Los elevadores de chapa: la pérdida más relevante
Fueron parte del paisaje portuario durante 70 años, hasta su insensata demolición por parte del puerto.
El anuncio de una convocatoria a concurso para refuncionalizar y poner en uso el viejo muelle de los elevadores de Ingeniero White ha sido una buena noticia para la ciudad y la región. Una posibilidad concreta de generar una propuesta recreativa y turística de relevancia.
El lugar está sin uso desde hace 40 años, cuando se demolieron los dos elevadores emplazados en el lugar.
Lo que sigue es parte de la historia de esos edificios, de los más valiosos que hubo en el país.
Muchas obras arquitectónicas se han perdido en la ciudad. El progreso, la especulación, el desentendimiento, la ignorancia han sido algunos de los causales.
Entre los edificios que ya no existen se cuentan los elevadores de chapa de Ingeniero White, construidos entre 1908 y 1910.
Fueron parte de la respuesta de la empresa concesionaria del puerto, el Ferrocarril del Sud, al enorme crecimiento comercial, con decenas de barcos cada día para cargar sus bodegas de cereales y otros productos.
Su diseño respondió a la estética de la "arquitectura industrial", utilitaria, de líneas simples, despojadas de toda ornamentación.
Las obras
Los elevadores eran prefabricados, llegadas sus partes desde Gran Bretaña, de hierro y revestidos en chapa, con piezas estandarizadas.
Inmediatamente de construidos, su perfil fue protagonista del paisaje urbano. El Libro del Centenario de "La
Nueva Provincia" señaló que "no era posible separar de la mente de quien visita Bahía Blanca la inconfundible silueta de los elevadores".
Eran, se dijo, "centinelas avanzados de la civilización y exponentes de la capacidad productiva de la ciudad".
La pérdida
Especialistas del tema se maravillaron cuando, relevando obras industriales a principios de los 70, conocieron la obra, superior por estética y diseño a cualquiera existente en Buenos Aires y Rosario.
"La limpieza de diseño y su esencialidad hacen que sean ejemplos en su género", señaló Jorge Gazaneo, en su libro Arquitectura de la Revolución Industrial.
En marzo de 1977, las autoridades del puerto, buscando "mejorar la operatividad" decidió su desmantelamiento. Los vendieron como chatarra. Fueron desguazados en pocas semanas. Desde entonces el muelle que los contuvo quedó sin uso ni destino. Nunca se hizo obra alguna en el lugar. La demolición fue tan inútil como injustificada. Ahora se abre una expectativa. No de recuperar lo perdido, pero sí de darle algo de sentido.