Elecciones 2017.
siempre complicados primeros 18 meses de gestión y podría comenzar a cosechar los frutos de varios proyectos iniciados o a punto de comenzar.
Hasta ahora todo parece transcurrir viento en popa para el pigüense, que en enero próximo cumplirá 60 años: reunió la experiencia que no tenía al asumir en diciembre de 2015 y muy probablemente -si la economía nacional acompaña- volverá a ir en una boleta potente con Mauricio Macri como candidato a presidente y una cada vez más competitiva María Eugenia Vidal en la Provincia.
Los desafíos por delante no son pocos: disminuir la inseguridad, generar empleo, mejorar las cuentas municipales, cambiar algunos nombres en el gabinete, hacer una ciudad donde las diferencias sociales se acorten y concretar muchos de los proyectos que ya fueron anunciados.
Quizás esto último sea lo que termine impulsando la balanza a la hora de querer ir por la reelección, sobre todo porque pese al ajuste que se avecina en el país, Héctor Gay sabe que en los próximos meses comenzarán a evidenciarse varias obras de magnitud.
Las autopistas de la ruta 33 y Camino Sesquicentenario – El Cholo – Ruta 3 Sur, junto con la obra del Camino de Circunvalación entre Bosque Alto y el barrio Patagonia, la planta depuradora de líquidos cloacales Primera Cuenca y el acueducto del río Colorado, son algunas de los que aparecen en primer plano.
A estas deberán sumarse la puesta en funcionamiento de los parques eólicos, el posible anuncio de la megainversión de Dow, el tren Bahía – Vaca Muerta, la remodelación del eje Alsina –O’Higgins y Donado –Belgrano, más nuevas obras de pavimentación, repavimentación y paseos verdes.
Pero independientemente de su opinión, y por más que la ola amarilla amenace con repetirse de acá a dos años frente a una oposición desarticulada, hoy por hoy no asoma en las filas de Cambiemos a nivel local un candidato de peso capaz de reemplazarlo a la hora de encabezar una nueva campaña.
Es cierto, muchas cosas pueden pasar en el país, la provincia y la ciudad en los próximos 24 meses, pero a diferencia de estas elecciones legislativas, en 2019 los comicios por cargos ejecutivos ya no permitirán depositar todas las esperanzas en algún aspirante colgado del aluvión de votos que genera la polarización Macri – Cristina, sino en alguien con peso propio.