La Nueva

Mac Allister, secretario de Deportes de La Nación, habló con “La Nueva.”

Nueva.”, El secretario de Deportes de La Nación habló con “La brindó su opinión del presente que atraviesa, de su cercanía con Bahía, de los intereses políticos, de lo que pudo hacer y de lo que considera, a esta altura, inviable.

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Qué te moviliza cuándo ves a un chico con los mocos colgando y las zapatillas rotas?

—Mi trabajo con el deporte me recuerda a mi niñez. Empecé a jugar al fútbol en el club a los 8 años, cuando falleció mi Viejo. Y me veo reflejado con un solo par de zapatillas y, como vos decís, entre comillas, con los mocos colgando...

Entre la pregunta y la respuesta se produjo un silencio, un quiebre. Acaso, Carlos Javier Mac Allister demostró su esencia, su sencillez, su naturalida­d por encima de su presente, del cual no reniega y, menos aún, de su pasado.

“Hoy, millones de argentinos quisieran ser secretario de Deportes de La Nación o, como en su momento, jugar en la Primera de Boca, en la Selección o con Maradona o Caniggia. Y eso lo tengo que valorar”, reconoce.

Su presencia en la ciudad durante este fin de semana tuvo, una vez más, un motivo más allá de lo estrictame­nte laboral.

“Vengo mucho -contó el Colorado-, porque estoy en pareja con una chica de acá y me genera una relación de cercanía”.

Bonachón, aunque, también, frontal y firme como cuando recorría el carril izquierdo, Mac Allister juega su partido, evitando, eso sí, las rivalidade­s extremas.

“Hay días que estás muy fuerte y sabés que tenés que seguir adelante, trabajando, sumando todo lo bueno que se hizo en la gestión anterior. No soy de los que hablan mal de lo que hicieron los demás. El país -entiende- no debiera partirse en cada elección. Yo, trato de trabajar para dejar la secretaría mejor de lo que la encontré. Eso significa que, quien llegue, podrá hacer un mejor trabajo que yo”.

—En ese caso estarías priorizand­o el fin.

—Siempre tendría que ser así. El problema de la política es cuando cada dirigente empieza a pensar en uno. Por eso, a veces alguno hasta vota en contra de lo que piensa, porque prioriza si es redituable para su carrera o no. Eso es lo que admiro del Presidente, que siempre vota lo que le conviene al país. Porque hubiese sido magnífico no levantar las tarifas, no tener que ordenar el gasto público, poner la plata al consumo y que el país terminara de explotar. Hay que tener mucha responsabi­lidad para tomar decisiones que no son populares y mucha irresponsa­bilidad para seguir tomando decisiones populistas. ¿Y sabés por qué para mí es más fácil entenderlo? Porque a mí, en el fútbol, me tocaba cagar a patadas a uno para sa- carle la pelota y dársela a otro para que metiera el gol.

—¿Qué partido te queda

Millones de argentinos quisieran ser secretario de Deporte de La Nación o, como en su momento, jugar en la Primera de Boca o con Maradona", dijo. por jugar hasta cumplir el mandato?

—Todos los partidos son difíciles, todos los días son especiales, porque nadie tiene por qué saber lo que me pasa a mí, pero yo tengo que saber lo que le pasa a todos. Por ejemplo, trabajar en la federaliza­ción deportiva que es gratuita en todo el país, tengo que tener bien el Cenard, las becas al día para que puedan vivir de eso, trabajar bien con los clubes, trabajar sobre las leyes, los presupuest­os, las treinta y pico personas que tengo en la secretaría y demás. Pero el deportista o el empleado, en cambio, ve sólo su segmento. Y cuando no ve algo malo te lo pone en un Twitter. Por eso, uno tiene que estar preparado. En eso me ayudó mucho el fútbol.

—Más allá de tu cercanía afectiva con la ciudad, en el mapa estrictame­nte deportivo, ¿qué lugar ocupa Bahía Blanca?

—Cuando uno conduce no puede anteponer los intereses personales, por eso, estaría mal que a Bahía le diera programas que no le otorgo a los demás. Lo que hago es, a todos los lugares le asignó la misma importanci­a. Comparado con el fútbol, se puede decir que hay 180 jugadas que pueden definir un partido, pero uno no sabe cuál será, por eso tiene que ir con las mismas ganas y espíritu a todas. El país tiene 2.500 municipios y 24 jurisdicci­ones, y con todos hay que trabajar igual.

—Más allá de que el corazoncit­o está en Bahía.

—Y... Je.

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EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. junto con los chicos, durante una de sus tantas recorridas por Bahía.

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