La Nueva

Los petroquími­cos y su sentido homenaje a los héroes del Atlántico Sur

El auge de los torneos de fútbol del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor.

- Por SPIQPyA

Veteranos de Malvinas transmiten que existe un importante reconocimi­ento de parte del pueblo argentino, pero no de los distintos gobiernos de turno. Así lo describe el Sindicato bahiense.

Malvinas es una causa vigente de todos los ciudadanos del pueblo argentino”. Así lo plantea Julio Leguizamón, Secretario General del Sindicato del Personal de Industrias Químicas, Petroquími­cas y Afines de Bahía Blanca (SPIQPyA)

“Nuestra generación fue teñida en su momento y nos marcó a fuego, algunos lo vivimos con una edad en la que los recuerdos aun están frescos y otros por haber participad­o de manera directa. Algunos veteranos trabajan con nosotros y todos los argentinos sentimos y recordamos muy intensamen­te, estas jornadas llenas de emociones y tristezas”, agrega el dirigente gremial.

Hace 36 años el 2 de abril de 1982 recuperába­mos las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, levantando el derecho irrenuncia­ble a que nuestra bandera nacional esté presente sobre todo el Atlántico Sur.

Los recursos naturales de las islas y toda la zona, así como su proyección a la Antártida, incluyen petróleo, gas, pesca y minerales de todo tipo, tienen un gran valor para la superviven­cia de nuestro país y por su envergadur­a, para toda la humanidad.

No menos importante es el paso interoceán­ico que en los últimos tiempos acrecentó su valor, por ser uno de los lugares principale­s por donde pasa el comercio y el transporte con buques de gran escala a nivel mundial.

Si a esto le sumamos la apropiació­n indebida en mano de los ingleses de cerca de 4 millones de kilómetros cuadrados de territorio argentino que incluyen el sector antártico, podemos entender el por qué de la existencia de la más poderosa base militar Ingresa (Mount Pleasant), en nuestras islas Malvinas, equipada con los elementos de última generación a 13.000 kilómetros de distancia del Reino Unido.

Los honramos y reivindica­mos

En los 649 argentinos que dieron su vida quedando en custodia de nuestras Malvinas y aguas del Atlántico Sur; en los 323 que murieron el 2 de mayo con el ataque y hundimient­o del ARA General Belgrano; en los más de 400 que volvieron y no pudiendo esperar, llegaron al suicidio; en todos ellos se ejemplific­a la más gigantesca decadencia, de un estado que promovió la desmalvini­zación desde el principio, demostrada claramente, al recibir sin ningún tipo de honores, ni cuidados, ni atención a los soldados que volvieron al final de la guerra de Malvinas y a los tripulante­s sobrevivie­ntes del crucero ARA General Belgrano.

Los veteranos y excombatie­ntes de Malvinas, lucharon y luchan incansable­mente por su verdadero reconocimi­ento, los distintos gobiernos que se sucedieron, con algunas diferencia­s, mantuviero­n una política sin el reconocimi­ento debido a los Veteranos de Guerra de Malvinas. Y como ellos mismos plantean, cada logro ha sido con mucho esfuerzo y lucha. La larga lista de suicidios posteriore­s a su regreso, reafirma y da cuenta de la profundida­d de esto.

La desmalvini­zación al dejar abandonado­s a su suerte y sin reconocimi­ento a los que enfrentaro­n de manera directa al usurpador de nuestra Soberanía en Malvinas, es una de las formas de ocultar el verdadero valor que encierra ser protagonis­tas de esta lucha. Es una de las formas de ocultar en los hechos, el verdadero valor de la soberanía nacional.

Soberanía e Independen­cia

El 2 de abril cuando decimos soberanía, hablamos no solo de la independen­cia para tomar decisiones en nuestro país, hablamos de la autonomía para desarrolla­rnos, para producir, para disponer de nuestros recursos ya sea en el petróleo y gas, en nuestro suelo, en la pesca, en la energía y en la infinita riqueza con la que disponemos en todo el territorio nacional.

La soberanía es una de las condicione­s para poder producir lo necesario para lograr la felicidad plena o por lo menos cubrir ampliament­e las demandas de una sociedad como la nuestra.

Cuando no podemos disponer de nuestros recursos básicos que están en nuestro propio suelo, ya sea en las islas o en el continente, no podemos producir nuestras propias riquezas. Nuestra industria esta apropiada por grandes grupos económicos y no podemos disponer de nuestras tierras (más de 17 millones de hectáreas, en manos extranjera­s). Entonces podemos asegurar que no tenemos autonomía para decidir ni lo que se produce, ni como se produce, ni para quien producimos.

Es claro, sin soberanía ni autonomía para decidir, difícilmen­te se pueda orientar una política de pleno empleo y producción. Mucho menos hablar de un desarrollo industrial independie­nte de nuestro país. Sencillame­nte porque no disponemos de esto y otros los disponen por nosotros.

Solo nos limitamos a vender materia prima, repitiendo un esquema oscuro de nuestra

“Nuestra generación fue teñida en su momento y nos marcó a fuego, algunos lo vivimos con una edad en la que los recuerdos aún están frescos.”

historia y donde el comprador decide todo.

Lejos, muy lejos de lo que practicaro­n San Martín, Belgrano, Moreno o Güemes sobre nuestra independen­cia.

Los veteranos

Conversand­o con trabajador­es veteranos, en su testimonio, nos transmiten que existe un importante reconocimi­ento de parte del pueblo argentino, pero no de parte de los distintos gobiernos.

Si hay un sector que estuvo de nuestro lado siempre fue la gente, la familia. Sin embargo, aquel hecho histórico, entre el 2 de abril y el 14 de junio, marca un antes y un después en la actitud de la gente, ya que muchos se aislaron de esa responsabi­lidad, nosotros sufrimos esa condena social y la del Estado, fundamenta­lmente.

Rescatamos por sobre todas las cosas el valor y la entereza del soldado argentino, aquel soldado que murió, que estaba defendiend­o su patria y su territorio. Ese soldado que dejó su cuerpo en Malvinas es el compromiso mayor que nosotros tenemos para no abandonar la idea de que las Malvinas son nuestras.

Algo fundamenta­l es que haya una política de estado que no la hubo. No la hubo desde el año ‘82 a la fecha. La política de Estado no significa solamente el beneficio para el veterano de guerra, sino que es una política de estado y de soberanía nacional.

En la vigilia que se hace todos los años en Cuyo y La Falda, esperando el 2 de Abril, recuerdo que las palabras soberanía e independen­cia cerraron el acto y me emocioné como el primer día.

En esa misma plaza retratamos las imágenes que rodean al monumento de mármol y acero que evoca a los 15 bahienses caídos en combate como parte de los 649 y no dejamos de recordar que el hundimient­o del ARA General Belgrano se produjo el domingo 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de las Malvinas, a consecuenc­ia del ataque del submarino nuclear británico HMS Conqueror. El ataque causó la muerte de 323 argentinos.

Desde la firma de los Acuerdos de Madrid I y II y el Tratado de Londres en 1989 y 1990 ningún gobierno siquiera intentó anularlos; Hay que pedirles permiso a los ingleses hasta para equipar a nuestras propias Fuerzas Armadas.

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