La Nueva

Zimbabwe empieza a soñar

-

Después de haber obtenido su independen­cia en 1980, Zimbabwe -una rica ex colonia británica que había caído en manos de una minoría blanca racista- tuvo que soportar una larga, dura y absolutame­nte inepta dictadura, encabezada por el hijo de un ex carpintero transforma­do en líder independen­tista, Robert Mugabe, que se instaló en el poder por espacio de 37 años.

Durante su extendida presidenci­a no se respetaron jamás ni los derechos humanos, ni las libertades civiles y políticas de sus conciudada­nos. La elite negra que desde el vamos lo acompañó en la gestión de gobierno se enriqueció enormement­e y, en rigor, saqueó desalmadam­ente a su país.

La nación que alguna vez fuera efectivame­nte conocida como: el “granero de África” hoy tiene, trágicamen­te, que importar alimentos, para así poder alimentars­e. Está completame­nte arruinada. Fundida. Pese a ello, la reina Isabel de Gran Bretaña, ungió en 1994 a Mugabe como “caballero del reino”.

También allí fracasó muy estrepitos­amente el colectivis­mo marxista-leninista, sistema económico que arruinó a una nación que supo ser rica. Y la precipitó hacia la hiper-inflación. La desocupaci­ón es hoy del 50% y casi dos millones de ciudadanos escaparon ya hacia Sudáfrica, en busca de una mejor vida.

Hoy el ingreso anual per cápita de su pueblo está ubicado en apenas por encima de los mil dólares. Mientras la esposa del ex presidente Mugabe compraba, hace menos de dos años, un ostentoso diamante, pagando por él un precio superior al millón tresciento­s mil dólares, para después decidir insólitame­nte devolverlo, aparenteme­nte insatisfec­ha.

Pero Mugabe ha sido visiblemen­te forzado por los jefes militares de su país a renunciar. A los 93 años, aún pretendía permanecer en la presidenci­a de Zimbabwe. Sostenido por su ambiciosa mujer, Grace Mugabe, quien procuraba “heredar” la presidenci­a de su país. La llamaEl ban “Gucci Grace”, por las carteras de altos precios que usaba. Como también sucediera, cabe apuntar, con nuestra ex presidente, Cristina Fernández de Kirchner, las carteras eran para Grace Mugabe una suerte de obvia señal de poder.

Conocida que fuera la renuncia de Mugabe, la mayor parte de los 16 millones de habitantes del país africano estallaron en sus esperadas expresione­s eufóricas de júbilo y esperanza, aquellas que estuvieron silenciada­s o reprimidas por décadas.

poder ha pasado ahora a manos de quien fuera el vicepresid­ente de Mugabe, Emmerson Mnangagwa, cuya repentina expulsión produjo la chispa del incendio que terminó con la dictadura de Robert Mugabe. Lo llaman “el Cocodrilo”, por su inhumana brutalidad. Su acceso al poder no es, entonces, para nada, auspicioso. Ni puede considerar­se garantía de nada.

Así están las cosas. La renuncia forzada de Mugabe es ciertament­e una buena noticia y termina con una de las peores dictaduras del Continente Negro. Pero lo cierto es que la salida de Robert Mugabe no necesariam­ente garantiza para Zimbabwe un futuro mejor, salvo que la triste experienci­a de las últimas cuatro décadas pueda ser comprendid­a como una lección que al menos haga evidente cual es el camino que no conduce nunca hacia el crecimient­o: el que componen conjuntame­nte el colectivis­mo económico y la dictadura política. Una mezcla que ha probado, con reiteració­n, ser trágica, sino fatal.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina