Calidad o cantidad: el caso Argentina y Chile y claves para exportar lo que se debe
El ejemplo de nuestro país y sus similitudes y diferencias con el país trasandino sirve para entender qué modelo exportador conviene ante cada contexto local, regional e internacional.
Con la creación por parte de Chile, Colombia, Perú y México de la Alianza del Pacifico en el año 2011, en la región latinoamericana se ha abierto un debate, que no es nuevo, sobre qué modelo es el más adecuado para promover el crecimiento económico.
En resumen, se debaten entre dos opciones: un modelo exportador con miras a ganar mercado internacional o un modelo de proteccionismo regulado con mayor énfasis en el consumo interno. El primero es el seguido por los países de la Alianza del Pacifico, mientras que el segundo es seguido por los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Venezuela y próximamente Bolivia).
La idea del Mercosur se basa en que mediante la creación de barreras arancelarias a los productos provenientes de países ajenos al bloque, se alienta a la creación de industrias nacionales que satisfagan las necesidades de la población, vendiendo productos más baratos debido a que no deben pasar por el pago de impuestos como lo hacen los productos extranjeros.
Esto genera que los consumidores locales queden cautivos de las empresas nacionales, accediendo no siempre a los mejores productos y muchos menos al mejor precio en comparación al mercado mundial (solo pensar en comprar ropa fuera de Argentina explica las diferencias existentes).
Por su parte, los del Pacifico apuestan a hacer sus industrias más competitivas mediante la exposición a los mercados internacionales, lo cual si bien puede generar estrés en las industrias nacionales, aquellas que logran “sobrevivir” son las más eficientes y competitivas no solo dentro del país sino a nivel mundial y, además, los consumidores tienen acceso a los mejores productos del mundo al menor precio posible. Ahora bien, ¿qué modelo es el más acertado?
Un ejemplo que demuestra las virtudes y defectos de ambos modelos es el caso del vino, producto de orgullo tanto para Argentina (Mercosur) como para Chile (Alianza del Pacífico). Ambos países son conocidos a nivel mundial por sus buenos vinos, su buena calidad, gusto y bajo precio y están entre los 10 mayores productores a nivel mundial.
De acuerdo a la Organización Internacional de Vinos, en 2015 Argentina era el 5° productor mundial de vinos con 13.000 hectolitros (en 2014 Argentina había alcanzado los 15.000), seguido por Chile con 12.800. En el 2014 la industria argentina del vino exportó por un valor de 800 millones de dólares, valor que ha caído desde entonces, mientras que Chile en el mismo período exportó por 2.010 millones de dólares.
¿Cómo se explica que dos países con casi la misma calidad de vino, sabor y precio tengan balanzas tan desiguales de exportación? No solo eso, Argentina produce más vino que Chile, sin embargo recibe menores ingresos por exportaciones. La respuesta es la siguiente: mientras que las barreras arancelarias de Argentina evitan a muchas industrias nacionales tener que competir con el exterior también generan la creación de iguales medidas por parte de países extranjeros, lo cual dificulta la exportación de los pocos productos competitivos a nivel mundial que tiene el país, como por ejemplo el vino.
Esto significa que el vino que produce Argentina es mayoritariamente vendido en el mercado local, el cual es de 44 millones de personas y crece muy lentamente. Por su parte, Chile produce menos vino que Argentina y tiene una población más pequeña (de alrededor de 17 millones) pero recibe más del doble de ingresos por exportaciones. Esto se debe a que Chile ha firmado numerosos tratados de libre comercio (TLC) y acuerdos comerciales con más de 60 países en los cuales se acuerda una eliminación recíproca de aranceles.
Esto permite a nuestro país vecino acceder a mercados mucho mayores que Argentina (Japón solo, con el cual Chile ha firmado un TLC, posee 180 millones de habitantes) y además colocar sus productos a menor precio, ya que a diferencia de los vinos argentinos, los vinos chilenos no deben trasladar el costo de los aranceles pagados para ingresas sus productos a terceros países a su precio final.
Si bien Argentina posee vinos de renombre mundial, excelente calidad y una producción de las mayores a nivel mundial, el país no ha sabido colocar sus productos en el extranjero, o mejor dicho las políticas de comercio internacional nacionales no necesariamente han sido diseñadas para facilitar el acceso de nuestros productos a los supermercados del mundo.
"Si se preguntan cómo fue la balanza en 2017, Chile exportó por unos 2 mil millones de dólares mientras que la Argentina lo hizo por unos 806 millones. Los números hablan por sí solos". Gallego.