“Ir al psicólogo me ayudó mucho”, dijo Lucio Redivo, anoche, finalista en triples
El tirador participó del Juego de las Estrellas. Por qué seguirá en España y cómo fue decirle "no" a San Lorenzo.
De la comodidad de tener servicio “puerta a puerta” a los entrenamientos, a tener que movilizarse por su cuenta; de la rica comida de su mamá, a aprender a cocinarse; de sentirse acompañado en los buenos y malos momentos a la soledad de un departamento; de jugar entre familiares y amigos, a tener que demostrar en el día a día porqué lo habían contratado; de ser un producto comprobado en la Liga Nacional, a ganarse minutos en España.
Cambios, muchos cambios vivió Lucio Redivo. Salió de la zona de confort. Aunque volvió a elegirlo.
-Tuviste una fuerte oferta económica de San Lorenzo para regresar a la Liga Nacional, pero decidiste continuar en España (¿en Lugo?). ¿Qué tan difícil es, a los 23 años, priorizar lo deportivo sobre lo económico?
-Siempre aposté a lo deportivo. Cuando era chico mi desafío era jugar la Liga Nacional, porque todos decían que no podía, etc., etc. Y llegar a la ACB fue un sueño hecho realidad. Por eso, elijo seguir en Europa. Estuve un año, me gustó el nivel y uno nunca sabe cuántas posibilidades así pueden presentarse. -¿Te entendieron en San Lorenzo? -Sí. Y me trataron de la mejor manera. Me hubiese gustado jugar; más que nada me dolió decir que no porque soy fanático de verdad de San Lorenzo, je.
Anoche, igual, fue local en Boedo, participando del torneo de triples en la 30ª edición del Juego de las Estrellas.
Lucio, campeón defensor, llegó a la final con Manuel Buendía. Pero tras un doble empate, finalmente ganó el jugador de Gimnasia (CR) 6-5.
El dolor de la lesión
Una lesión en el aductor derecho, marginó a Lucio de la Selección que jugó las últimas ventanas eliminatorias.
-¿Qué enseñanzas te está dejando esta primera lesión importante, ya como jugador profesional?
-Si bien es la primera lesión seria que sufrí fue difícil; cuando sentí el crac pensé que era un tirón cualquiera y seguí jugando un cuarto más. Y se me agravó. Esto me sirve para aprender que el físico te dice “hasta acá”. Sí traté de tomar lo positivo, que es parte del juego y hay que aprender a convivir con las lesiones.
-¿Habla de una madurez esta actitud de asumir que es parte del riesgo laboral?
-Siempre lo tuve asumido. Obviamente que cuando te pasa te ponés a pensar muchas cosas, como en mi caso, que me perdía la Selección, que tenía que estar en kinesiología, que me llevaría otro mes ponerme al cien por ciento y demás. Te genera dudas.
Cambio de juego
-¿Aprendiste a cocinar?
-Sí, je.
-¡Muy bien!
-Sí; avancé bastante.
-¿Algún plato en especial?
-Le preguntaba mucho a mi mamá y después viajaron a visitarme (con su papá), así que aproveché. Comí mucho pescado, que allá es espectacular, aunque no lo cociné. Sí pollo, carne, verduras...
-Deportivamente, ¿Qué aspectos mejoraste?
-La defensa, aunque es un aspecto en el que debo seguir mejorando.
-¿Desde lo individual o lo táctico?
-Ellos desarrollan las dos cosas. Es una Liga en la que si no defendés, no podés jugar.
-Eso ya lo sabías antes de ir. ¿En qué situación puntual lo comprobaste?
-Cuando empezás a entrenar, tus compañeros mismos te van retando o advirtiendo. Y llega un momento que no si lo hacés, directamente no jugás. También, en ataque tengo que tratar de leer más pases, espacios... Aparte, allá hay hasta tres ayudas, se mueven bien y rápido. Practicaba muchos ejercicios de pick and roll y pases. Después, creo que en lo que más mejoré fue en lo mental. Ir al psicólogo me ayudó mucho.
-¿En qué puntualmente?
-Cuando estás solo, asumís más que se trata de un trabajo. Y la Liga tiene un ritmo diferente. Se juega una vez por semana. Cuando jugás con menos diferencia de días podés limpiar la cabeza rápido. Allá, jugás el domingo al mediodía; tampoco se usa mucho eso de visitar amigos, por lo que termina el partido y estás solo; encima, está todo cerrado. Entonces, te fijás: “voy a mañana”. Pero claro, es lunes y tenés toda la semana entrenando en doble turno.
-Te come la cabeza.
-¡Sí! Y si entrenaste toda la semana, jugaste mal y te pasa lo mismo a la siguiente, se cumple medio mes. Y capaz que al tercero no te ponen y, cuando volvés a jugar se hace un mes. Entonces, si no estás fuerte mentalmente te venís abajo.
Los nervios de la semana
-¿Y cómo fue la adaptación en general?
-Muy bien. Los jugadores son muy buenos y salvo los que juegan Euroliga y Eurocup, el resto lo hace una vez por semana, entonces, cada partido es una final. Uno o 20 minutos, tenés que jugarlos al máximo. Todo el tiempo jugás exigiéndote y si te dormís, perdés. El tiempo que jugás lo hacés al cien por cien. Inclusive, este año pedí varias veces cambio. Cuando no podía más, salía.
"Un partido cambia todo. Y entrenás toda la semana, por lo que estás ansioso, nervioso preparando el juego, porque sabés que no tenés otra oportunidad. Por eso, tomé cada entrenamiento como una oportunidad, eran como una final. Fui con esa idea, sabiendo que no iba a jugar. Pero jugué muchísimo más de lo que imaginaba".
-Pasaste de jugar 30 minutos en la Liga a promediar 10. Y tenían que ser de calidad.
-Sí, aunque jugué más. Me sorprendí. Había firmado un contrato de tres años: el primero era para saber, el segundo para empezar a jugar y adaptarme un poco y en el tercero ya intentar ser protagonista. A lo último jugué 20/22 minutos. Contra Canarias jugué más de 30. Pero esos partidos terminé muerto. Llegué a casa y me acosté a dormir sin comer, je.
-¿La altura (1m83) fue una limitación?
-No. Lo compenso con la velocidad. Si bien son rápidos y atléticos, nunca se me cruzó por la cabeza. Muchos son más altos que yo, pero hay que encontrarle la mano para superarlos.
La experiencia de perder
-¿Los buenos resultados a nivel individual tapan el descenso que sufrió el equipo (Bilbao Basket)?
-Obviamente que fue un momento feo, pero de todo se aprende. Traté de sacar la mayor cantidad de aspectos positivos. Estar en esa situación te ayuda mucho a crecer.
-¿En qué evidenciaban los problemas económicos de la franquicia? Acá, por ejemplo, no tendrían para viajar y demás.
-Viajes, hoteles y demás, siempre lo mejor. Es más, particularmente, pedí mantener mi dieta (alimentos libres de gluten), como en Bahía y en la Selección. Y siempre me lo respetaron. Nosotros nos concentrábamos únicamente en jugar. No se puede reprochar nada. Me llevé una gran sensación de todo, de la gente, de la ciudad y un tremendo club. Me hubiera encantado seguir ahí. Estaba muy a gusto.
Lucio cambiará de equipo, aunque seguirá tirando en España, más allá de que anoche volvió a sentirse local en la Argentina…
Allá, (España) jugás el domingo al mediodía; tampoco se usa mucho eso de visitar amigos, por lo que termina el partido y estás solo.