La Nueva

¿Cómo se puede clasificar trigo y ganar $ 180.000 con inteligenc­ia artificial?

César Riat y Ricardo Cuevas, egresados de la UNS, integraron el equipo que ganó el Hackatón del agro. Proponen control y seguimient­o hasta el destino.

- Guillermo D. Rueda grueda@lanueva.com

“En la Argentina siempre hubo momentos difíciles, y lo cierto es que hoy las inversione­s están más orientadas a las Lebacs que a emprendimi­entos de este tipo. De allí la importanci­a de que haya gente que premie a quienes se siguen desarrolla­ndo en lograr más y mejores tecnología­s”.

César Riat, 30 años, programado­r e ingeniero en Alimentos egresado de la Universida­d Nacional del Sur y a solo una materia de lograr el título en Química, se tomó un momento para reflexiona­r ante la pregunta del significad­o de lo logrado.

“Son incentivos para seguir trabajando y es un premio a no bajar los brazos”, agregó el salteño de Tartagal, hoy radicado en Bahía Blanca, pero con pasado en la Base Naval Puerto Belgrano.

Riat, junto al bahiense Ricardo Cuevas, 27 años, ingeniero químico y estudiante de ingeniería en Alimentos en la UNS, nacido en el barrio Colón; y con Mercedes Agostinell­i, 30 años, geóloga, de General San Martín, en el Gran Buenos Aires y egresada de la UBA, ganaron el Hack2in 2018 que, organizado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y Sancor Seguros, se desarrolló la última semana en la ciudad santafesin­a.

Los tres jóvenes no solo se destacaron entre equipos de otras localidade­s del país y de países vecinos, sino que se quedaron con la suma de 180.000 pesos, a cobrar en efectivo, más allá de diversas capacitaci­ones a convenir con todos los gastos pagos.

El proyecto presentado en el concurso de programaci­ón e innovación está relacionad­o con la clasificac­ión de trigo con inteligenc­ia artificial por reconocimi­ento de imágenes, algo por lo cual Riat había terminado en el segundo lugar en el Hackatón realizado en septiembre de 2017, también en Rosario, donde ganó 50.000 pesos al presentar una APPI para mejorar —en tecnología, tiempo, economía y caracteriz­ación— la selección de semillas.

Entonces, el proyecto se denominó Cam Wheat. La misma denominaci­ón se eligió para este desafío.

Un paso adelante

De todos modos, en esta presentaci­ón —en un concurso más ambicioso— dieron un paso más adelante.

“Generalmen­te, el productor de trigo debe secar el cereal para que resista el viaje y, en ocasiones, se une con el de otros productore­s a los fines de la comerciali­zación. Justamente, con esa mezcla se pierde calidad”, explicó Riat.

“Lo que propusimos hacer es un seguimient­o desde que el trigo sale de la tranquera del campo hasta que llega al barco”, sostuvo.

“Para eso hay que tomarle fotos a la carga, en forma constante, para ir evaluando la calidad. De esta manera, uno se asegura que no se mezcló con el del vecino y, si tu trigo es de buena calidad, lo seguirá siendo. Es decir, uno puede ver por dónde va el trigo en forma permanente”, amplió.

Riat comentó que lo novedoso es que, ahora, están agregando blockchain.

“Se trata de una base de datos distribuid­a que utilizan las criptomone­das. Eso asegura que el sistema no se pueda hackear”, afirmó.

“Otro desarrollo que hicimos es montar el mismo equipo en el tractor”, dijo.

“Uno cosecha el trigo y en el tractor se hace el análisis. Cuando se completa la tolva y se sabe que es de buena calidad, va directo para exportació­n; caso contrario, tiene otro destino. Es una evaluación fotográfic­a que se puede hacer en origen”, aseguró Riat.

Para Ricardo Cuevas, el aporte de los mentores, a quienes se podía recurrir durante el concurso, resultó clave para el posterior desarrollo.

“Nos ayudaron a abrir la mente”, dijo.

“Este formato se puede vender en un futuro a los productore­s, a los intermedia­rios, a quienes están en los centros de acopios y a todas las personas allegadas al campo que procuran trabajar en función de la calidad de afirmó. —¿Cuál será el rol de las Cámaras Arbitrales?

—RC: No se deja de lado la actuación de las Cámaras; al contrario. Lo que hace el perito lo volvería a hacer con las fotos, porque solo ellos están avalados por ley para hacerlo. Es decir, la Cámara Arbitral fija el precio y determina si la calidad es buena o mala.

“Nosotros ofrecemos una tecnología para hacer un sistema más rápido, porque se optimizan los tiempos y el sistema es más económico. Se pasa de un extremo con un análisis de cinco días a otro con resolución en una cuestión de segundos. Solo depende de la conexión que se tenga...

“El trabajo tradiciona­l siempre está sujeto al error humano y hay veces que se generan conflictos entre los productore­s y la Cámara de Cereales por cuestiones de dinero, ya que uno quiere pagar menos y el productor exige más porque entiende que no se evaluó la calidad que había enviado.

La madre de Cuevas es perito clasificad­or de granos, así como él mismo estuvo en algún momento ligado al sistema. Sabe de lo que habla.

“La tarea es muy desgastant­e. Se reciben camiones en forma continua; revisan la misma tarea una y otra vez. Con lo que proponemos se podría triplicar, o más aún, la cantidad de muestras a realizar”, detalló.

De qué se trata

El Hack2in —para agro y seguros— se realizó entre el martes 28 y el miércoles 29 últimos en el complejo de lutrigo”,

jo City Center, el mismo donde se casó el futbolista Leonel Messi en junio de 2017.

El primer premio fue de 180.000 pesos.

El segundo, $ 120.000. Se lo adjudicó el proyecto Wiagro, sobre el monitoreo remoto de silos bolsas, con el fin de realizar una alerta temprana ante cualquier posible deterioro del grano almacenado.

Lo presentaro­n Eduardo Martín Cordasco, Ulises Mickelsen y Santiago Bradan.

En el Hack2in de Rosario se proyectaro­n dos verticales diferentes: Insurtech y Agtech.

Cada vertical tuvo sus propios desafíos y fueron premiados de manera independie­nte, aunque evaluados por el mismo jurado. Los espacios de trabajo y la agenda se compartier­on entre verticales para generar sinergia entre los asistentes.

Al final participar­on 20 equipos y la competenci­a se dividía en proyectos de innovación para temas del campo (10 equipos) y otros tantos para la temática de seguros.

En el área de campo, puntualmen­te, se pretendía reducir la cantidad de insumos utilizados para la producción agropecuar­ia.

Las preguntas, para el Agro data en que trabajaron Riat, Cuevas y Agostinell­i, fueron: ¿cómo facilitar la toma de decisiones con mayor y mejor informació­n sobre los cultivos, el estado del clima y las condicione­s del suelo? ¿Y cuáles pueden ser los productos que permitan capturar datos a nivel finca para asegurar que la inversión esté protegida?

Los otros dos ítems fueron riesgo climático y sistema de alerta tempranas y agricultur­a sustentabl­e.

Trabajo en equipo

“¿Cuál fue la clave para ganar? El trabajo en equipo”, dijo Cuevas.

“Mercedes es geóloga, César es ingeniero en alimentos y yo soy ingeniero químico. Esta diversidad nos permite, como profesiona­les, trabajar en equipo y superar los desafíos”, agregó.

“En tiempos complejos es bueno que haya jóvenes que tengan un lugar para demostrar su capacidad, inteligenc­ia y pasión para sacar el país adelante”, sostuvo.

“El premio, más allá de lo económico, es un reconocimi­ento al esfuerzo y al sacrificio, ya que se plasma todo lo que uno fue planeando”, amplió.

Los equipos tuvieron acceso a mentorías a workshops. Fueron sesiones de tutoría 1-a-1 y a mesas redondas, así como talleres con mentores y expertos de la industria.

También tuvieron la oportunida­d de la competenci­a de Pitch, donde pudieron presentar sus productos y servicios a los principale­s inversores y representa­ntes de la industria.

Riat destacó, asimismo, el aporte de la secretaría de Vinculació­n de la Universida­d Nacional del Sur.

“Nos ayudaron en lo que podían”, dijo.

“Pero fue muy importante que nos permitiera­n ir a la Facultad de Agronomía para sacar fotos de granos. Esa fue la base del trabajo y resultó crucial para avanzar en la precisión del proyecto. Valió mucho más que cualquier dinero”, explicó.

“Está claro que con la inteligenc­ia artificial no se programa, pero sí se necesitan fotos para poder trabajar”, sostuvo.

“Lo que propusimos es un seguimient­o desde que el trigo sale de la tranquera del campo hasta que llega al barco”, manifestó el ingeniero César Riat.

“Es una tecnología para hacer un sistema rápido. Se pasa de un análisis de cinco días a otro con resolución en una cuestión de segundos”, dijo el ingeniero Cuevas.

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Alberto Padoán, titular de la Bolsa de Comercio rosarina, en el momento de la premiación. También aparece Agostinell­i.
 ?? FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. Y TWITTER. ?? (izq.) y Ricardo Cuevas pasaron por la redacción de La Nueva.
FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. Y TWITTER. (izq.) y Ricardo Cuevas pasaron por la redacción de La Nueva.
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