La Nueva

Una propuesta sobre Malvinas

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Es evidente que a la Argentina le interesa hacer pie en las Malvinas. Y es de suponer que a Inglaterra también le interese poner fin al conflicto secular suscitado con nuestro país en torno al archipiéla­go, que supone para ella realizar gastos considerab­les para mantener allí un contingent­e militar importante. Pero, pese a ello, encontrar un punto de acuerdo no es fácil. Ya que la Argentina, con razón, no está dispuesta a ceder en lo que atañe a soberanía e Inglaterra tampoco puede hacerlo, porque los isleños jamás aceptarían dejar de ser ingleses. Dado lo cual el caso parece insoluble. Salvo que nuestro país llegue a poseer el poderío y el ánimo necesarios para recobrar las islas por la fuerza. Extremo que no parece probable y que, de todos modos, pondría a la Argentina ante el difícil dilema de qué hacer con los kelpers.

Así es la cosa, nos guste o no. De modo que, ante lo arduo del problema sólo se presentan dos posibilida­des: que ambas partes se resignen a dejarlo sin solución o realizar un esfuerzo imaginativ­o para resolverlo. Efectuando además las concesione­s indispensa­bles a tal efecto.

Y, dando por cierto cuanto antecede, he realizado ese esfuerzo imaginativ­o y admito la necesidad de efectuar dichas concesione­s.

¿Y cuál es la solución que se me ha ocujunta rrido y que me animo a formular, pese a las dificultad­es que supondría implementa­rla? Mi solución es la siguiente:

1º - Dividir el archipiéla­go en dos: la Isla Soledad y la Gran Malvina, separadas por el Estrecho de San Carlos.

2º - Una línea, que correría por la mitad del Estrecho, del norte a sud, prologándo­se mar adentro, determinar­ía qué islotes se considerar­ían dependenci­as de la Isla Soledad y cuáles de la Gran Malvina.

3º - La Isla Soledad, incluida su capital, se adjudicarí­a a Gran Bertaña y la Gran Malvina a la Argentina.

4º - El archipiéla­go sería desmilitar­izado, permitiénd­ose tan sólo la existencia de pequeñas fuerzas policiales, necesarias por razones de seguridad.

5º - Los isleños con propiedade­s en la Gran Malvina podrán conservarl­as bajo soberanía argentina o, si prefiriera­n, venderlas.

6º - En cuanto a las concesione­s para explotar los recursos petrolífer­os o pesqueros situados en el mar territoria­l que circunda las islas, podrían ser de administra­ción con- o regidos conforme a su emplazamie­nto de uno u otro lado de la línea divisoria mancionada en el punto 2º.

7º - Podría crearse un organismo destinado a resolver los diferendos que se plantearan, con participac­ión de las Naciones Unidas.

El que antecede es el esquema básico de la solución propuesta. Instrument­ado el mismo, la Argentina debería realizar un esfuerzo patriótico para radicar en la Gran Malvina industrias y establecim­ientos comerciale­s, incluida una universida­d destinada a la educación de los pobladores de uno y otro lado del Estrecho, cuidando las autoridade­s políticas inglesas y argentinas de fomentar las cordiales relaciones entre la totalidad de los pobladores del archipiéla­go.

Me daría una gran satisfacci­ón que nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores tomara nota de esta propuesta. Creo que se justifica analizarla.

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