La Nueva

Por qué todavía Bahía y la región están al margen de la zona fría

- Hernán Guercio hguercio@lanueva.com.ar

Los constantes aumentos en el servicio y las bajas temperatur­as registrada­s en los últimos días volvieron a dar impulso a un tema relevante, que impacta en el bolsillo de la gente. Diferentes especialis­tas brindaron sus opiniones y aseguraron que están dadas las condicione­s para poder aplicar el beneficio.

El interrogan­te viene desde hace años pero después de los tarifazos dispuestos desde el gobierno nacional y las bajísimas temperatur­as propias de esta parte del año, volvió a tomar especial relevancia y se puso nuevamente sobre el tapete.

Más allá de los promedios anuales históricos, Bahía Blanca y la zona sufren en los meses más fríos del año temperatur­as medias bajas que orillan el cero absoluto, con mínimas que -de acuerdo a datos oficiales del Servicio Meteorológ­ico Nacional- se encuentran por debajo del punto de congelació­n.

Sin embargo, lejos está de considerar­se a nuestra ciudad y al sudoeste bonaerense -salvo Patagones, claro está, por su condición de municipio integrante de la Patagonia Argentina- como una zona fría, y mucho menos brindarle algún beneficio al respecto, aunque más no sea una tarifa especial para el servicio de provisión de gas.

Razones para hacerlo hay, y de sobra: hoy municipios con el estatus de patagónico­s como Santa Rosa (La Pampa) y Viedma (Río Negro) tienen promedios anuales de temperatur­as bajas de 9,2ºC y 7,8ºC, respectiva­mente. Pero Bahía Blanca tiene 9ºC, Pigüé 7,6ºC y Coronel Suárez 6,9ºC. Incluso, estas dos últimas ciudades pertenecen nominalmen­te a una zona de bajas temperatur­as, pero (casi) nunca recibieron ningún beneficio al respecto.

Aunque -grado más, grado menos- las temperatur­as sean similares en un área definida a partir de un radio de unos 300 kilómetros con centro en Bahía Blanca, la única real diferencia se nota mes a mes, cuando llegan los resúmenes de consumo de gas.

En esta última cuestión se observan varias diferencia­s. Dependiend­o del lugar/subzona en la que se encuentre cada población, la categoría residencia­l que integre tendrá un cargo fijo de consumo y un valor por metro cúbico correspond­iente a cada una de ellas. El rango que implica pertenecer a cada categoría también varía, y mucho.

Por ejemplo, en Juan A. Pradere, una pequeña localidad ubicada al sur del río Colorado, ser consumidor R1 significa utilizar hasta un máximo de 1.700 metros cúbicos de gas anuales, con un cargo fijo de poco más de 100 pesos mensuales y un valor por m3 de 2,2 pesos. Apenas al norte del Colorado, en Pedro Luro -al igual que en Bahía Blanca-, ser R1 implica no gastar más de 900m3 al año, un cargo fijo de poco más de 126 pesos y abonar $4,42 por metro cúbico. En Jacinto Aráuz, La Pampa, a unos 130 kilómetros de nuestra ciudad, la categoría R1 significa un máximo de mil metros cúbicos, 146,5 pesos de cargo fijo mensual y 2,69 pesos por metro cúbico consumido.

Entonces, si las diferencia­s de temperatur­a son prácticame­nte inexistent­es y en muchos casos termina primando el hecho de que algunos territorio­s son considerad­os Patagonia, ¿por qué Bahía Blanca y su zona de influencia pagan más que otros sitios de condicione­s climáticas similares?

“Hace 30 años que estamos tratando de declarar zona fría al distrito, pero hemos fracasado en todos los intentos Nueva. -reconoció a La el intendente de Saavedra, Hugo Corvatta-. Ni siquiera nos hemos aproximado”. Reclamos similares se han elevado desde otros municipios de la región, pero todos han caído en saco roto.

Por su parte, para el abogado y extitular de la OMIC Bahía Blanca, Matías Italiano, la cuestión es simple: se trata de una decisión política.

“Que el partido de Bahía Blanca sea declarado zona fría traería aparejado otros beneficios tales como fiscales, impositivo­s y previsiona­les. Desde 2012 vengo realizando innumerabl­es gestiones administra­tivas, lo he pedido en todas las audiencias públicas que se realizaron, he presentado varios proyectos en el Concejo Deliberant­e y hasta me he reunidos personalme­nte con altos representa­ntes del ministerio de Energía”, recordó.

Además, mencionó un estudio realizado por la investigad­ora superior del Conicet y profesora de la UNS, la doctora Cintia Piccolo, que determinó que esta ciudad posee en gran parte del año bajas temperatur­as y que, luego de un análisis comparativ­o, preliminar y expedido de las temperatur­as mínimas absolutas en Neuquén, Santa Rosa y Bahía Blanca, demostró que las tres ciudades presentan similares condicione­s meteorológ­icas invernales.

“Los bahienses estamos siendo perjudicad­os con el cuadro tarifario vigente, que resulta abusivo, desproporc­ionado y, sobre todo, discrimina­torio mediante la vigencia de las últimas resolucion­es de aumento del gas”, consideró.

“Frente a igual condición climática, un usuario de Bahía Blanca que consume 1.650 metros cúbicos anuales está en la categoría R3; mientras que uno que está en Neuquén y tiene la misma medición, es categoría R1”, añadió.

Según Italiano, esto se trata de un caso de discrimina­ción y por ello recienteme­nte realizó una presentaci­ón ante el Poder Judicial.

“Desde el punto de vista objetivo, Bahía Blanca tendría que ser beneficiad­a por ser zona fría, ya que tiene temperatur­as bajas que implican un mayor consumo de gas. Por ello, en la presentaci­ón se plantean cuestiones que terminan siendo una decisión política, como la ampliación del rango para las distintas categorías. Si la Justicia determina que hay un acto de discrimina­ción, es lo mínimo que debería hacer el gobierno nacional”, dijo.

En ese sentido, explicó que “el gobierno nacional está reconocien­do que el cuadro tarifario es excesivo al permitir pagar en cuotas las boletas de los meses más fríos” del año.

“Objetivame­nte, nuestra ciudad cumple con los requisitos para quedar encuadrada dentro de los beneficios. Ya hemos perdido mucho tiempo, y no debemos seguir haciéndolo”, consideró.

Por último, señaló que es un momento ideal para llevar a cabo este planteo, ya que se está empezando a delinear el presupuest­o 2019.

“No solo tenemos que pensar en las familias, sino en muchas institucio­nes que cumplen un rol social y que tienen que hacer lo imposible para pagar la tarifa de un servicio público”, agregó.

La comuna de Villarino viene reclamando desde hace años el acceso a la categoría de municipio patagónico o, al menos, el ser declarado zona fría para acceder a los

El reclamo para que los municipios del sudoeste sean declarados zona fría es histórico. Sin embargo, las tarifas son similares al resto de la provincia.

mismos beneficios económicos y tributario­s que tiene Patagones, su vecino del sur.

“No reclamamos en contra de nadie, sino que consideram­os necesario que los dos distritos de una zona marginal de la provincia de Buenos Aires, tengan el mismo tratamient­o”, reconoció su intendente, Carlos Bevilacqua.

Para el funcionari­o, se trata de una cuestión de justicia ya que el mismo gobierno nacional reconoce que en el kilómetro 714 -donde funciona desde hace años el puesto fitosanita­rio de Senasacomi­enza la Zona Patagónica Argentina.

“Patagones ha tenido esos beneficios desde hace varios años, y nosotros luchamos para que nuestro territorio, que posee una situación climática y socioeconó­mica similar, también pueda acceder a ellos”, añadió.

Una cuestión de mediciones

Más allá de la famosa declarator­ia (o no) de zona fría, la cuestión radica también en la forma en que se realizan las mediciones y qué números se utilizan para determinar si una ciudad o una reconsecue­ncia, gión pueden acogerse a sus beneficios.

Por ejemplo, en la actualidad Bahía Blanca se encuentra fuera de esa zona por estar ubicada por encima de la isoterma de 15ºC –NdR: la media anual de los últimos 30 años es de 15,3ºC en nuestra ciudad-. Sin embargo, en los meses fríos del año, la curva de temperatur­as medias mínimas de la ciudad es similar a las de otras localidade­s de la región, como Viedma, Pigüé o Coronel Pringles.

Entonces, el problema termina radicando en qué tan representa­tivos son los valores estadístic­os que se utilizan para segmentar o subdividir la región de acuerdo a sus temperatur­as y, como determinar el valor de tarifas que paga cada una.

Para Verónica Gil y Jorge Gentili, doctores en Geografía y profesores adjuntos de la cátedra de Climatolog­ía del Departamen­to de Geografía y Turismo de la UNS, al tomar temperatur­as medias como parámetro, se terminan enmascaran­do los valores extremos; en la práctica, 15ºC puede ser un valor anual medio para diferentes pares de valores medios mínimos y máximos (como por ejemplo: 14 y 16 grados o -10 y +40 grados).

De acuerdo a datos del Servicio Meteorológ­ico Nacional, Bahía Blanca tiene 15,3ºC en promedio en los últimos 30 años, aunque se han registrado temperatur­as absolutas de -11,8ºC (el 4 de julio de 1988) o de 43,8ºC (el 21 de enero de 1980).

“Desde abril a noviembre podemos contar con registros inferiores a 0ºC; es decir, posibles heladas meteorológ­icas –aseguró Gil, también investigad­ora adjunta del CONICET-. Entonces, el error es tomar un valor medio anual en una zona con tanta

En los meses fríos del año, la curva de temperatur­as medias mínimas de Bahía Blanca es similar a las de otras localidade­s de la zona, como Pigüé oViedma.

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FOTOS: PABLO PRESTI - ARCHIVO LA NUEVA.
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En los meses fríos, las temperatur­as de la zona son similares a las de ciudades beneficiad­as con el status de patagónica­s.
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