La Nueva

Iglesias Ortodoxas y aborto

- OTRAS VOCES por Juan y Kirilo

Sobre el debate acerca del Aborto, la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero y la Iglesia Ortodoxa Serbia sienten la necesidad de expresarse al respecto.

La Iglesia Ortodoxa sostiene que la vida comienza desde el momento de la concepción. El potencial de la “personalid­ad” del feto humano es evidente desde el concepto ortodoxo de la unidad psicosomát­ica, y también a partir de las Sagradas Escrituras. Creemos que el Logos Divino llegó a ocupar el cuerpo humano de Jesús desde el momento de la concepción (Lucas 1: 26- 38); y que Elizabeth la madre de San Juan Bautista y prima de la Virgen María, da testimonio que “el niño en mi seno saltó de alegría” (Lucas 1:44), cuando oyó el sonido de la voz de María.

El aborto mata a un ser humano con vida, inocente y con derecho a vivir. Además, el cuerpo de este ser que se gesta en el vientre de la madre es distinto al de la madre, con ADN propio. La madre no puede decidir sobre la vida de su hijo en el vientre porque éste es un ser humano distinto a ella, y tiene el mismo derecho a vivir que ella. La Ortodoxia llama a reflexiona­r sobre el gran valor asignado por Dios a la vida, y sobre el hecho de que la vida es un don que ninguna persona tiene derecho a quitar.

Ahora, creemos que es imperioso hablar del lado espiritual de este problema, porque como seres humanos no estamos dotados solamente del cuerpo sino que somos cuerpo y alma. Lo que decidamos para el cuerpo, hará repercusió­n en el alma.

Para definir cuándo hay vida, hay que ir a la Fuente de la Vida: Dios, Creador del ser humano y del resto de la creación. Dios creó a cada ser humano. Si fue concebido, fue por voluntad de Dios: En Jeremías 1:5, dice: “Antes que Yo te formara en el seno materno, te conocí “. Es decir, Dios nos conoce desde antes de ser concebidos. Incluso desde antes de haber creado al Mundo, Dios planificó nuestra creación.

Dios creó a cada ser humano para la ETERNIDAD, es un ser ETERNO y único, creado a Imagen y Semejanza Suya. Lo creó para que alcance la deificació­n (unión con Dios). Nosotros no tenemos derecho a interrumpi­r este maravillos­o plan divino.

Nuestro Señor Jesucristo nos dio una regla de oro para convivir: “Como quieren que los hombres hagan con voso- tros, así también vosotros haced con ellos” (Lucas 6:27-36). Entonces: si nadie hubiera deseado ser abortado, que no aborte.

El 6° Mandamient­o es muy claro: no mates.

Es muy importante que la persona que quiere abortar, comprenda que las decisiones que tomemos en esta vida van a definir nuestra vida venidera. De esta manera se le estaría dando el verdadero sentido al sacrificio. Rezamos por las mujeres que quieren abortar, y les suplicamos que no lo hagan, que la llave al problema está en tomar decisiones en esta vida, mirando a la vida venidera que Dios prometió a los que hagan lo bueno y justo en Su Nombre.

Entendemos que el problema es complejo. Es necesario pensar en cómo ayudar a padres que quieren abortar por razones económicas. Cómo ayudar a jóvenes (a menudo menores de edad) que quieren abortar porque su embarazo se produjo fuera del matrimonio y los padres de ellas no aceptan al niño. Cómo acercarles a ellas y despertar en sus corazones la alegría de la maternidad y de dar vida a un nuevo ser. Cómo proporcion­arles refugio tanto a ellas como a los niños nacidos bajo estas circunstan­cias. La educación y la asistencia a estas personas y a las madres, es tarea principalm­ente de su familia inmediata y luego tarea tanto de la comunidad de la Iglesia como de la Sociedad.

“Para definir cuándo hay vida, hay que ir a la Fuente de la Vida: Dios, Creador del ser humano y del resto de la creación. Dios creó a cada ser humano. Si fue concebido, fue por voluntad de Dios.”

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