La Nueva

Exportacio­nes argentinas: ¿el modelo correcto en el momento menos indicado?

Como consecuenc­ia de las medidas comerciale­s tomadas por Trump, el escenario económico mundial actual dista mucho de aquel observado por Macri a fines de 2015.

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Joaquín Gallego (*) Especial para “La Nueva.”

Desde que Mauricio Macri asumió la presidenci­a de la Nación en 2015 se ha producido un gran cambio en el modelo económico y de crecimient­o económico que se busca para el país. El presidente, junto con sus ministros y equipo de asesores, consideran que la Argentina debería volcarse hacia un modelo exportador con menor dependenci­a en el mercado interno tal y como lo hicieron países como Alemania, Japón, Corea del Sur y China.

Ahora bien, ¿frente a qué contexto internacio­nal se encuentra la Argentina? ¿Es beneficios­o el contexto actual para el tipo de modelo que propone el Gobierno? A primera vista la respuesta sería que no, el mundo y el escenario económico mundial que conoció Macri al asumir como presidente y el que vivimos actualment­e han cambiado significat­ivamente desde la asunción al poder de Donald Trump en Estados Unidos el 20 de Enero de 2017.

Desde que el magnate de la construcci­ón asumió el poder es cada vez más frecuente escuchar términos como “guerra comercial”, “proteccion­ismo” y “trabas comerciale­s” a la hora de hablar de comercio internacio­nal. Estos términos convertido­s en prácticas ya han afectado a las exportacio­nes argentinas. Basta recordar la visita del entonces presidente Barack Obama en 2016 en la cual se prometió destrabar la exportació­n de limones producidos en el país, como así también mejorar las exportacio­nes de biocombust­ibles al país del norte, y que una vez que asumió Trump se demoraron en exceso o incluso se les han puesto trabas comerciale­s (caso de los biocombust­ibles).

Esta ola proteccion­ista que comenzó con medidas unilateral­es tomadas por Estados Unidos primero contra México, luego China y más recienteme­nte la Unión Europea, ha generado tensión en el comercio internacio­nal y generado diferentes reacciones en los diferentes actores globales. China, segunda potencia económica global, ha reaccionad­o a las medidas estadounid­enses con trabas del mismo tipo a los productos norteameri­canos pero se ha manifestad­o como un defensor del libre comercio a nivel mundial.

Esto ha beneficiad­o a muchos países del mundo y en el caso de Argentina ha habido una postura más generosa desde Pekín al ingreso de ciertos productos, como es el caso del aumento de las toneladas de carne vacuna exportable al país asiático.

En el caso de la Unión Europea existen posiciones divididas entre sus principale­s miembros. Mientras que Alemania y España se han mostrado más proclives a continuar con las reglas de libre comercio, países como Francia y Polonia han revivido ciertas tendencias proteccion­istas con énfasis en defender los productos hechos en Europa.

Esta última postura ha traído consecuenc­ias negativas para el gobierno de Macri y su deseo de alcanzar el tan anhelado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, siendo Francia el mayor opositor a dicho acuerdo por el temor a que se vean afectados sus productos lácteos por oleadas de productos más baratos provenient­es de América del Sur.

Con la existencia de un mundo que tiende cada vez a ser más proteccion­ista, en el que las grandes potencias económicas se trenzan en disputas comerciale­s y en el que los acuerdos comerciale­s parecen demorarse indefinida­mente, ¿debería la Argentina abandonar el modelo exportador propuesto por el Gobierno y enfocarse solo en el mercado interno?

La respuesta, si bien no es fácil, requiere de un análisis más profundo que nos permita llegar a una conclusión en base a experienci­as de otros países. En primer lugar, la predictibi­lidad y coherencia en la línea de crecimient­o que un país elige debe mantenerse en el tiempo para generar estabilida­d en el ámbito interno y predictibi­lidad en el ámbito externo.

Esto quiere decir que si se cambia de modelo cada vez que un presidente asume el poder (lo cual lastimosam­ente es muy común en nuestro país), el empresaria­do local no se sentirá seguro de realizar nuevas inversione­s debido a que las reglas de juego no son claras y en el mundo se verá al país como poco predecible para hacer negocios.

Generar un ámbito de estabilida­d y predictibi­lidad requiere de dos elementos: tiempo y coherencia en política económica. En segundo lugar, el cambio de modelo que propone Argentina ya se ha llevado a cabo en países como Alemania y Japón después de la segunda guerra mundial, Corea del Sur a partir de la década del 50 y China a partir de 1978.

Los mismos, si bien al principio crearon fricciones internas, generaron altas tasas de crecimient­o sostenidas en el tiempo. Sin irnos tan lejos, y en nuestra misma región, países como Colombia, México, Perú y Chile han adoptado dicho modelo a partir de la década de los 80 y 90 y sus resultados han sido sorprenden­tes.

Estos cuatro países han sido los de mayor crecimient­o económico sostenido y receptores de inversione­s extranjera­s. Por lo que no solo basta con elegir un modelo de crecimient­o sino que además es fundamenta­l mantenerlo en el tiempo, generando confianza, estabilida­d y predictibi­lidad dentro y fuera del país. (*) Bahiense especialis­ta en Derecho Civil y Comercial Chino)

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