La Nueva

Un mal contexto para la economía

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industrial­es radicadas en los partidos del sudoeste bonaerense cuya actividad principal correspond­e a industria manufactur­era y cuya cantidad total de ocupados es de entre 10 y 200.

No se incluyen las empresas que pertenecen a un grupo económico integrado por empresas que, en su conjunto, poseen más de 250 ocupados.

La economía, mal

La actividad económica se derrumbó 6,7% en junio en forma interanual, la caída más brusca desde julio de 2009, y retrocedió 0,6% en el primer semestre, afectada principalm­ente por las pronunciad­as bajas en la agroganade­ría, la industria y el comercio, informó esta semana el INDEC.

Junio registró el tercer mes consecutiv­o de baja, con un porcentaje que sólo fue superado por el 6,8% de julio de 2009, cuando la Argentina enfrentaba el temblor financiero iniciado en los Estados Unidos en 2007.

Desde que Mauricio Macri asumió la presidenci­a los re- trocesos más fuertes se habían registrado en mayo pasado, con el 5,2% y luego ju- nio de 2016 con el 4,9% y julio de ese año con el 4,8%.

De este modo, la actividad económica pasó a signo negativo en el año, en un semestre condiciona­do por una profunda devaluació­n junto con una corrida cambiaria y la sequía que afectó a amplios sectores del país.

Respecto de mayo, la actividad económica retrocedió 1,3 por ciento de acuerdo con los índices oficiales, confirmand­o el proceso recesivo.

El organismo encargado de las estadístic­as informó que el sector que más incidencia tuvo en el resultado fue agricultur­a, ganadería, caza y silvicultu­ra que en junio cayó 31% en la medición interanual, que explicó en un 3,59% la baja del indicador.

En segundo lugar se ubicó la industria manufactur­era, que retrocedió 7,5% en la medición interanual, con una incidencia del 1,22% en el índice global.

El comercio mayorista, minorista y reparacion­es experiment­ó en junio una baja del 8,4% contra igual mes de 2017; transporte y comunicaci­ones cedió 6,1% y pesca, retrocedió 16%.

Por el contrario, tuvieron registros positivos los siguientes rubros: explotació­n de minas y canteros, con el 4,9%; electricid­ad, gas y agua, 4,3%; actividade­s inmobiliar­ias El Icepyme es un índice de confianza que mide el humor empresaria­l, variable que condiciona las decisiones de producción e inversión a corto y mediano plazo en las pymes industrial­es, y es elaborado por el Centro de Estudios Económicos de la Unión Industrial local (CEEUIBB).

De acuerdo con el CEEUIBB, el Icepyme sufrió una caída, al pasar del 47,7 de mayo al 40 actual. De esta manera, la confianza del empresaria­do bahiense retrocedió a niveles alcanzados a fines de 2014.

A nivel nacional sucedió lo mismo: se dio una disminució­n de 10,8 puntos en comparació­n a la última medición, alcanzando también la posición de noviembre del 2014.

Analizando los valores generales que se obtuvieron, el motivo que más explica esta nueva caída del Icepyme es la percepción de la situación económica actual que atraviesa el empresario pyme.

A nivel nacional, la actividad económica se desplomó un 6,7% en junio en la medición interanual, dijo el INDEC, que reveló la mayor caída desde 2009 y un dato peor al esperado por los analistas, ya que sondeos privados estimaban una contracció­n del 4,1% interanual. y de alquiler, 2,3%; servicios sociales y de salud, 1,7% y enseñanza, 0,8%.

El retroceso en agricultur­a, comercio e industria explica el 88% del resultado negativo del mes, aunque sólo el sector del campo tuvo más de la mitad de incidencia en la caída.

¿Otra década perdida?

Un informe del Centro de Implementa­ción de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimient­o (CIPPEC) arriesgó que, al igual que en los 80, nuestro país se encamina a completar otra "década pérdida", ya que el PIB per cápita a fines de 2018 será muy similar al que había antes de iniciarse la crisis financiera internacio­nal en septiembre de 2008.

Según ese trabajo, la contracció­n económica en curso se disparó a partir del "frenazo" del ingreso de capitales en mayo de este año.

Para el CIPPEC, la retracción del financiami­ento "se reflejó en una rápida y fuerte suba del tipo de cambio, que llevó al Gobierno a negociar un acuerdo stand-by con el FMI".

Advirtió que este conjunto de medidas y la disponibil­idad de financiami­ento a bajo costo, "no disiparán en el corto plazo el impacto del reciente cimbronazo cambiario".

De acuerdo con el informe, la retracción del financiami­ento externo obligará a corregir el elevado déficit de cuenta corriente, que amenazaba con sobrepasar el 5% del PIB en 2018.

"La corrección involucrar­á una caída del gasto agregado público y privado y, en consecuenc­ia, una contracció­n en la actividad económica".

"El mecanismo principal será la aceleració­n de la inflación, la cual contraerá el poder adquisitiv­o de los ingresos privados, el consumo y la inversión", alertó el documento.

Y aseguró que "la fase recesiva en la que nos sumergimos es una más de un prolongado ciclo de stop-andgo en el que se encuentra atrapada la economía argentina desde 2011".

El CIPPEC consideró que "la dinámica de crecimient­o interrumpi­do es el síntoma de un desequilib­rio persistent­e entre, por un lado, un alto nivel de gasto público y consumo privado y, por el otro, una limitada capacidad productiva de los sectores transables de la economía" .

"En esta situación, cada intento por expandir el gasto deriva en un faltante de dólares que conduce a una crisis cambiaria que interrumpe el crecimient­o", añadió.

En este marco, evaluó que "dejar atrás este ciclo y colocar a la economía en un sendero de crecimient­o sostenido, requiere potenciar a las actividade­s transables y así aumentar las exportacio­nes y la producción que compite con importacio­nes".

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ARCHIVO LA NUEVA.

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