La Nueva

Pobreza: Macri apunta al 20% para 2019

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Más allá de las explicacio­nes más puntuales, puede concluirse que fue el crecimient­o de la economía lo que está detrás de la mejora de los indicadore­s sociales. El segundo semestre del año pasado mostró un crecimient­o de 3,9%, contra una caída de la pobreza de 4,6%. Esto significa que existe una alta correlació­n entre ambas variables. En este caso, por cada punto que se expande la actividad, la pobreza se reduce en 1,2 puntos.

Teniendo en cuenta esta evolución, en la Casa Rosada se entusiasma­n: de acuerdo la expansión del PBI esperada para este año y el que viene, la pobreza debería caer debajo del 20% hacia fin de 2019, es decir una vez completado el actual mandato de Mauricio Macri.

Pero eso sería suponer que tanto la creación de empleo como los salarios tendrán un comportami­ento similar en los próximos dos años. Ahí es donde arrancan las dudas. En relación a los salarios, será complicado que continúen ganándole a la infla- ción. Al menos en 2018 sería un logro que se mantengan en promedio parejos con la evolución de los precios. Incluso un dato llamativo es que fueron los sueldos que se pagan en el sector informal los que más subieron el año pasado, casi 32%, mientras que la suba de la canasta básica se ubicó en 26,8%. Sin embargo, con paritarias que se están cerrando con subas escalonada­s del 15% y cláusula de revisión hacia fin de año, es evidente que en general los ingresos estarán rezagados en relación a la evolución de la inflación, que se proyecta más cerca del 20%.

Es más, los saltos de precios del arranque del año segurament­e generarán un deterioro, al menos momentáneo, en los índices de pobreza de este primer semestre de 2018. En febrero la inflación fue de 2,4%, en marzo se habría ubicado arriba del 2% y en abril tiene un piso cercano a 2,2% por todos los aumentos de tarifas, en particular el gas.

Se puede ser más optimista con relación a la generación de empleo. El 2017 fue muy favorable en ese sentido, con más de 400.000 puestos creados, la mayoría en el sector privado. Por eso también se produjo una caída en el índice de desempleo. Algunos sectores muy dinámicos de la actividad son mano de obra intensivo y eso ayuda mucho, como el caso de la construcci­ón.

Pero aún con estos datos favorables, no son pocos los que alertan que no se trata de una tendencia tan genuia

Sabiendo que esta realidad responde a una situación estructura­l del país, el Gobierno decidió concentrar muchos esfuerzos en mejoras cualitativ­as para la población más postergada. Esto se nota con las obras que AYSA está llevando adelante en diversos partidos del Conurbano, lo mismo que los trabajos de pavimentac­ión e iluminació­n. No se trata de una mejora que ayuda para mejorar el índice de pobreza, pero actúa directamen­te sobre el bienestar social.

El crecimient­o económico es, por lo tanto, una condición necesaria aunque posiblemen­te no suficiente para la reducción de la pobreza. Tener una torta más grande para repartir, obvio, siempre ayuda. Sostener la expansión del Producto resulta imprescind­ible, además, para cumplir con la baja gradual del déficit fiscal y también para que la deuda no se dispare.

El 2018 será por demás desafiante no sólo para bajar la inflación y mantener el crecimient­o por segundo año consecutiv­o, sino también desde el punto de vista de mantener las mejoras incipiente­s de los indicadore­s sociales. Sería un enorme activo para el Gobierno, ya pensando además en la triple reelección que se busca a nivel nacional, pero también en la ciudad y en la Provincia de Buenos Aires.

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