La importancia de cada minuto ante un derrame de hidrocarburos
En el sitio 11 de Puerto Galván, un equipo siempre está listo para contener accidentes con combustibles en el estuario. Además, desde este año también rescata animales marinos.
Como en cada ámbito laboral, en el puerto local la posibilidad de que ocurran accidentes existe. En este caso, los accidentes a la hora de abastecer de combustible a las distintas embarcaciones que operan en el estuario bahiense implican derrames que afectan al medioambiente.
Es por eso que, desde hace poco más de 15 años y como consecuencia de dos grandes episodios que prendieron la luz roja en el puerto, un equipo de más de diez personas y numerosas embarcaciones se encuentra siempre listo para dar respuesta ante los inesperados percances.
Se trata del Centro de Defensa Ambiental, perteneciente a la empresa Lanchas del Sur S.A. Y emplazado en el sitio 11 de Puerto Galván.
“Estar en un lugar tan cercano al agua nos favorece porque el tiempo de respuesta es esencial, cuando uno pierde minutos --o hasta segundos-- ante un derrame de hidrocarburos en el agua, la contención se hace más complicada”, explicó el responsable de la firma, Alberto Bozzetti.
Según cuenta, se trata del centro de defensa ambiental más importante del país, afirmación que no resulta descabe- llada al ver sus galpones abarrotados de equipamiento de rescate, compuesto entre otras cosas por barreras de diversos tipos y tamaños.
Además de ser el centro encargado de dar respuesta ante cualquier derrame marítimo o terrestre en los muelles locales, por la vía terrestre también actúa hasta la provincia de Neuquén.
“Luego de un derrame muy importante en 2001 en Puerto Galván, autoridades portuarias como Prefectura y el Consorcio, más las distintas terminales, hicieron eco de la ordenanza 8-98 de PNA y desde ese entonces se exige que cualquier nave que opere con hidrocarburos tenga su prevención”, añadió Bozzetti.
Es por eso que el equipo no actúa solo ante un derrame ya producido, sino que siempre actúa de manera preventiva.
“Por ejemplo acá enfrente, en el sitio 6 de Galván se carga la mayoría del combustible del puerto, una embarcación les da combustible a todos los barcos que entren al mismo y necesiten cargar”.
En los sitios que no son paralelos a la corriente marina, la respuesta inmediata del equipo de defensa ambiental logra reducir el daño en más de un 80%. El titular de Lanchas del Sur explicó que gracias a los controles cada año más estrictos los números de derrames han disminuido considerablemente, que en la mayoría de los casos se dan por errores humanos, aunque también puede ser por cuestiones climáticas adversas o desperfectos mecánicos; y que en lo que va del año, en el puerto local se registró un solo incidente, que fue terrestre y no llegó al agua del estuario.
“Ante un derrame, que puede ser de distintos tipos de combustible, cada terminal portuaria tiene su propio Planacon (Plan Nacional de Contingencias). El aviso es inmediato, tanto a Prefectura como a nosotros. El 80% de nuestro equipamiento está en nuestra base de operaciones, pero también tenemos contenedores en cada terminal, para ganar tiempo”.
“Una vez que llegan nuestras lanchas al lugar del derrame, se lo contiene con barreras –-los hidrocarburos flotan y no escapan de las mismas-- y se lo dirige a la que se denomina zona de sacrificio. Las lanchas van con un pontón –-una plataforma flotante--, dentro del cual tenemos un piletón llamado fast tank en el que se coloca todo el hidrocarburo succionado mediante una manguera”, detalló el presidente de la Cámara Porutaria y Marítima.
“Es importante elegir bien la zona de sacrificio, hay que actuar con sentido común y alejar siempre los hidrocarburos del frente del estuario, que está en su totalidad catalogado como reserva natural. Cuando la zona está mal elegida o en malas condiciones, estás haciendo un daño donde no corresponde”, concluyó. También fauna marina
En el mismo sitio 11 de Galván, a pocos metros del CDA se encuentra la recientemente inaugurada Estación de Rescate de Fauna Marina, bautizada “Guillermo 'Indio' Fidalgo”, en homenaje al recordado periodista y guardaparques de nuestra ciudad.
“No hay ningún hecho de derrame que no repercuta para mal en la fauna marina. Por eso nosotros desde la empresa, por sensibilidad, por sentimiento, siempre actuábamos tratando de hacer lo mejor posible dentro de nuestro alcance para rescatar a los animales afectados”, comentó Bozzetti.
Pero desde hace unos meses, y gracias al aporte del Consorcio de Gestión del Puerto, al deseo de hacer las cosas bien se le sumó la infraestructura, la formalidad y el trabajo de los profesionales.
Hoy la Estación de Rescate, formalmente inaugurada hace apenas dos semanas, trabaja de manera asociada con guardaparques, biólogos y veterinarios, además de una capacitación que se está recibiendo de la Fundación Mundo Marino, de San Clemente del Tuyú.
“Trabajamos exclusivamente con fauna marina, las especies con las que trabajamos dependen de la estación del año. Hace poco tuvimos temporada de migración de pingüinos que van de Península Valdés a Brasil y en la misma se desviaron 18, que fueron los que terminamos recibiendo”, explicó la guardaparques Lucrecia Díaz, encargada del lugar.
“También encontramos otras especies que por cuestiones sanitarias o falta de alimentos llegan con bajo peso. En una plaza de Bahía apareció un flamenco, en Monte otro que no se podía parar, también un cisne de cuello negro, un cisne coscoroba, una garza mora que apareció en Puerto Rosales, gaviotas, un biguá, etcétera”, agregó.
“La realidad es que hacía muchos años que teníamos la necesidad de contar con un lugar como este, donde centralizamos todo. Antes era todo a pulmón, los atendíamos en nuestras casas, en el espacio de un colega, en la Prefectura de Monte Hermoso. Ahora la gente nos llama, nosotros los vamos a buscar y los traemos para acá”.
El tiempo de recuperación de cada ejemplar depende de muchos factores, entre otros la especie y el problema con el que llegó a la estación de rescate.
“No hemos recibido animales enfermos, sino con bajo peso, lo que desencadena deshidratación, hipotermia y otros males. Llegan en una especie de shock, pueden tener cargar parasitaria, pero siempre como consecuencia de la falta de alimento. Por ejemplo cuando el animal se deja agarrar fácilmente es porque se dejó morir, en su proceso biológico ya se siente muerto”.
Los animales autóctonos del estuario de Bahía Blanca son liberados allí sin problemas. Otros, en cambio, requieren de operativos más complejos. “Los pingüinos usan esta área únicamente como área de migración, no entran al estuario, solo pasan por afuera, recién a la altura de los bancos de Tejada se acercan a la costa. Por eso no los podemos liberar acá, ni liberarlos en grupos menores a 10 ejemplares, por lo que o bien los rehabilitados y cuidamos hasta que lleguen a 10, o los sumamos a otro grupo, que el último verano fue el de la fundación de Mundo Marino, y los liberamos a todos juntos”, detalló Díaz.
Leandro Bozzetti (uno de los representantes técnicos de Lanchas del Sur) y Lucrecia Díaz (guardaparques y encargada de la Estación de Rescate de Fauna Marina).