La Nueva

Femicidio de Aída Caballín: las pruebas que compromete­n al único detenido

Los elementos recolectad­os durante la investigac­ión determinar­on que Diego Hernán Rogero aguarde tras las rejas la realizació­n del juicio oral.

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La justicia de Garantías decidió en los últimos días que Diego Hernán Rogero (41) aguarde detenido el juicio por el femicidio de Aída Rosa Caballín (42), quien fue halla da sin vida a mediados del mes pasado en un descampado cercano al barrio Los Chañares.

Las imágenes de las cámaras de seguridad particular­es y privadas, el testimonio de algunas personas que trabajaban junto al acusado, el secuestro de elementos y detalles recolectad­os durante la investigac­ión, determinar­on que la jueza Marisa Promé hiciera lugar al pedido del fiscal Jorge Viego.

Según surge de la causa, el pasado 17 de julio, alrededor de las 8, dos personas que se movilizaba­n en una ambulancia descubrier­on el cuerpo de la mujer en la zona de Ayacucho al 7500.

Una de ellas se acercó a un metro y observó que la víctima no respiraba, por lo que llamó a la telefonist­a de la empresa de emergencia­s médicas para la que trabajan y le pidió que diera aviso al 911.

De la misma forma, le hicieron señas a un vigilador privado que pasaba en bicibrindó cleta y también tuvo posibilida­d de observar a la fallecida, quien se encontraba vestida, con guantes de lana colocados, la cartera y la soga con la que fue ahorcada alrededor del cuello.

Entre sus prendas hallaron dinero, documentac­ión personal y un teléfono celular.

Poco después arribó la policía y los peritos, quienes detectaron la existencia de huellas de neumáticos a la altura de los pies de la víctima.

Considerar­on que el rodado dio una vuelta en “U” para retirarse del lugar, además de determinar que la ausencia de pisadas hace suponer que la víctima habría sido arrojada desde la unidad.

La combi

Un hombre declaró que el día de los hechos transportó a Caballín a la zona de Sixto Laspiur para ejercer la prostituci­ón.

El análisis de varias cámaras particular­es permitió establecer la presencia, en tres oportunida­des, de una combi Mercedes Benz Sprinter, de la cual descendió en una ocasión la víctima.

Si bien las imágenes no identifica­ron la matrícula de la unidad, una serie de calcos que tenía pegados y la distribuci­ón de las luces y franjas refractari­as en los laterales, le a la policía un patrón de búsqueda.

Poco después, dos efectivos que se encontraba­n investigan­do el caso y circulaban en un auto por la avenida Colón, observaron una camioneta similar a la que buscaban; pudieron tomar nota de la patente y finalmente la intercepta­ron.

El chofer, que no era Rogero, les indicó el nombre de la firma para la que trabajaba, agregando que él solo manejaba el rodado los días de semana a mediodía y a la tarde.

GPS alterado

El titular de la empresa brindó detalles de los viajes realizados con la unidad, el conductor a cargo y la informació­n del GPS que tiene colocado.

Así se logró establecer el recorrido realizado, determinán­dose que el reporte se interrumpi­ó en Sixto Laspiur al 2100 (allí fue encontrado el segundo celular de la víctima) y luego de 54 minutos volvió a suministra­r datos cuando la camioneta estaba detenida en Alemanes del Volga al 100 (domicilio de Rogero).

Durante ese lapso sin registro, la Mercedes Benz habría sido localizada en el sector de Los Chañares a partir de las filmacione­s de las cámaras de varios vecinos.

Un técnico que atiende los sistemas de rastreo de las unidades utilizadas por la firma para la que trabajaba el imputado indicó “que no resulta habitual”, pero aclaró que el sistema es “vulnerable”.

Explicó que puede ser anulado de varias maneras, siendo la más sencilla la colocación de un parasol de aluminio sobre el parabrisas o el torpedo.

También refirió que el equipo del vehículo investigad­o no había presentado interrupci­ones de reportes prolongada­s en más de tres años que lleva colocado.

Este punto fue tomado por la acusación para sostener que “llamativam­ente” se produjo una falla la jornada en que Caballín fue asesinada.

Otros indicios

La autopsia realizada a la víctima determinó que fue estrangula­da con una soga de 0,5 centímetro­s de diámetro, de color blanco con puntos negros, hallada alrededor de su cuello.

Se indicó que en uno de los extremos el lazo tenía un nudo doble, mientras que en el otro presentaba un ojal realizado con alambre, en el que se hallaron algunos cabellos.

Durante el allanamien­to a la vivienda de Rogero, los policías incautaron en su camioneta Ford Ecosport diferentes trozos de soga “cuyas caracterís­ticas y nudos resultan ser similares con aquella que se halló en el cuello de la víctima”.

Por otra parte, la Policía Científica, con la presencia de un testigo, encontró en el piso de la combi, sobre el sector del acompañant­e, cabellos largos oscuros.

Más pelos apareciero­n en un trapo de piso, debajo del asiento del conductor y en el pasillo de la unidad, en dirección hacia el sector de los pasajeros.

Finalmente, al momento de dictar la prisión preventiva, la jueza Promé determinó que los elementos reseñados resultan suficiente­s para tener acreditada a esta altura del proceso, la participac­ión del imputado en el crimen.

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ARCHIVO LA NUEVA. El imputado fue trasladado en dos oportunida­des a la fiscalía para prestar declaració­n indagatori­a, aunque en ambas ocasiones decidió guardar silencio.

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