“Lo grité con ganas porque soy muy hincha de Sporting”
"Para mí era, es y será un partido especial jugar contra Rosario. Y, encima, que hayamos ganado con un gol mío lo disfruto el doble".
Federico Tanner gritó su conquista --que valió el triunfo 2-1 ante los puntaltenses-con mucha energía. Fue en el descuento, aunque lo que se puso de manifiesto fue el simpatizar por otra casaca.
"Y..., lo grité con ganas porque soy muy hincha de Sporting", remarcó el defensor, quien en un gesto intuitivo cruzó su pierna derecha para amortiguar un violento remate de Erbín en la última
“Como lo ves, es un tremendo huevo en el empeine. Espero no sea grave”, dijo el Loro González, quien hoy será sometido a estudios.
pelota parada del partido.
"¿Si puse contento a dos hinchadas? Puede ser. Cuando recién arrancaba en la Primera de Sporting le hice un gol a Rosario y ese recuerdo será de por vida, porque estábamos perdiendo y significó mucho", contó.
Partido chivo, duro, con pocas llegadas y mucha fric- ción. Héctor González y Fabián Dauwalder qudaron averiados, aunque el Loro se llevó la peor parte, con una gran inflamación en el empeine del pie derecho producto de un planchazo de Leandro García que derivó en un penal sin discusión.
Gastón Santillán había prometido hacer una brujería. Y cumplió: anotó su 5º gol en el torneo (el primero de local y el tercero de penal).
Eso fue en el final del primer tiempo, porque antes lo mejor lo produjo la visita. Ovando lo perdió de cabeza y Martorano calentó un palo en un tiro libre, pero Nico Achigar no perdonó tras recibir un centro rasante de Mesa, dominar en dos tiempos y definir cruzado.
En el ST todo se hizo cuesta arriba para mabos conjuntos. La pelota estuvo más en el aire que en el verde césped.
Demasiadas imprecisiones, protestas y varios cara a cara intentando demostar guapeza. Hasta en lo cambios primó la calentura y el juego se desnaturalizó.
Ya en el descuento Maximiliano Rodríguez le entró muy fuerte a Dauwalder, lo que le valió una merecida segunda amarilla.
"Era le última pelota. Cerré los ojos, metí el pie, la cabeza..., todo junto. No se dónde me pegó, pero entró y ganamos", dijo Tanner, quien se lo dedicó a su novia y a Charo, su hija de un año y medio.