No es necesario beber tanto para que se produzcan daños
No es necesario ingerir cantidades exorbitantes de alcohol para que progresivamente vaya produciéndose daño en el organismo. Por ejemplo, pueden desarrollar cirrosis alcohólica (que es el estado terminal de la enfermedad) quienes consumen en forma sostenida durante una década unos 60 gramos diarios de alcohol.
Como referencia, una botella de vino contiene entre 80 y 90 gramos.
“No obstante, es necesario tener en cuenta que estas cifras varían de paciente a paciente y que los factores genéticos y ambientales tienen una injerencia importante a la hora de desarrollar este tipo de enfermedades, por lo que lo más recomendable es que las personas realicen chequeos con su
médico de cabecera o el especialista para conocer el estado de su hígado”, detalló la doctora Ameigeiras.
“Es fundamental tener en cuenta que, por lo general, la EHA solamente presenta síntomas cuando ya está muy avanzada, por lo que la única manera de detectarla en estadios iniciales suele ser a partir de una alteración bioquímica del hepatograma en un análisis de sangre o al hallar hígado graso en una ecografía de hígado. Si se encuentra alguno de estos indicadores se puede arribar al diagnóstico”, apuntó el doctor. Adrover.