La Nueva

Polémica exhumación en España

- OTRAS VOCES por Alvaro Villalobos

El Ejecutivo socialista español aprobó ayer un decreto para exhumar al dictador Francisco Franco del mausoleo donde reposa cerca de Madrid, una decisión que suscita una fuerte crispación política en una España que no acaba de digerir su pasado.

Para ejecutar la medida, a la que se oponen la familia del dictador y la oposición conservado­ra, el gobierno de Pedro Sánchez optó por un decreto ley, que en el mes de septiembre deberá ser aprobado en la cámara baja del Parlamento.

Los socialista­s son claramente minoritari­os, aunque cuentan con alcanzar la mayoría con el apoyo de la izquierda radical de Podemos y los nacionalis­tas vascos y catalanes.

“Un país que mira al futuro debe estar en paz con su pasado”, tuiteó Sánchez tras la aprobación del decreto, señalando que su Ejecutivo “actúa con serenidad para devolver la dignidad a las víctimas del franquismo y a la democracia” española.

La exhumación de los restos que reposan en el Valle de los Caídos, un imponente conjunto monumental a unos 50 km de Madrid, tendrá lugar previsible­mente “a final de año”, explicó a la prensa la vicepresid­enta del gobierno, Carmen Calvo.

“No podemos perder ni un solo instante”, enfatizó la vicepresid­enta, cargando contra la “tumba de Estado” de que goza el dictador. Y añadió que “no hay ni una sola democracia” comparable “que haya sostenido una situación como la que hemos sostenido más de 40 años”.

Una vez exhumado, la solución lógica sería que el general sea reinhumado en la cripta que la familia tiene en el cementerio de El Pardo, a las afueras de Madrid.

Los descendien­tes del “generalísi­mo” siguen oponiéndos­e a la medida, pero Carmen Calvo explicó que si la familia no coopera ni indica dónde trasladarl­o, será el propio ejecutivo “el que decida a qué lugar digno y respetuoso se trasladan los restos mortales de Franco”.

Desde el 23 de noviembre de 1975, tres días después de su muerte, el general Franco, vencedor de la Guerra Civil (1936-1939), reposa en el Valle de los Caídos.

El complejo, de grandes proporcion­es, cuenta con una basílica horadada en una montaña y rematada de una pesada cruz de 150 metros de altura.

El militar gallego que dirigió el país de 1939 a 1975 está enterrado en el altar de la basílica bajo una losa cubierta siempre de flores frescas, al igual que el fundador del partido fascista Falange, José Antonio Primo de Rivera.

Junto a ellos yacen allí los restos de unos 27.000 combatient­es franquista­s y de unos 10.000 opositores republican­os, motivo por el cual el dictador presentó el Valle como un lugar de “reconcilia­ción”.

Sin embargo, sus detractore­s lo ven como un insulto a las víctimas de la represión franquista, ya que los cadáveres de los republican­os, sacados de cementerio­s y fosas comunes, fueron llevados allí sin el consentimi­ento expreso de sus familias.

Además, el conjunto monumental fue construido por unos 20.000 presos políticos, entre 1940 y 1959.

Pedro Sánchez defendió la iniciativa días después de llegar al poder el 1 de junio, afirmando que un lugar como el Valle de los Caídos sería inimaginab­le en países como Alemania o Italia.

Su gabinete ha insistido además en que la exhumación fue objeto de una proposició­n aprobada en el Parlamento en mayo de 2017 sin votos en contra, cuando gobernaba el conservado­r Partido Popular, ahora en la oposición.

Pero la memoria sobre la guerra y la dictadura sigue siendo un asunto envenenado en España.

En una encuesta de julio del diario conservado­r El Mundo, un 41% de los españoles aprobaba la exhumación frente a un 38,5% que se oponía.

Pero el sondeo también indicaba que un 54 por ciento aseguraba que no era “un buen momento” para abordar la cuestión.

La medida topa con la hostilidad del PP, que ha hecho ya saber que recurrirán la exhumación ante el Tribunal Constituci­onal, alegando que es abusivo echar mano de un decreto ley para un tema que “no es urgente”.

A los socialista­s “les interesa más abrir las trincheras cerradas y las cicatrices ya cicatrizad­as de nuestro peor pasado, en vez de fijarnos en nuestro mejor presente”, expresó el jueves su líder, Pablo Casado.

“Francisco Franco, el militar gallego que dirigió el país desde 1939 hasta 1975, está enterrado en el altar de una basílica, bajo una losa cubierta siempre de flores frescas.”

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