De la Serna regresa a la televisión en el rol protagónico de “El lobista”
“Matías Franco fue un servicio de inteligencia y tiene muchos contactos en el mundo empresarial, en el poder legislativo y también conoce a jueces”, comentó el actor.
Rodrigo de la Serna protagoniza El lobista, la miniserie escrita por Patricio Vega, con dirección de Daniel Barone, que se estrenará el próximo miércoles a las 22.45 por la pantalla de El Trece, donde encarna a un manipulador vinculado al poder, capaz de generar negocios lucrativos sin medir consecuencias.
La coproducción de 10 episodios fue realizada entre ese canal, TNT, Cablevisión y Polka para narrar la vida y amores de un "gestor de intereses y negocios" en favor de particulares, empresas y corporaciones, muy vinculado al po- der de turno.
El elenco se completa con Darío Grandinetti como el oscuro pastor Elián Ospina, líder de la Iglesia de la Sagrada Revelación, quien usará las influencias del lobista para "lavar" su fortuna proveniente de los "aportes solidarios" y Leticia Brédice, gestora en eterna competencia con el personaje principal.
La bella Julieta Nair Calvo, una actriz que fue una revelación en Las estrellas vivirá su romance con el protagonista desde su rol de una fotógrafa noble y con agallas, un papel que contrasta con la oscuridad del tono narrativo del envío.
Los actores Alberto Ajaka y Luis Machín completan el reparto de una serie a la que De la Serna describe como "una ficción que se aparta un poco de esa lógica dogmatizante que indica que en la historia cada cinco minutos debe pasar algo y en cambio propone un argumento pero también una escucha, una atención especial del espectador para con el hilo argumental, algo que hoy considero valioso".
--¿Cómo es su personaje? --Matías Franco es un lobista, para decirlo elegantemente "un facilitador de negocios", lo que en la calle comúnmente se conoce como "un garca". Como buen psicópata seduce, como sucede con esta clase de tipos. Son simpáticos y consiguen generar empatía, tiene un pragmatismo voluptuoso. Se trata de un psicópata a quien lo excita más generar dinero y sentirse poderoso, que ponerse a contar billetes. Fue un servicio de inteligencia y tiene muchos contactos en el mundo empresarial, en el poder legislativo y también conoce a jueces. Pero sobre todo maneja la mecánica de estos poderes y opera siempre en beneficio de su bolsillo. Su tarea es facilitar negocios y cuando no hay operaciones disponibles para concretar, él genera los intereses para que de alguna manera se logren.
--¿Qué le atrajo del rol?
--Es rico para interpretar e implica una oportunidad para acceder a un mundo que todos intuimos, pero no sabemos bien cómo se articula. No se trata de un programa de denuncia, sino de una narración policial, con suspenso y acción que permite abrir un poco la puerta y ver las cuestiones responsables de la concreción de negocios. Después, cada uno verá qué le parece Matías Franco: como actor no soy quién para juzgar un rol, porque cuando uno empieza a moralizar los papeles, pierde la posibilidad de encarnarlos como corresponde, es decir hacerlo desde su psicología, su accionar, con sus vicios y virtudes.
--¿Es una propuesta distinta?
--Se corre de la ficción común. Por ahí estamos muy dogmatizados o pedagogiza- dos al ver estas ficciones donde cada cinco minutos debe ocurrir algo. Percibo como un nivel de lobotomización general.
--¿Qué piensa de Netflix? --Tiene productos con diversidad, pero con un modo de consumo obsesivo. Hoy, hasta nosotros mismos nos proponemos como mercancía de consumo en las redes sociales, es un horror. La industria cultural se impone a veces de manera poco interesante en relación a las humanidades en particular, pero siempre hay excepciones.
--El consumo de televisión también cambia.
--Sí. El cine resulta cada vez más difícil de producir, sobreviven las grandes pelis de la industria y con el streaming también empezaron a mermar porque todo se vuelca hacia esa dirección.