Brasil. Lula desafió la decisión de la Justicia y negocia su entrega para ir a prisión
El exmandatario de Brasil, favorito de cara a las elecciones de octubre, se encuentra atrincherado en el Sindicato de Metalúrgicos de San Bernardo do Campos, cerca de San Pablo.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva desafío ayer una orden de un juez de ir a prisión para comenzar a cumplir una condena de 12 años por corrupción, y una fuente adelantó que sus abogados estaban negociando su entrega con la Policía Federal.
Otra fuente, vinculada al Partido de los Trabajadores, había adelantado que el líder izquierdista de 72 años no se entregaría, pese a una orden del juez Sergio Moro que le dio hasta las 17 de ayer para ir a prisión.
Una vez vencido ese plazo, Lula permanecía rodeado de colaboradores y aliados en la sede del sindicato de trabajadores siderúrgicos en San Bernardo do Campo, en el área metropolitana de San Pablo donde comenzó su carrera política.
La Policía Federal se negó a decir si intentarían detener por la fuerza al exmandatario, una medida que podría desencadenar intensos enfrentamientos con sus seguidores. Un portavoz del sindicato dijo que Lula estaba considerando sus opciones con los abogados.
Su equipo legal, que perdió un recurso de amparo de último minuto ante un alto tribunal, argumentó que no había agotado las apelaciones de procedimiento e insistió en que el caso busca sacar a Lula de la carrera presidencial que encabeza.
Los recursos intentados por su defensa fueron rechazados en concordancia con la decisión del Supremo Tribunal de Justicia (STJ), que el jueves en la madrugada le negó un pedido para que se le permitiera seguir en libertad mientras agotaba todas las instancias de apelación de la condena recibida.
Cientos de partidarios vesEl tidos de rojo llenaron las adyacencias al edificio sindical desde la noche del jueves y muchos permanecían allí en la tarde del viernes. Gritaban y daban desafiantes discursos calificando al caso como una “caza de brujas”. Una pancarta mostraba la cara sonriente de Lula en una máquina de votación electrónica.
El expresidente no se había dirigido a la multitud casi 24 horas después de haber llegado al edificio, aunque líderes sindicales dijeron previamente que hablaría ayer por la tarde.
El mismo sindicato de tra- bajadores metalúrgicos en los suburbios industriales de San Pablo le sirvió de plataforma de lanzamiento de su carrera política hace casi cuatro décadas, cuando lideró huelgas en todo el país que ayudaron a terminar con el gobierno militar de 1964-1985.
Lula fue condenado el año pasado por corrupción pasiva y lavado de dinero en un caso que involucra la cesión de un apartamento en un balneario del estado de Sao Pablo a cambio de contratos para una constructora con la petrolera Petrobras, empresa que está controlada por el Estado.
político ha negado ser dueño del departamento, así como haber cometido cualquier conducta impropia, y dice ser blanco de una persecución política para que no compita en la contienda.
El líder, favorito en las encuestas de intención de voto para la próxima elección presidencial de octubre, quedaría impedido de presentarse a cargos públicos al estar condenado por un tribunal colegiado.
Lula presidió Brasil en dos periodos entre 2003 y el 1 de enero de 2011, cuando dejó el poder con una aprobación de más de 80%.
Lula no es considerado un prófugo por la justicia, pese a no haber cumplido el plazo fijado por el juez Sergio Moro. Se entregaría pasado mañana.