La Nueva

Arquitectu­ra. El edificio de la Biblioteca Rivadavia, una obra de gran valor.

Inaugurado en 1930, el edificio ubicado en avenida Colón 31 fue consecuenc­ia de un concurso.

- Mario Minervino mminervino@lanueva.com

El edificio de la biblioteca Rivadavia, en la avenida Colón 31, es parte de los más destacado del patrimonio arquitectó­nico de la ciudad.

Se trata del primer edificio del país proyectado especialme­nte para biblioteca, sede social de la Asociación Bernardino Rivadavia.

Su construcci­ón fue posible merced al dinero que recibió de Luis Caronti, prestigios­o vecino que donó la mitad de sus bienes a la institució­n.

La obra se erigió en un terreno propiedad del estado nacional, gestionado por el diputado Enrique González. El proyecto fue producto de un concurso, del cual ganó el arquitecto Ernesto Guiraud, cuya primera propuesta recibió adecuacion­es para atender las exigencias de la comisión administra­dora.

En un terreno de 21,64 metros de frente se dispuso una fachada que muestra un diseño neoclásico, a partir de un pórtico de líneas corintias, propio de la arquitectu­ra griega.

Las columnas aparecen elevadas del suelo, sobre un zócalo revestido en piedra de Tandil.

El frontis posee en su interior la cabeza de una mujer. La severidad del diseño busca trasmitir la idea de sabiduría propia de la civilizaci­ón griega.

Las exigencias

Doce propuestas se presentaro­n en el concurso de 1926, de las cuales se selecciona­ron los tres mejores trabajos, que participar­on de una segunda rueda. A la exigencia de disponer de sala de lectura para niños, salón de lectura en pupitres de a dos, una galería para 150 mil libros, una salón de actos para 400 personas y una pieza para desinfecci­ón de libros, toiles y demás dependenci­as.

Hubo además ciertas exigencias constructi­vas y técnicas, desde disponer de "una construcci­ón sencilla, sin sacrificar la estética y sin exceder el presupuest­o de 180 mil pesos".

También que la sala principal de lectura se ubicase "lo más aisladamen­te posible de los ruidos del tráfico, cuidando de su buena luz".

Cotizada la obra, fue adjudicada a Justo José Querel, el mismo constructo­r del Palacio de Tribunal, sobre calle Estomba. La realizó en tres años de trabajos.

La obra

El edificio de la biblioteca se mantiene en excelentes condicione­s, desde su fachada de material símil piedra, hasta su distribuci­ón interna, que prácticame­nte mantiene las misma distribuci­ón de 1930, año en que abrió sus puertas en la nueva sede, luego de operar desde su creación, en 1882, en la primera cuadra de calle Moreno, en un inmueble que fue demolido.

Conserva además la mayor parte de sus muebles originales, especialme­nte diseñados para el lugar, magníficos vitrales y una especialid­ad que todavía impacta con sus alturas e iluminació­n.

Declarada Monumento Histórico Nacional en 2008, se trata de uno de los edificios más destacados de la ciudad y un testimonio único de lo mejor de su mejor historia.

De líneas neoclásica­s, el edificio de la biblioteca Rivadavia de Bahía Blanca fue el primero diseñado en el país especialme­nte pensado para servir con ese destino.

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