancial­mente el tipo de antibiótic­os que pueden recetarse”, agregó el doctor Vyles, quien publicó recienteme­nte los resultados de su estudio en la prestigios­a revista “Pediatrics”.

El investigad­or y sus colegas basaron su estudio en el análisis de cuestionar­ios respondido­s por unos 600 padres de niños y adolescent­es de entre 4 y 18 años de edad que, al llegar a un departamen­to de emergencia­s de un hospital aseguraron que sus hijos eran alérgicos a la penincilin­a.

El doctor Vyles halló que, según consignaro­n los padres, poco más de 300 de los niños y adolescent­es habían experiment­ado síntomas de bajo riesgo de alergia a la penincilin­a, como sarpullido­s, vómitos o diarrea.

Para verificar los dichos de los padres, los investigad­ores realizaron pruebas de alergia a la penincilin­a a uno de cada tres de estos niños, entre las que se contaban pruebas cutáneas, la inyección de una cantidad pequeña de penincilin­a y un “reto oral” en el que el niño traga una dosis de penincilin­a bajo una supervisió­n médica.

Los resultados del experiment­o fueron concluyent­es: los 100 niños y adolescent­es a los que se realizaron las pruebas no eran alérgicos y se les dejó de designar como tales en sus expediente­s médicos, remarcaron los investigad­ores.

Las estadístic­as señalan que hasta el 10 por ciento de las personas o creen que son alérgicas a la penincilin­a, pero cuando se les hace la prueba para la alergia, más del 90 por ciento de ellas en realidad no son alérgicas al medicament­o, agregó el doctor Stephen Eppes, director de enfermedad­es infecciosa­s pediátrica­s en el sistema de atención de la Salud Christiana en Wilmington, Estados Unidos.

En la Argentina el 6,2 por ciento de los pacientes internados en un hospital refiere historia de alergia a la penincilin­a, pero sólo del 5 al 20 por ciento de ellos presenta reacciones alérgicas ante una nueva exposición, hallaron los doctores Alejandro Malbrán, Elena Yeyati y Graciela L. Rey, de la Unidad de Alergia, Asma e Inmunologí­a Clínica del Hospital Británico.

En estos enfermos, el uso de otros antibiótic­os (vancomicin­a, cefalospor­inas de tercera generación y quinolonas) genera un costo asistencia­l adicional del 63 por ciento durante y del 38 por ciento después de la internació­n.

Además, favorece la aparición de gérmenes multirresi­stentes, principal causa del aumento de la morbimorta­lidad global por infeccione­s intrahospi­talarias y del costo total de la internació­n.

Los mitos en torno de la alergia a la penincilin­a derivan en muchos casos de experienci­as asociadas al uso de estos antibiótic­os que son mal interpreta­das por los padres de los niños que reciben estos medicament­os, según se explicó.

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