Bahía Blanca y su puerto, desde aquel destino manifiesto a este presente de contrastes
A lo largo de su historia recibieron roles y títulos desmedidos que luego no pudieron ser volcados en hechos.
Adrian Luciani
aluciani@lanueva.com
Bastión del desierto, Liverpool del Sur, Nueva Provincia, puerta y polo del sur argentino, Polo de Desarrollo Regional, Polo de Crecimiento Provincial, etc, etc.
Estos fueron algunos de los roles y títulos que le asignaron a lo largo de su historia a Bahía Blanca y su puerto.
Más próximos en el tiempo aparecieron otros supuestos atributos y designios: Polo Energético y Petroquímico, puerto de entrada a Vaca Muerta y principal nodo de energía eólica de la Argentina.
La lista de pergaminos seguramente está incompleta, no sólo por algunas omisiones involuntarias, sino también porque no tardarán en sumarse nuevos roles y formas discursivas.
Ahora bien, al momento de pasar todas esas palabras a los hechos, no siempre los títulos se tradujeron en acciones concretas y, cuando lo hicieron, alcanzaron niveles mínimos o estuvieron muy lejos de las expectativas.
“El fracaso del proyecto secesionista, la incoherencia de las políticas esgrimidas desde la inventada capital provincial y la falta de su incorporación a planes orgánicos de desarrollo nacional la llevaron a una situación de ambigüedad. Ese querer ser sin serlo. Esa condición de enclave sureño, manejado desde el poder central y cercado por su pertenencia a una provincia que, con el devenir del tiempo, se le hizo cada vez más extraña”.
La frase pertenece a Hernán Asdrúbal Silva, doctor en Historia, quien años atrás también se ocupó del rol de puerta y polo del sur argentino al que Bahía Blanca estuvo llamada.
“De alguna manera, lo fue. Con su puerto de aguas profundas, con sus ferrocarriles que terminaron desgajándose al compás de la decadencia de nuestro país, con la suplantación de un sistema carretero pobre, en relación a las necesidades; con la presencia de múltiples vuelos que abrían, desde Bahía Blanca, las rutas aéreas de la Patagonia atlántica y la andina; con una universidad que dio vida y solidez a centros universitarios en Chubut y Santa Cruz, etc”.
Lo que vino después fue el crecimiento surgido del voluntarismo local y no precisamente de las esferas centrales de gobierno.
La fruta y la pesca, antes tan abundantes en nuestros muelles, son ejemplo de esas pérdidas.
Tan sometida estuvo Bahía a esas políticas que la decadencia nacional y provincial terminó arrastrándola hacia el subdesarrollo.
Si bien su puerto creció de manera significativa a partir de los 90, cuando pudo emanciparse de la Nación, lo cierto es que no es el único de aguas profundas y deberá seguir mejorando para no depender del rol "completador" que le asigna el país para embarcar el cereal que desecha la Hidrovía por cuestiones de calado.
Ahora, con sus muelles y su industria, más el gas y el petróleo de Vaca Muerta y los parques eólicos, vuelven a aparecen de nuevos paradigmas.
Obviamente el boom registrado
Primero fue la Nueva Liverpool, luego puerta y polo del sur argentino. Ahora puerto de Vaca Muerta, Polo Energético y centro de energías renovables a nivel nacional.
entre 1881 y 1914, cuando la economía permitió que la población local creciera 2.200 por ciento en 33 años, seguirá siendo irrepetible.
Por eso más allá de los cantos de sirena, habrá que repensar roles y esfuerzos para que el