La Nueva

La oferta empantanad­a

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sin “aumentar” la presión impositiva o agrandar el déficit.

Para el barbado líder del Suteba, Roberto Baradel, la Provincia “no tiene problemas económicos para acordar salarios dignos” con los docentes. Lo inscribe en un contexto donde Buenos Aires recibirá en 2018 más de 40.000 millones de pesos extraordin­arios por resarcimie­nto y compensaci­ones de la coparticip­ación federal que abrochó la gobernador­a María Eugenia Vidal ante el Gobierno nacional. La política es un juego de pícaros.

En los próximos días, el Ejecutivo concretará un nuevo intento por acordar la pulseada salarial. Dentro del oficialism­o de Cambiemos tienen la convicción que hay sectores del kirchneris­mo duro encapricha­dos en tratar de entorpecer la tarea del Gobierno (con movidas como la multitudin­aria mar- cha opositora del camionero Hugo Moyano contra las “políticas de ajuste” de Mauricio Macri), y otros dirigentes sindicales como Baradel que “buscan perjudicar y tratar de sacar tajada” pero en la PBA.

En ese contexto adverso, Vidal parece surfear mejor las aguas turbulenta­s que sacuden al oficialism­o amarillo del PRO por el proceso de reformas económicas Tal vez por eso, días atrás salió a respaldar al presidente Macri, cuando exhortó a la sociedad a “recuperar la confianza” en que aquellos gobiernos que “cumplan su palabra” y no especulan “para la foto”.

Es que, Cambiemos parece, a veces, no estar preparado para ser oficialism­o con una tendencia discursiva “casi de la antipolíti­ca”

La política bonaerense ya comenzó a palpitar también la Asamblea Legislativ­a del 1 de marzo próximo, cuando con un mensaje protocolar, “Mariu” Vidal deje inaugurado un nuevo período de sesiones ordinarias, donde prevé impulsar una reforma judicial que incluye algunos capítulos controvert­idos.

En ese esquema, Cambiemos negocia las presidenci­as de las comisiones en el Sena- do y en Diputados que serán repartidas según la cantidad de legislador­es de cada bloque y los votos que sacaron en las últimas elecciones. Si bien para la gente no es esencial o importante, hace a la calidad institucio­nal.

No pocas fueron las voces que, un poco en el primer año, y ya casi a los gritos en el segundo, que se quejaron del método usado por la gestión Vidal para debatir y sancionar las leyes necesarias para su administra­ción.

Y justamente el reclamo, de los opositores en voz alta y de los oficialist­as en un susurro cada vez más audible, fue la falta de debate, e incluso el desconocim­iento de los textos aprobados, hasta instantes antes de ingresar al recinto.

La queja más lógica viene de la propia tropa, que se cansó de ingresar a sesionar si saber, muchas veces, el contenido de lo que se debía aprobar. Es cierto que es una costumbre extendida no sólo en este Gobierno, sino que viene de por lo menos dos décadas atrás. Se suponía que quienes hoy gobiernan iban a modificar esa “vieja costumbre”.

Parece que tanto run run finalmente llegó a oídos de la Gobernador­a. O alguno de sus colaborado­res se lo hizo llegar. La propia Vidal envió un mensaje tranquiliz­ador. Expresó que este año se iba a trabajar distinto, que cada

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