Firme avance del plan de mejoras habitacionales
“Nos emociona que la gente ya no nos pida bolsones de comida sino ladrillos para construir”, dice el subsecretario de Políticas Sociales. Buscan generar un fuerte cambio de conciencia en los sectores más vulnerables.
Más de 1.000 mejoras habitacionales en barrios en situaciones socioeconómicas desfavorables realizó este año la Municipalidad gracias al aporte de trabajadores sociales, voluntarios y vecinos.
Uno de los primeros pasos se dio en Villa Caracol durante el verano pasado, a partir de la iniciativa “Que ningún chico duerma en piso de tierra este invierno”, que apuntaba a que todas las casas con menores de edad se reconstruyeran a partir de un piso de material, con el objetivo elemental de evitar el frío y prevenir enfermedades.
Pero la meta no solo era mejorar las condiciones habitacionales sino generar un cambio cultural, tal como plantearon dos de los impulsores de la idea, Patricio Pañepi y Ezequiel Antonelli. Las reparaciones o directamente las nuevas construcciones no surgían por completo de donaciones o subsidios sino del propio esfuerzo de los beneficiarios.
Trabajadores de planes de empleos de la comuna recibían microcréditos para que levantaran sus viviendas con su dinero, ya que lo devolca, en cuotas sin interés. Ese mayor compromiso resultó luego en una mayor satisfacción, explican los trabajadores que día a día recorren los distintos territorios.
Como la mano de obra en esos barrios no escasea, se pudo avanzar con rapidez.
Además de prevenir enfermedades, en las casas de material también se pueden hacer habitaciones separadas para adultos y niños, así como proyectar los baños y, en un futuro cercano, la llegada de los servicios básicos.
La Secretaría de Políticas Sociales tomó nota del éxito de esa experiencia y comenzó a llevar el programa a otros sectores. Hoy las intervenciones abarcan a distintos puntos de la ciudad. Tierras Argentinas, Costa Blantura, Villa Talleres, 9 de Noviembre y sectores de Villa Harding Green figuran en el mapa de este plan, que se sostiene gracias a distintas líneas de créditos.
Aparte de los préstamos municipales también existe una línea de Cáritas, aunque los créditos que mayor éxito están teniendo son los que ofrece el Anses, que se otorgan a beneficiarios de distintas asignaciones como la AUH, pensiones y jubilaciones. La devolución se realiza a partir de descuentos del haber mensual.
“Trabajamos mucho para explicarle a la gente que lo importante no es pedir colchones cada vez que se inunda un barrio sino construir casas de material, a cierto nivel, para que no entre más el agua”, dice el subsecretario de Políticas Sociales, Ignacio Caspe.
“El cambio de mentalidad es el objetivo fundamental. La casa bien hecha es para muchos años y, además, cada chico que viva en una vivienda así, cuando sea grande no va a querer tener algo de menor calidad. A esta alvían nos emociona que la gente ya no nos pida bolsones de comida sino ladrillos para construir”, agrega.
En barrios como Villa Talleres ya hay calles donde se levantaron los pilares para que Edes instale la luz. La regularización de los servicios es clave y, en el caso de la electricidad, por ejemplo, también previene incendios en las viviendas precarias.
Parte de los materiales que se van distribuyendo en este plan se generan desde emprendimientos locales. La fábrica de bloques del Centro Comunitario de Spurr comenzó a aportar material para levantar paredes. Y ya se colocaron en distintas viviendas más de 20 ventanas elaboradas por internos de la cárcel de Villa Floresta.
La mayoría de los beneficiarios es impulsado a obtener un crédito para la mejora. La sensación de progresar con el esfuerzo propio es el objetivo central.