“Para el productor, la única certeza es la incertidumbre”
El economista Jorge Ingaramo dijo que tener un dólar a casi $ 30 es bueno para la exportación. “No sucede lo mismo para el mercado interno”, aclaró.
“El productor va a sembrar soja. Posee la cultura del cultivo, es lo más eficiente que hay y es relativamente barato. Será importante el número, pero todo bajo condiciones de incertidumbre. No se cambiará mucho el área, pero sí la expectativa en materia tecnológica. Esperemos a que la incertidumbre se calme y los mercados de futuro hagan su trabajo”.
Para el analista de mercados agropecuarios Jorge Ingaramo, si se mira el paso de soja futuro a mayo de 2019 el tema podría recomponerse en los mercados locales y, un poco menos, en los de Estados Unidos.
“A la hora de hacer el plan de siembra de soja en el país es cierto que hoy existe un desaliento evidente donde, incluso, aún hay una incertidumbre sobre el cronograma de retenciones”, manifestó.
“Espero que al momento de la implantación esté resuelto el problema cambiario, ya que hay una expectativa de estabilidad que, de alguna manera, sería importante saber porque hoy nadie la conoce. Por eso el tema depende de muchas variantes”, amplió.
Ingaramo, quien dialogó con este medio durante una visita a Bahía Blanca, también comentó que si la incertidumbre externa se calma habrá un lluvia de los fondos de inversión hacia Chicago para comprar soja.
“De eso no tengo dudas. Y así como la soja bajó 40 dólares en 35 días, puede llegar a recuperarse en tres ruedas”, indicó.
“No hay que olvidarse que Chicago es un mercado de especulación y de arbitraje interno de los Estados Unidos. Y donde se decide cuál es el saldo exportable. Estados Unidos no produce para exportar, pero nosotros sí; ellos lo hacen para el mercado interno y el resto va a exportación, pero como tienen mercados muy asegurados, China y demás, esta incertidumbre va a durar”, manifestó.
—Licenciado Ingaramo, ¿cómo llegamos a esta coyuntura?
—A nivel internacional estamos sufriendo por la tasa larga de interés de los Estados Unidos, que ha subido desde enero último a la fecha y eso trae una revaloración del dólar respecto de otras monedas, una salida de los capitales de los mercados emergentes y devaluaciones de estas monedas, porque la fuga de capitales hacia la calidad que representa Estados Unidos impone una suba del tipo de cambio, ya que no hay cómo parar ese flujo de divisas que se va.
“Eso implica mejores precios para quienes producen y exportan como nosotros pe- ro, lamentablemente, el encarecimiento del dólar perjudica la capacidad de compra, justamente, de los compradores.
“Ese es el principal factor, es decir, la suba de tasas con la revaluación del dólar respecto de las restantes monedas y la caída de los emergentes en cuanto a su capacidad adquisitiva”.
—Y luego está la crisis comercial entre Estados Unidos y China...
—Claramente. Tiene final abierto y pronóstico reservado, aunque en el mercado de la soja causó un daño irreparable para el corto plazo que, encima, se acompaña con un situación de los cultivos de soja y maíz muy buena. De todos modos, recién estamos entrando en el mercado climático porque se definen los rindes allá. Hoy, la soja vale 40 dólares menos que hace un mes y medio.
—¿Nos afecta directamente?
—Directamente. No la podemos ver desde afuera. Somos cuatro los proveedores de soja del mundo (NdR: Estados Unidos, Brasil, Argentina y Paraguay). La baja que van a tener los farmers americanos se va a trasladar directamente a nosotros; ellos van a pagar ese precio y como le van a vender a ese precio a China, nosotros tendremos que hacer lo mismo.
“Hasta ahora son amenazas, ya que aún China no le puso el arancel del 25 % a la soja americana. Si lo pone, vamos a tener que acostumbrarnos al sistema. Esto es proteccionismo comercial al más rancio estilo. ¡(Donald) Trump es así!
—¿Es un fenómeno más político que económico?
—Sin dudas. En noviembre próximo serán las elecciones de medio término y Trump está trabajando en eso. Ya hizo rebajas impositivas para, básicamente, alentar la inversión, cerró la economía parcialmente en algunos sectores para recuperar a otros atrasados e hizo un plan de infraestructura que lo financió emitiendo 300.000 millones en bonos y por eso vino la suba de tasas. Esos bonos fueron tomados por todo el mundo, lo cual agravó la situación que comentaba antes de la suba de las tasas y del fortalecimiento de la moneda americano.
—Un dólar a 30 pesos, ¿está mal o está bien?
—Para la agroindustria ex- portadora está bien, pero para la agroindustria del mercado interno no lo sé. Hoy tenemos un dólar 62 % más alto que hace un año, con una inflación del 27 % y aumentos salariales que, con suerte, llegarán al 25 %. Eso, para el exportador, es un estado ideal. Incluso, el ministro de Producción, Dante Sica, dijo que a $ 28 era un dólar cómodo.
“Lo que pasa es que mu-
“Muchos no pueden pasar el valor de exportación de su materia prima al precio final porque, acá, no tenemos plata para comprárselo”, dijo Ingaramo.
chas industrias argentinas del agro están preparadas para el mercado interno. Un ejemplo simple: los aceiteros que refinan, envasan y venden la botellita en el supermercado.
"Ellos no pueden pasar el precio de exportación de su materia prima al precio del producto final porque los argentinos no tenemos plata para comprárselo. Ahí hay una tirantez entre el mercado interno y la exportación por la caída del salario real, lo cual también es un problema para la recaudación tributaria, porque está visto que los primeros indicadores del mes de mayo de la actividad económica son malos. Acaso se recompongan por la paritaria, pero no tanto, y también se puede mejorar con los aguinaldos, pero el tipo de cambio con el dólar a $ 30 es muy alto, por lo que significa la combinación productiva de mercado interno versus exportación".