Blockchain: el cambio de paradigma respecto a los sistemas clásicos
La cada vez más popular tecnología ofrece numerosas aplicaciones además de la célebre moneda Bitcoin. Seguridad y confianza entre los usuarios son su fuerte principal.
Martín Bayugar
Especial para “La Nueva.”
Blockchain es un nuevo paradigma que revolucionará de forma radical los sistemas con los que nos manejamos actualmente en nuestra sociedad y se encuentran basados en sistemas extremadamente centralizados que dependen de intermediarios o terceros de confianza.
Actualmente, para poder lograr la integridad y veracidad de los datos, las empresas, entidades públicas o privadas, han desarrollado grandes sistemas cerrados, centralizados, complejos, costosos y que no generan confianza y seguridad entre los usuarios.
A su vez, no es sencillo mover múltiples fuentes de información por la falta de interoperabilidad entre redes locales y, menos aún, entre redes de diferentes países.
Esta es la razón por la cual la tecnología blockchain se está instalando y posicionando fuertemente a nivel mundial de manera exponencial. La movilización internacional en el análisis e implementación de esta tecnología disruptiva es notoria y el gran impacto se debe a sus características.
Por ejemplo, ser un registro de base de datos e información compartida y validada por todos los nodos que participan del sistema bajo un mismo protocolo de manera descentralizada, distribuida, democrática, segura, confiable, transparente, etc., generando gran seguridad y confianza entre los usuarios por la inmutabilidad y trazabilidad de los registros y los altos niveles de auditabilidad de los mismos.
Como bien dice Alejandro Sewrjugin (argentino mundialmente reconocido en blockchain y criptomonedas) en su libro “Principios esenciales de la economía PHI”, '… la tecnología nos acerca, conecta y nos une para que podamos “confiar” el uno en el otro...'.
Son innumerables los congresos, foros, bancos, instituciones financieras, organizaciones, empresas de tecnología, universidades y diferentes interesados que ponen de manifiesto el gran aporte que brindará la tecnología blockchain y cómo podrá solucionar la multiplicidad de problemas sensibles e importantes que pesan en la operativa actual del mundo en que vivimos.
Frente a este escenario, es muy importante que todos los actores de la sociedad se informen, analicen, investiguen, realicen una valoración riguro- sa de las oportunidades para evitar quedarse al margen de la gran transformación que está ocurriendo con la tecnología blockchain.
La cadena de bloques es la tecnología que hace funcionar al Bitcoin, la principal criptomoneda del mundo y el claro caso de éxito de blockchain, pero que a su vez es un paradigma que se puede utilizar en ámbitos muy diversos.
La tecnología blockchain tiene la capacidad de crear criptomonedas descentralizadas, contratos digitales autoejecutables (“smart contract”), activos inteligentes (“smart assets”), entre incontables aplicaciones que pueden ser controladas y gestionadas a través de internet. Bitcoin ha conseguido crear con un razonable éxito un sistema monetario alternativo con una característica fundamental: no existe una entidad central que lo controle.
Este hecho, la transición desde un modelo con un tercero de confianza hacia un modelo de confianza descentralizado, distribuido y controlado entre los participantes de la red, es posible gracias a blockchain y es uno de sus aspectos más revolucionarios.
En esencia, una red blockchain es un conjunto de ordenadores, llamados nodos, conectados entre sí usando un protocolo común con el objetivo de validar y almacenar la misma información en una red P2P de manera automática, de igual a igual, (“peer to peer”). Esta información se interpreta como un libro mayor común (“ledger”), de ahí el acrónimo DLT (“Distributed Ledger Technology”) asociado a este tipo de arquitecturas. El “ledger” registra todas las transacciones entre nodos que han ocurrido desde la creación de la red blockchain.