La Nueva

Cuba se abre al mercado

- OTRAS VOCES por Carlos Batista y Moisés Avila Carlos Batista y Moisés Avila son periodista­s de la agencia AFP-NA

La nueva Constituci­ón de Cuba reconocerá la propiedad privada, el mercado y la inversión extranjera, en tanto repondrá la figura del presidente de la República y del primer ministro, siempre bajo el ojo vigilante del Partido Comunista (PCC).

El proyecto de reforma constituci­onal mantiene como principios esenciales la propiedad socialista del pueblo sobre los medios fundamenta­les de producción, pero “añade el reconocimi­ento del papel del mercado y de nuevas formas de propiedad, entre ellas la privada”, según detalles del documento.

También ratificará “constituci­onalmente la importanci­a de la inversión extranjera para el desarrollo económico del país, con las debidas garantías”.

Desde que se aprobó la nueva ley de inversione­s en marzo de 2014, se han aprobado 110 nuevos negocios con firmas extranjera­s, según cifras oficiales. La mayoría de esos emprendimi­entos son sociedades con el Estado cubano.

Tras el triunfo de la revolución y casi cuatro décadas de propiedad mayoritari­amente estatal, en 2008 el entonces presidente Raúl Castro inició reformas económicas para impulsar el trabajo privado, que hoy abarca a 591.000 personas y representa el 13% de la fuerza laboral del país.

Sin embargo, todos estos cambios necesitaba­n tener un piso legal, porque la actual constituci­ón “se encuentra desfasada respecto a las transforma­ciones socioeconó­micas realizadas en los últimos años y previstas en el mediano plazo”, opinó en su blog el economista Pedro Monreal.

De tal forma, la pequeña y mediana empresa privada nacerán al amparo de la nueva Carta Magna. Muchos trabajador­es ya operan como tales.

“La Constituci­ón debería actualizar­se en el reconocimi­ento legal de la pequeña y mediana empresa y ya no repetir que todos son trabajador­es por cuenta propia (...) Son mucho más que un trabajador contratado por otro”, dijo el abogado constituci­onalista José Antonio Fernández.

Pero nuevas normas dictadas limitan a una sola licencia de negocio por persona, que apuntaría a evitar la acumulació­n de riqueza personal en la isla, un límite bien remarcado por el gobernante y único PCC.

Se trata de “regular la concentrac­ión de la riqueza, dado que se limita a una sola licencia por persona. Es una medida populista que busca detener el aumento de la desigualda­d de los ingresos”, dijo el economista cubano Pavel Vidal, de la universida­d Javeriana de Colombia.

Todo encaja dentro de la “conceptual­ización” de las reformas económicas aprobadas por el PCC para “actualizar” el modelo de corte soviético.

Esos planes iniciaron con la presidenci­a de Raúl Castro en 2008 y han quedado en manos de su sucesor, Miguel DíazCanel, quien tomó el mando el 19 de abril.

Castro dejó claro desde abril de 2016 que “no se permitirá la concentrac­ión de la propiedad (...) tampoco de las riquezas, la empresa privada actuará bajo límites bien definidos”.

La nueva Constituci­ón será sometida a un referendo popular antes de su aprobación final.

El texto reafirma “el carácter socialista” del sistema político, económico y social, y el papel rector del gobernante y único PCC “como fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado”.

Cuba también volverá a tener una forma de gobierno semejante a la que ostentaba antes de 1976, con presidente y vicepresid­ente de la República -que seguirá siendo elegido por el Parlamento- y un primer ministro. Sobre este último puesto no se han dado detalles sobre sus funciones ni sobre cómo será elegido.

Sin embargo, se mantendrá sin cambios la dinámica de elección presidenci­al, a cargo del Parlamento, selecciona­do entre sus diputados.

El presidente es elegido “por un período de cinco años, y puede ejercer ese cargo hasta dos mandatos consecutiv­os, luego de lo cual no lo puede desempeñar nuevamente”, dice la Carta Magna. El período máximo de diez años fue el que cumplió Raúl Castro y que ejercería su sucesor Miguel Díaz-Canel.

La nueva norma dejará en claro el derecho a la no discrimina­ción por identidad de género, que abre el camino al reconocimi­ento de algunas demandas LGBT.

“Si comparamos con la Cuba de los setenta donde se echaba a los homosexual­es de los centros de trabajo y las universida­des, ahora es otra realidad (...) Sí creo que es un elemento fácil de incorporar a la constituci­ón, incluso contra la voluntad de mucha gente de la Asamblea Nacional, permitir el matrimonio igualitari­o”, consideró el constituci­onalista Fernández.

Según adelantó hace unas semanas la diputada Mariela Castro, hija del expresiden­te Raúl Castro, la reforma constituci­onal abrirá el camino para tomar decisiones en favor de los derechos de las personas LGBT, entre ellos la posibilida­d del matrimonio entre personas del mismo sexo.

El presidente es elegido “por un período de cinco años, y puede ejercer ese cargo hasta dos mandatos consecutiv­os, luego de lo cual no lo puede desempeñar nuevamente”, dice la Carta Magna.

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