Después del acuerdo con China, el sector de la carne se prepara para subir sus ventas.
Desde el IPCVA estiman superar las 130 mil toneladas hacia China. Japón también comprará en el mercado argentino, llevándose cortes de calidad.
La firma de los protocolos para que nuestro país pueda exportar carne bovina a China fue recibida con bombos y platillos por el sector cárnico y el gobierno argentinos, tanto por los beneficios económicos que pueda significar como por el crecimiento que ello signifique en los envíos de la producción nacional hacia aquel destino.
Hasta el momento, Argentina vendía a China casi exclusivamente brazuelo y garrón -los dos cortes más demandados por los importadores chinos- en la categoría carne congelada sin hueso. Sin embargo, después del acuerdo de la semana pasada, también incorpo- rarán carne enfriada, con y sin hueso, y congelada con hueso, además de productos pancreáticos para uso industrial.
Esos cortes representaban el 50% de las exportaciones totales de carne argentina. Pero se espera que con la incorporación del resto, ese índice trepe a cerca del 80%.
Los números son por demás elocuentes: la participación de China en las exportaciones de carne bovina de la Argentina pasó de un 1% en 2012, a 15% en 2014, 35% en 2016 y 46% en 2017.
La proyección global también es para destacar: las importaciones chinas de carne bovina crecieron un 47% en los últimos dos años, pasando de 467 mil toneladas en 2015 a 690 mil en 2017: los valores pasaron de 2.270 millones de dólares en 2015 a cerca de 3.000 millones el último año.
Argentina es el cuarto proveedor en volumen, con unas 96.000 toneladas de cortes desosados y congelados por algo más de 400 millones de dólares.
Para el consejero titular del IPCVA en representación de CRA, el bahiense Jorge Grimberg, este nuevo desembarco argentino en China será más que positivo para el sector ganadero nacional y para la industria de la carne.
“Hasta ahora les vendíamos carne sin hueso congelada, pero el nuevo convenio incluye congelada con hueso y refrigerada. En este último caso, todavía estamos en cierta desventaja con países como Australia y Nueva Zelanda, ya que debemos enviarla por avión, lo que encarece mucho los costos”, señaló.
Las expectativas son por demás fundadas. En los últimos años, las exportaciones de carne bovina argentina a China han crecido en forma exponencial: en 2012, se despacharon 759 toneladas; en 2013, 11 mil toneladas; en 2014, 21 mil; en 2015, 41 mil; en 2016, 55 mil; y en 2017, casi 100 mil. Para 2018, se espera superar las 130 mil toneladas, después de que en el primer trimestre se enviaran 34 mil toneladas. Además, al comenzar la exportación de carne con hueso, los tonelajes también se dispararán.
Las estimaciones del IPCVA señalan que del 48% que representa ese país hoy para la exportación nacional de carne bovina, en pocos meses se espera subir otros 30 puntos porcentuales en esa relación. Y si a eso se le suman los resultados de un estudio del propio instituto, que señala que los chinos pasarán de 4 kilos de consumo de carne vacuna por año a 8 kilos en 2027, los números cierran por todos lados.
“No es un dato menor, dado que se trata de un mercado de más de 1.300 millones de habitantes que no se autoabastece. La posibilidad de venta es muy buena y parece no tener techo”, reconoció Grimberg.
Además, al mercado internacional volvió a entrar Rusia, un país importador que compra los mismos cortes que China y permitirá que los precios internacionales tengan un piso al menos interesante.
Al ingreso argentino de la carne con hueso en China se sumará, en no más de tres semanas, el Imperio del Sol Naciente. También se firmó un convenio con el gobierno de Japón para la compra de carne bovina y ovina que se encuentre por debajo de la ba- rrera sanitaria del río Colorado; es decir, libre de aftosa sin vacunación, y con deterwagyu minados requisitos como que el animal sea negro y al momento de faena pese entre 700 y 800 kilos, por ejemplo.
En contrapartida, Japón exportará carne de kobe o (con aproximadamente 40% de grasa intersticial).