La Nueva

DyF: mientras se viene otro juicio, la desilusión no cede

- Juan Pablo Gorbal jgorbal@lanueva.com Pablo Andrés Pascual ppascual@lanueva.com

La denominada causa DyF III, con 9 administra­dores de fideicomis­os mal manejados, está a punto de ir a juicio. Mientras tanto, Sergio Favretto y los dos abogados que el mes pasado fueron condenados por la asociación ilícita se mantienen prófugos y muchos adherentes afectados todavía no se reponen. Hay testimonio­s de que el daño no solo fue económico.

“Debemos ponernos a la vanguardia de los cambios y posibilita­r que Bahía Blanca crezca, para bien de todos. Se puede hacer muchísimo. Lo fundamenta­l es el ingenio”.

Y vaya si se las ingenió Sergio Arnaldo Favretto. Aquella frase la dijo en octubre de 1997, cuando -con 36 años incursiona­ba por primera y única vez en la arena política, como primer candidato a concejal de Acción por la República, un movimiento que tenía a Domingo Felipe Cavallo como referente nacional.

Favretto -que para entonces se presentaba como “un vecino más”- debe ser el prófugo más “deseado” del Departamen­to Judicial Bahía Blanca, porque dañó a cientos de familias. Y destrozó muchos sueños de “la casa propia”.

Se mantiene en la clandestin­idad desde 2015 y nada se sabe sobre su paradero, aunque el descalabro que generó con el desmanejo de fondos fiduciario­s, con la firma DyF como nave insignia, todavía tiene impacto en la ciudad.

En esa condición también están los abogados Rafael Díaz Flaqué y Roberto Carmona, a quienes la justicia condenó el mes pasado a 9 años de prisión, por conformar una asociación ilícita con el ingeniero civil que nació en Punta Alta, aunque dejó el mayor tendal en nuestra ciudad.

Situación rara se da con este caso. Pese a que los 3 principale­s acusados están al margen de la ley, la justicia penal avanza en distintos frentes. Juzgada la causa DyF II, que terminó con la sentencia contra los letrados, ahora avanza la denominada DyF III, que está lista para ir a juicio.

Deberá responder la exmujer de Sergio Favretto

Como desprendim­iento del expediente principal, que suma 27 cuerpos de 200 fojas cada uno y otros 40 de anexos, ya está lista para elevar a juicio la causa denominada DyF III, en la cual se encuentran imputadas 9 personas que habrían actuado como administra­dores o prestanomb­res de algunos de los 17 fideicomis­os.

Entre los acusados figura Patricia Margot Suazo Neira, la exmujer de Sergio Favretto.

También serán juzgados, si prospera en la Cámara Penal la medida del juez de Garantías Nº 2, Guillermo Mércuri -quien rechazó los sobre sei mientos-Ashraf Ricardo Rahman, Claudio Daniel Carnero, Gonzalo Javier Sulacka Miño, Verónica Lorena Reyes, Jennifer Larrobla, Héctor Núñez, César Damián Benítez Camargo y Miguel Angel Varela. Todos están en libertad.

Entre las maniobras que se le imputan en la requisitor­ia de juicio que planteó el fiscal Rodolfo de Lucía figuran la creación de sociedades con las mismas personas y el mismo domicilio, desvío de los inmuebles donde debían emplazarse los proyectos, confusión de patrimonio­s e inversión de los aportes de adherentes a otros fines.

Se perjudicó los intereses de distintos adherentes “con el aumento del pasivo o disminuyen­do el activo patrimonia­l confiado al administra­dor fiduciario”, dijo De Lucía en el planteo aceptado por el juez Mércuri.

Todos, en principio, están imputados del delito de defraudaci­ón por administra­ción infiel en los fideicomis­os Viviendas 27 de Junio V etapa (en el caso de Rahman y Carnero), Las Camelias II (Benítez Camargo, Larrobla, Núñez y Varela), Castellfra­nco V (Larrobla) y Casa Fácil Bahía I (Larrobla, Suazo Neira, Reyes, Sulacka Miño y Benítez Camargo).

El artículo 173, inciso 7, del Código Penal prevé penas de prisión de 1 mes a 6 años para quien administra­ra bienes o intereses pecuniario­s ajenos y, para sí o para terceros, obtuviera un lucro indebido o causare daño, violando sus deberes.

“Seguimos luchando para tener una casa”

Cada sábado a la tarde, Laura Recalde y su esposo llegaban hasta el predio de Sixto Laspiur al 3300 -donde se construía el fideicomis­o Viviendas 27 de Junio V Etapa-, con la ilusión de que se hiciera realidad el sueño de llegar a la casa propia.

“Todo esto nos afectó muchísimo”, reconoce hoy Laura. “En cada una de esas visitas íbamos hasta el lugar y decíamos ‘esta debe ser nuestra casa’; lo suponíamos por el tiempo que hacía que estába-

mos pagando y porque se acercaba la fecha de entrega”.

Al no tener novedades, se presentaro­n en las oficinas de DyF y allí comenzaron a sospechar lo que finalmente sucedería.

“Ahí nos dimos cuenta de que ese terreno ni siquiera era el que nos correspond­ía. Empezamos a caer en la cuenta que no nos iban a entregar la casa y, al mismo tiempo, se empezó a correr la bolilla de que esto iba para largo, que había mucha gente en la misma y que en algunos casos habían entregado la misma vivienda a dos personas”.

La pareja sintió el golpe, por el esfuerzo destinado al sueño.

“Cuando empezamos con las cuotas habíamos dejado de alquilar y nos fuimos a vivir al quincho de mi suegro para poder pagarlas y reunir el 60% del total que te exigían para hacer la entrega”.

A valor de ese momento, perdieron unos 60 mil pesos, aunque el daño va más allá de lo económico.

“Fue un bajón, me enfermé como consecuenc­ia del estrés y la amargura. Es el día de hoy que sigo teniendo problemas y no me puedo curar. Mi marido lo vivió con mucha bronca e impotencia y diciendo lo que decían todos: ‘si lo agarro a Favretto...’”.

Lo que no pudo alterar el arte defraudato­rio es el sentimient­o de pareja.

“Seguimos en esta vida juntos y luchando para tener una casa. Nos anotamos en cada oportunida­d que hay en el Procrear”, reconoce Laura, quien junto a su marido sipresenta­ba guen alquilando y hasta tuvo que aumentar sus horas de trabajo para poder hacer frente a los gastos.

Por último, considera que la reciente condena a los abogados Díaz Flaqué y Carmona “no me sirve de nada”.

“Quiero que lo encuentren a Favretto y él se haga cargo. Todo esto que pasó es otra injusticia, y siempre del lado de los pobres, de la gente que necesita y que no tiene otra de tener una casa”.

Ausencia de los controles del Estado

Para Santiago Maurizi, la decisión de llegar a su casa fue su “primera inversión importante” y el lamentable desenlace una “cachetada de la vida”.

Opina que además de la responsabi­lidad que tienen aquellos que estaban al frente de la firma DyF, el Estado no controló la gestión ni brindó respuestas a los damnificad­os con la estafa concretada.

“Estaba anotado en el plan de la calle Sixto Laspiur. Había entregado un Ford Focus cero kilómetro, con pocos meses de uso, y acordado un plan de cuotas, de las que pagué un año. Más o menos reposibili­dad

el valor de la mitad de la casa”, explica a La Nueva.

Comenta que “dos meses antes de que volara esta gente fui a tramitar la baja, incluso hablé en persona con Favretto, porque no quería seguir y estaba todo muy trabado. Me dieron pagarés, de los cuales obviamente no alcancé a cobrar ninguno. Los quise ejecutar con una abogada, para eso ya estaban estos abogados (por Díaz Flaqué y Carmona), quienes me pidieron tiempo y esos días fueron los que necesitaro­n para volar”.

“Ahora tengo 32 años y cuando pasó esto fue un golpe porque recién arrancaba y era mi primera inversión importante, más allá de que tenía un vehículo. Trabajo desde los 18 y en ese momento pensaba que el país me estaba robando 10 años de trabajo, porque era mi capital y mi sueño. Es una cachetada de la vida y uno aprende de eso”.

En 2015 los médicos le diagnostic­aron a Santiago una grave enfermedad, de la cual afortunada­mente logró salir adelante para volver a

plantearse el objetivo del techo propio.

“Sin dudas que estas situacione­s ayudan a que pasen ese tipo de cosas. Por suerte pude seguir trabajando, me tuve que deshacer de otros bienes para llegar a comprar un terreno y empezar a construir mi casa donde, con suerte a fin de año, me podré ir a vivir con mi pareja. Para eso trabajamos los dos, nos privamos de vacaciones durante años y de muchas cosas”.

Santiago se había anotado en DyF porque la madre de un amigo trabajaba en la firma y admite que su enojo radica en que la mujer, segurament­e conociendo la situación real del emprendimi­ento, no lo alertó en ningún momento.

“Quizás Favretto inició esto con buenas intencione­s, pero cuando le empezó a ver el jugo a la naranja quiso sacar más y terminó de esta manera”.

Sobre las responsabi­lidades en general, dijo que le gustaría que “dieran explicacio­nes las personas que estaban en el gobierno municipal en ese momento y no hicieron nada”.

“Se podría haber intervenid­o a tiempo o hacer algo por todo la gente que fue estafada. Nosotros no le robamos a nadie, entonces el municipio, la Provincia y hasta la Justicia nos podría haber dado alguna solución o facilidad para poder seguir adelante las obras”.

“El gran responsabl­e es el Estado. Esto fue entre privados, pero detrás de ellos tiene que estar alguien controland­o que las cosas se hagan bien”, finaliza.

El fuerte golpe a la ilusión del techo propio

“Me quitaron la ilusión”, asegura Karina Pereyra cuando se refiere al plan de viviendas que estaba pagando en la zona de Grünbein y que nunca se terminó.

Hoy, después de abonar durante 3 años cuotas para pagar una casa que nunca tuvo, pudo cumplir el sueño del techo propio, aunque debió redoblar los esfuerzos.

“Hice una entrega de algo más de 17 mil pesos y supuestame­nte la entrega de las casas era por licitación y sorteo. Fui pagando y nunca se hizo nada. Hicieron unas plateas, donde supuestame­nte iba a estar un obrador y una vivienda de muestra, que jamás se hizo”, comenta la jo- ven sobre el emprendimi­ento en el que se encontraba inscripta y que administra­ba la mutual Amucoba.

Describe que tanto ella como su marido hicieron “mucho esfuerzo para poder cumplir”.

Respecto de las causas peFavretto nales, Karina sostuvo que “hasta que no agarren a (Sergio) Favretto no se va a poder terminar con todo esto”, y admite también que el daño moral provocado es mayor al perjuicio económico.

“Fue un golpe muy fuerte, porque me quitaron la ilu- sión. El sueño mío era tener mi casa. La plata, como se dice, va y viene, pero a mi me robaron la ilusión de poder llegar a lo mío”.

Cuando vieron que la obra no avanzaba decidieron no pagar más, pese a la insistenci­a de los responsabl­es del plan, quienes “ponían excusas”.

Como otros, Karina y su familia no bajaron los brazos y cumplieron la meta.

“Tengo mi casa a costa de mucho esfuerzo. Sacando préstamos y utilizando algunos ahorros pudimos llegar a lograr el sueño de tenerla”.

De todas maneras, también se acuerda de quienes no corrieron la misma suerte.

“Eramos toda gente de trabajo, incluso había personas mayores. Algunos entregaron autos para tener su casa y se quedaron sin nada. Y hoy siguen alquilando”.

El empleado que se volvió de Brasil porque no cobraba

La administra­ción Favretto no solo afectó a quienes tenían el sueño de la vivienda propia. Sus empleados también lo sufrieron. Un bahiense, que prefirió no identifica­rse, contó a La Nueva.

de qué manera padeció atraso de sueldos y otras complicaci­ones.

“Yo entré a trabajar con él cuando abrió la vinoteca Black & White, en el shopping, y ya estaba con el tema de la fiduciaria. Después me mandó a Brasil, a Vila Velha, para hacer la puesta en marcha de otro local, Puerto Madero Winery. Necesitaba alguien de confianza para la apertura de las cuentas, la habilitaci­ón y qué se vendía y qué no”, relató.

“Estuve 6 meses y me vine de Brasil porque no estaba cobrando el sueldo. Cuando le preguntaba por teléfono, me decía que se le había ido todo de las manos. Como no quería quedar varado afuera de mi país; donde la vi venir, me volví”.

El empleado fue reubicado en la oficina de DyF, durante 3 meses, aunque casi a la par de la llegada de los dos abogados capitalino­s renunció.

“Cuando conseguí otro trabajo, me fui. Fue una semana después de que vinieran Carmona y Flaqué. Me tendría que haber ido antes, pero no conseguía trabajo”, sostuvo.

Toda esta situación se registró antes de que la justicia dictara el pedido de captura de Favretto. “Después no lo vi nunca más. Tuve que declarar dos veces en la fiscalía y, también como testigo, en el último juicio”.

Acreditaro­n sus negocios en Vila Velha y poco más

A dos años, 11 meses y 7 días de mantenerse prófugo, hoy no existen indicios sobre el paradero de Sergio Arnaldo Favretto.

Interpol y todas las fuerzas de seguridad -provincial­es y federales- están al tanto de su situación, aunque nadie lo busca de manera exclusiva o permanente.

“Lamentable­mente hoy se atienden las cuestiones de emergencia y no hay personal para casos de este tipo”, reconoció un investigad­or.

Desde aquel 3 de julio de 2015, cuando la jueza de Garantías Susana Calcinelli dictó la orden de detención, solo se pudo acreditar que vivió de manera periódica en Brasil, donde instaló la mencionada vinería en la localidad costera de Vila Velha, al norte de Río de Janeiro.

¿Sospechas? que estuvo en Neuquén, donde tiene parientes y conocidos, pero nada confirmado.

Su mujer, según aseguró en la fiscalía, no tiene contacto con él. Ya estaban separados cuando el escándalo era incipiente, aunque por entonces aún se los veía juntos en algunos viajes de vacaciones. Favretto tiene dos hijos, un varón de unos 20 años y una adolescent­e que ronda los 15.

Por ahora, no existen riesgos de que las causas en su contra prescriban.

De los hábitos religiosos a los malos hábitos

Como el titular de DyF, los abogados que habrían conformado la asociación ilícita tenían sus excentrici­dades, según los adherentes que Nueva. pudo relevar La

Roberto Carmona, el más “amable” de los dos para entablar un diálogo, se presentaba ante los interesado­s como “una persona de bien”, e incluso a algunos les mencionó que había estado en un Seminario de la Ciudad de Buenos Aires para desarrolla­r la carrera eclesiásti­ca, aunque después desistió. Por entonces comentaba que había formado una familia y que su mujer esperaba un hijo en medio de sus viajes a Bahía.

Rafael Díaz Flaqué, en cambio, tenía un aspecto más serio -para algunos su perfil era soberbio- y siempre aludía a sus “contactos”.

Aseguraba que era asesor del gobierno porteño (por entonces al mando de Mauricio Macri), justamente en materia de viviendas.

Al margen de la situación penal, existen múltiples procesos abiertos en otros fueros. Entre 2013 y 2015 -cuando se decretó la quiebra de DyF-, se iniciaron más de 30 causas en los 8 juzgados en lo Civil y Comercial de la ciudad, que buscan un resarcimie­nto económico que, a esta altura, parece difícil.

También existe contra Favretto una demanda del Banco Credicoop y más de 10 presentaci­ones del fisco (ante el Juzgado en lo Contencios­o Administra­tivo N° 1) contra el ingeniero y el fideicomis­o Viviendas 27 de Junio por créditos incumplido­s.

La causa DyF III, contra 9 administra­dores de distintos fondos, está a punto de ir a juicio oral. Resta que la Cámara Penal resuelva algunas apelacione­s.

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EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA.
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FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA.
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de Junio V Etapa, en Sixto Laspiur al 3300, uno de los planes inconcluso­s.
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Sergio Favretto, en 1998, cuando estaba a cargo del proteccion­ismo animal. Después les metió “el perro” a varios.
 ?? FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA. ?? Díaz Flaqué -izquierda- y Carmona -al fondo, detrás de los defensores- hoy están prófugos y con pedido de captura.
FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA. Díaz Flaqué -izquierda- y Carmona -al fondo, detrás de los defensores- hoy están prófugos y con pedido de captura.

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