Para marzo del año que viene, Macri quiere modificar la Carta Orgánica del BCRA
Una problemática que no parece de fácil resolución, debido a que los corralones municipales se encuentran colapsados.
Los vehículos abandonados ya parecen ser parte del paisaje en las calles de la ciudad.
Si bien no hay una cifra estimada sobre cuántos son los que se encuentran en estas condiciones, la situación no evidencia mejoras, debido a que en el último tiempo prácticamente no se realizan secuestros.
Según la normativa vigen- te, un vehículo debe pasar cinco días en la vía pública para que se considere que está abandonado y pueda ser acarreado.
Sin embargo, la detección y posterior intimación para que sea retirado queda sólo en eso: en una multa que en la mayor parte de los casos nadie pagará.
Debido a que los corralones municipales están colapsados, la permanencia de este tipo de automóviles en las calles bahienses se proyecta en el tiempo indefinidamente.
Y ello genera severos problemas en el ambiente circundante. Algunos porque son desmantelados día a día y otros porque constituyen obstáculos para los vecinos que deben sortear diariamente su presencia para poder circular por la zona.
Además, conforman verdaderos focos infecciosos, ya que muchas veces son reductos de insectos y alimañas que terminan anidando en ellos.
“Ya ni me acuerdo cuánto tiempo lleva esta camioneta. Muchos pasan y le tiran basura adentro”, esgrimió Jorge, señalando lo que fue un utilitario que quedó, ya sin siquiera motor, en pleno barrio Bella Vista.
A su vez, en ocasiones son el sitio elegido por la delincuencia, ya sea para esconderse o bien reducir el producto de su actividad. También se registran casos de automotores que el paso del tiempo despiertan sospechas en relación a su procedencia y que a través del 911 son denunciados por los vecinos.
“Este lo dejaron estacionado en enero en la puerta de mi casa. Y sigue ahí. Ya reclamé varias veces, vinieron los inspectores, lo multaron un par de veces, pero no pasa nada”, esgrimió, molesto, Rodolfo, vecino de Alvarado al 300 señalando un Renault Clio blanco, en apariencia visual, en buenas condiciones. Precisamente, “La Nueva.”
recorrió distintos barrios de Bahía Blanca y advirtió un importante número de vehículos abandonados.
Los vecinos se quejan porque no conocen quién es su dueño y, en realidad, la chatarra en la puerta de su casa les resulta una molestia.
"Hace tiempo que llamamos para denunciar la presencia de estos autos abandonados, pero nadie hace nada. Hace bastante tiempo están acá", contó Lorena, vecina del barrio Villa Mitre, en referencia a una furgoneta Ford Courier y un Peugeot 405 blancos que están estacionados uno tras otro en Parchappe al 1400.
En otros casos, mucha gente, por problemas económicos, no repara su vehículo y lo deja en la puerta de su casa a la espera de que tenga di-
nero para hacerlo. Para ello pueden pasar meses, o no suceder jamás.
“Se me rompió la bomba de nafta y no la puedo comprar, como tampoco pagar la mano de obra. Tampoco tengo un lugar donde llevármelo. Me hicieron una multa y me intimaron a retirarlo, pero nunca más volvieron. De todos modos, ningún vecino se me quejó”, reconoció Alfredo, el propietario de un Gacel, ubicado a pocas cuadras de la cancha de fútbol de Tiro Federal.
Otra causa de abandono es la carencia de la documentación, que le impide a su dueño circular con tranquilidad.
Además de la contaminación, la acumulación de suciedad y la inseguridad que ocasionan, existe un riesgo vial: al estar estacionados sin señalización ni elementos reflectivos, una carcasa puede transformarse en un obstáculo imprevisto, sobre todo de noche, para los automovilistas.
“He escuchado más de una frenada brusca e incluso un motociclista se lo llevó por delante, porque de noche no ven que está allí”, manifestó Elena, vecina del barrio Villa Miramar.
En diferentes lugares, los vecinos reclaman erradicar estos vehículos, aunque no saben a quién recurrir.
"Esto no es nuevo, es de hace muchos años. Los propietarios dejan autos viejos impunemente en la calle sin que nadie haga nada. No solo obstaculizan el paso sino que acumulan agua de lluvia y mosquitos, además de representar lugares donde pueden ocultarse los delincuentes", esgrimió Marta, del barrio Pedro Pico.
Sin lugar
“Hoy por hoy, nuestra función pasa por detectar estos autos en evidente estado de abandono e infraccionarlos si no los retiran en los 5 a 10 días posteriores. Después de eso se puede secuestrar, pero eso está ocurriendo muy poco porque los corralones están colapsados”, admitió un agente de la Guardia Urbana municipal.
Respecto de ese tema, el de liberar espacios que ocupan los autos secuestrados, que en algunos casos llevan más de 10 años abandonados, el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad el 6 de julio de 2017 un proyecto que autoriza a la Municipalidad a compactar vehículos secuestrados.
La iniciativa fue presentada por los concejales María Laura Biondini, Leandro Santomassimo, Soledad Pisani y Matías Lera (Cambiemos) y obtuvo el visto bueno de todos los bloques, aunque nunca se puso en vigencia.
“Es un tema de larga data en la ciudad. El problema es que hay una gran cantidad de vehículos, que en muchos casos llevan abandonados más de 10 años, que ocupan y contaminan esos terrenos”, aseguró la edil María Laura Biondini en aquel entonces.
Por esos días, el municipio evaluó la posibilidad de instalar una compactadora de vehículos en cercanías del Parque Noroeste, aunque los vecinos del lugar rechazaron la acción al considerarla una fuente contaminadora.
Desde aquel entonces que no surgieron otras novedades sobre este tema.