Caso Perín: volvería a prisión por el asesinato de su marido
La Corte Suprema rechazó un recurso y dejó virtualmente firme la perpetua de Marta Fernández, acusada de armar un complot para matar al empresario Osvaldo Perín en 1991.
Cuando se dice que los tiempos de la justicia son lentos, basta con recorrer la causa por el asesinato del empresario bahiense Osvaldo Luis Perín para ratificarlo.
Recién casi 30 años después del hecho quedaría firme la condena a prisión perpetua contra Marta Josefa Fernández, acusada de organizar un complot y pagar para matar a su marido.
Y de no prosperar un último intento de su defensor, Gustavo Avellaneda, la mujer deberá volver a prisión a cumplir el resto de la pena.
Fernández estuvo unos 10 años en la cárcel -casi toda la década del '90-, aunque favorecida por la ex ley del "2x1" -vigente para ese momento y hoy derogada- habría cumplido más de 15 años.
Le quedarían otros 4 o 5 para obtener la libertad condicional y unos 10 para cumplir, aunque como tiene 67 años de edad, a los 70 podría recibir el arresto domiciliario.
La Corte, con los votos de Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Elena Highton de Nolasco, rechazó en los últimos días una queja planteada por la defensa contra un fallo de la Suprema Corte bonaerense, que había considerado inadmisible un recurso extraordinario para atacar la sentencia.
Dos juicios, igual final
La muerte a tiros de Oshijos valdo Perín, consumada el 18 de marzo de 1991 en las oficinas de la empresa de seguros Omega, en la avenida Colón 380, fue uno de los hechos policiales más resonantes de la historia delictiva local, ya que la justicia logró probar que la viuda en- cargó el delito por promesa de pago.
Además de Fernández, Julio Vicente Coronel y Luis Alberto Espinoza Gutiérrez fueron sentenciados a prisión perpetua, el 28 de octubre de 1992, por el homicidio calificado. Perín -padre de 4 con Fernández- recibió dos tiros, uno en la cara y otro en el tórax.
Elio Frederic Rodríguez recibió 5 años de cárcel por participar solo en el robo agravado con que se pretendió encubrir el pacto.
Durante el juicio, Espinoza y Rodríguez negaron el complot ideado por la viuda y confesaron que habían ingerido drogas antes del hecho. El primero, además, se adjudicó la planificación del robo y la ejecución de Perín.
El fallo de la Cámara local fue apelado y la Suprema Corte lo anuló porque se incorporó como prueba de cargo la confesión de un coprocesado ante el juez de primera instancia, que luego rectificó en el debate.
En 1998 se hizo un segundo juicio para Fernández y Coronel, y se llegó a la misma resolución. Coronel admitió haber sido quien condujo el auto con que los homicidas arribaron al lugar del hecho.