La Nueva

Monumento a Rivadavia: el bronce y el olvido

Pese a ocupar el punto central de la plaza homónima, la estatua del primer presidente no recibe homenajes.

- Mario Minervino mminervino@lanueva.com

ahía Blanca es de las contadas ciudades de nuestro país que tiene el centro de su plaza principal asignada a un monumento a la memoria de Bernardino Rivadavia.

Debe eso a que quien fuera el primer presidente de la Nación fue también el primero en sugerir la importanci­a

Bde establecer una población en Bahía Blanca, idea planteada en 1823 y que luego llevara a la realidad el gobernador Manuel Dorrego.

El reconocimi­ento a esa propuesta está reflejado en el nombre asignado a la plaza y a la biblioteca, así como la decisión de destinar el centro del paseo a un monumento en su nombre.

Planteada su ejecución en 1908, hubo que esperar 40 años hasta su inauguraci­ón.

Los pasos

Dos concursos hubo para la obra. El primero en 1908, se haría con fondos municipale­s, el segundo en 1929, con recursos de nación. Ambas compulsas fueron declaradas desiertas, aunque en el segundo caso se logró un camino alternativ­o, invitando a los autores de los tres trabajos más relevantes a mejorar sus propuestas.

De esa segunda vuelta surgió la obra del escultor Luis Rovatti. Financiado por el estado nacional, hubo que esperar seis años hasta recibir la primera remesa de dinero que permitió iniciar los tra- bajos propuestos.

El orden

La obra aparece organizada a partir de un basamento de hormigón, revestido en mármol travertino.

Dos de sus laterales presentan monumental­es figuras realizadas en piedra travertina, dos cariátides, de un lado, dos atlantes, en el opuesto.

En las otras dos caras se ubican dos bloques sobresalid­os, donde se ubican dos conjuntos escultóric­os de bronce: la figura de Rivadavia --de pie, con un pergamino en su mano y vestido con un pesado sobretodo-- y una mujer con un niño desnudo, La Beneficenc­ia, que evoca una de las aportes sociales más destacados del gobierno de Rivadavia.

En la parte superior se ubica "La ofrenda", una estatua de bronce de cinco metros de alto, que muestra a una mujer caminando, con su pie derecho delante, con el viento llevando su cabello a una particular forma, y una capa que se despega de su cuerpo.

En la mano, un caracol. Esta mujer reemplazó a la propuesta inicial de Rovatti, que propuso a un hombre, con uno de sus piernas flexionada, y levantando una antorcha con su mano derecha.

El acto

Un palco colmado y unas 500 personas en la plaza acompañaro­n el 19 de julio de 1946 al gobernador Domigo Mercante cuando inauguró el monumento.

Entre ellos el comisionad­o municipal, Julio César Avanza, y una nutrida comitiva de diputados llegada desde la Capital Federal, en la cual se destacaba Héctor Cámpora, futuro presidente de la Nación.

Inaugurada la obra, que incluso estuvo en riesgo de no concretars­e por una propuesta de mudar a ese lugar la estatua de José de San Martín del parque de Mayo, Rivadavia pasó al olvido.

Más allá del lugar que ocupa, pocas veces se le rinde homenaje, siendo una figura que no es de las mejor considerad­as en nuestra controvert­ida historia nacional.

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