La Nueva

Análisis económico

- Pablo Wende

Si no sucede nada raro, la semana que viene deparará importante­s novedades para el Gobierno en el avance de “reformas estructura­les”. Es inminente el arribo al Congreso de los cambios en el sistema tributario, incluyendo algunas modificaci­ones de último momento en impuestos internos, y el jueves se terminaría de definir el nuevo pacto fiscal y régimen de coparticip­ación que firmarán Nación y provincias, definiendo el reparto de fondos para los próximos años. Además, también llegará la ley de mercado de capitales que se intentó aprobar el año pasado. Tendrá algunos agregados y un cambio de nombre, ya que será el proyecto de ley para el financiami­ento productivo.

Se trata de cambios muy esperados, que lo que buscan es darle mayor competitiv­idad a la economía argentina. Otra pata clave es la reforma laboral, pero que viene mucho más discutido. La cúpula sindical se mostró permeable a discutir algunos de los temas incluidos en el proyecto, pero sin tocar la ley de contrato de trabajo. Claramente será una negociació­n mucho más ardua, que demandará más tiempo y de seguro más concesione­s.

La reducción gradual de impuestos distorsivo­s es uno de los temas más sensibles.

Por eso el Gobierno anunció que avanzará con la eliminació­n en el plazo de cinco años, pero al mismo tiempo le pide a las provincias que avance en forma similar con la reducción de Ingresos Brutos y Sellos. Claro que no es momento para disminuir alegrement­e impuestos. Por eso se gravará directamen­te las ventas finales, con lo que los fiscos provincial­es se aseguran que no quedarán desMientra­s financiado­s.

Mauricio Macri escuchó en la gira por Nueva York que los inversores también están pendientes de los próximos pasos legislativ­os. Luego de las elecciones, quieren ver que exista el apoyo de la oposición para avanzar con estas esperadas reformas. No es casualidad que a los pocos días de la victoria legislativ­a, el propio presidente haya realizado una gran puesta en escena para contar los futuros pasos del Gobierno y la agenda de reformas que hay por delante.

Pero si bien existe una suerte de “operativo clamor” por avanzar con estos temas que durante tantos años estuvieron postergado­s, hay cuestiones mucho más urgentes en la agenda. Y el principal es sin duda qué pasará con el déficit fiscal y con el nivel de gasto público.

El propio Nicolás Dujovne reconoció que los cambios impositivo­s deben ser muy graduales a causa del gran déficit fiscal. “No podemos bajar impuestos más rápido, porque no podemos desfinanci­ar al Estado”, señaló ante los gobernador­es y también en declaracio­nes periodísti­cas.

El compromiso en esta etapa es, al menos, ponerle un tope al aumento del gasto. El Pacto Fiscal contiene, justamente, una cláusula para que tanto a nivel nacional como provincial y municipal las erogacione­s no crezcan por encima de la inflación. Esto mismo se busca además con el cambio en el cálculo de la movilidad jubilatori­a. “El haber jubilatori­o no ganará contra la inflación en los próximos años, pero tampoco perderá”, expresan desde Casa Rosada.

Pero para los planes oficiales es imprescind­ible que la jubilación deje de estar atada a los niveles de salarios y a la recaudació­n de la seguridad social, ya que en los próximos años se prevén aumentos que superen por varios puntos a la inflación.

El éxito en la tarea de poner esos topes es lo que permitiría que el gasto empiece a bajar gradualmen­te en relación al Productivo. Y de esa forma también podría empezar a disminuir la presión impositiva. “El problema que enfrenta el Gobierno es que el gasto se volvió muy inelástico, es difícil encontrar por dónde bajarlo”, razona el economista Pablo Santiago.

Por lo pronto, el ministerio de Hacienda decidió avanzar con un aumento tarifario que permitirá seguir reduciendo los subsidios. Y Macri ya les dijo a los gobernador­es que luego de 2019 desaparece­rán la totalidad de los subsidios que hoy favorecen a la ciudad y al conurbano bonaerense, en desmedro del resto del país.

Pero además, también se busca avanzar con una reducción del gasto de la política. Cada ministerio deberá hacer los deberes, por ejemplo, con claros ahorros a lo largo de 2018.

tanto, una parte del gasto es financiada con la recaudació­n de impuestos y otra parte con la colocación de deuda en los mercados local e internacio­nal. Pero todo el mundo, también el Gobierno, que se trata de un recurso que tiene patas cortas.

A lo sumo puede haber financiami­ento un par de años más. Pero si el déficit no empieza a bajar en forma decidida, aunque sea gradual, será muy difícil que los inversores quieran seguir poniendo plata en un país como la Argentina, defaultead­or serial.

La reducción gradual del gasto público y por ende del déficit será la gran prueba de fuego del 2018, mucho más que las reformas que están buscando implementa­r. El economista Carlos Melconian, expresiden­te del Nación y amigo de Macri, planteó que “en los primeros dos años de gobierno no se hizo nada en materia fiscal.

Veremos si ahora arrancan”. Se trata de la mejor definición de lo sucedido en los primeros dos años de Cambiemos y lo que más interrogan­tes genera entre los analistas e inversores, que todavía festejan el resultado del 22 de octubre.

La reducción gradual de impuestos distorsivo­s. Por eso el Gobierno anunció que avanzará con la eliminació­n en el plazo de cinco años. El Pacto Fiscal contiene una cláusula para que a nivel nacional, provincial y municipal las erogacione­s no crezcan sobre la inflación.

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