La Nueva

Tarifas, déficit y la pelea de 2019

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La ofensiva de la oposición, y también dentro de la propia coalición de Cambiemos, volvió a instalar un debate que está presente desde el primer día del gobierno de Mauricio Macri: ¿gradualism­o o shock? El aumento de las facturas de luz, gas o agua para la zona metropolit­ana, luego de más de una década de congelamie­nto tiene como contracara una reducción de los subsidios, que en el peor momento llegaron a representa­r casi 5 puntos del PBI. Un esfuerzo fiscal enorme para beneficiar a sólo una porción de la población, en desmedro del resto.

Está fuera de discusión que el Gobierno optó por el gradualism­o a la hora de avanzar con la reducción del déficit fiscal. En los primeros dos años en realidad no hubo mejoras en los números fiscales y recién este año comenzaría a verse algún resultado más concreto.

La disminució­n del déficit primario este año llegaría 3,2% del Producto, pero lo más probable es que se opte por sobrecumpl­ir la meta, para que finalice incluso por debajo del 3%. Se trata además de enviarle una señal a los inversores relacionad­a con la austeridad en el gasto. Pero aún así el rojo sigue siendo muy alto, porque el aumento del pago de intereses de la deuda, que viene creciendo, ya se ubica en 2,2 puntos del PBI.

La reducción de los subsidios económicos es en realidad el “corazón” de lo que está haciendo el Gobierno en materia fiscal. Casi todo lo que se logrará este año en materia de reducción de déficit se consigue con ajuste tarifario, es decir disminució­n de subsidios. Por eso, se produce una situación extraña: la reducción del déficit fiscal se va dando en cámara lenta, pero la suba de tarifas es mucho más rápida, superando varias veces el incremento de los salarios desde que comenzó el proceso en 2016.

Este cuadro de situación explica por qué para el Gobierno el aumento de tarifas ya definido es innegociab­le. Apenas se aceptó un “aplanamien­to” para las facturas de los meses de invierno, aliviando temporalme­nte el peso tarifario en los meses de mayor consumo.

La idea es que los clientes paguen todo el año una factura similar si es que lo desea. Claro que esta facilidad poco tiene que ver con los proyectos de la oposición para volver a fojas cero con los aumentos.

Cualquier marcha atrás –interpreta­n en Casa Rosada- haría peligrar el plan de reducción de déficit fiscal. Obligaría, en todo caso, a buscar ajustes alternativ­os, algo que resultaría muy costoso políticame­nte y muy complejo a esta altura del año.

Una ofensiva legislativ­a que eventualme­nte obligue al Gobierno a modificar su esquema de aumentos tarifarios tendría además –evalúan en el oficialism­o- efectos muy negativos en la credibilid­ad del mercado. Por lo pronto, generaría un aumento del riesgo país, encarecien­do la emisión de deuda, un factor que debe ser considerad­o ante las amplias necesidade­s de financiami­ento del Estado.

Desde el ministerio de Hacienda aclaran, sin embargo, que el ajuste también lo hace la política, con un aumento del gasto en la mayoría de los ministerio­s que estará por debajo de la inflación. Y el Pacto Fiscal también obliga a las provincias a manejarse con austeridad. Las provincias en su conjunto ya no tendrán déficit el año que viene, aunque se trata de un promedio: algunos distritos son superavita­rios y otros continúan en rojo fiscal.

Para Mauricio Macri, evitar cualquier posibilida­d de dar marcha atrás en el ajuste tarifario es fundamenta­l para sostener la reactivaci­ón económica. Retrotraer los

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