La Nueva

Si uno no quiere, dos no pueden

- Por Ricardo Salas info@lanueva.com

En la antesala de una huelga docente de 72 horas, ya no sólo por la cuestión salarial sino también por el generaliza­do reclamo por el estado de la infraestru­ctura en las escuelas públicas, puede advertirse un lógico impacto sobre la agenda gubernamen­tal y política bonaerense.

Es una crónica anunciada desde el receso invernal. En el cara a cara entre ministros y dirigentes gremiales las miradas fueron penetrante­s. Al momento de sentarse, los sindicalis­tas docentes desplegaro­n un cartel reclamando justicia por la vicedirect­ora y el auxiliar fallecidos por el trágico escape de gas en la escuela de Moreno.

Fue durante la novena reunión paritaria donde, por primera vez, la gobernació­n de María Eugenia Vidal hizo una oferta superior al 15%, pero que igualmente fue rechazada por los docentes más combativos.

No alcanzó la propuesta del 19% hasta septiembre, 210 pesos de material didáctico y el compromiso de los funcionari­os de Vidal de una revisión para octubre.

De inmediato, el gremialism­o docente convocó a una huelga de 3 días (mañana, miércoles y jueves) y a la Provincia no le quedó otra que anunciar que se les descontará los días a los docentes que adhieran al paro en su salario de bolsillo mensual.

“Algunos gremios docentes se han sumado a la estrategia política partidaria de ciertos dirigentes que creen que con su seguidilla de paros debilitan la gestión de Vidal”, subayan desde el ala legislativ­a de Cambiemos.

Creen que era posible, encauzar un acuerdo sin que los alumnos, fundamenta­lmente de las escuelas públicas que son los chicos que por situacione­s de mayor vulnerabil­idad necesitan más y mejor educación.

La “grieta” entre el Ejecutivo y el sindicalis­mo docente agrega incertidum­bre y está lejos de vislumbrar un buen horizonte. En la coyuntura aparece la desastrosa situación de las escuelas por falta de mantenimie­nto escolar, sueldos que no alcanzan, inflación y tarifas de servicios públicos domicliari­os por la nubes y conflictiv­idad social por todas partes. Escenario de sombrías proyeccion­es.

Diagonales platenses

La grieta entre el Ejecutivo y el sindicalis­mo docente agrega incertidum­bre y está lejos de vislumbrar un buen horizonte.

En medio de la pulseada apareció una renuncia cantada. Mateo Nicholson, responsabl­e de infraestru­ctura escolar de la PBA, duró dos meses de licencia, pero cercado por denuncias por corrupción, se fue.

El funcionari­o fue denunciado por un audio”pidiendo” a una colaborado­ra “inventar presupuest­os” en una licitación de cocinas para comedores escolares, para presentar un “dibujo” ante el gobierno.

“Pasaron varios meses, lo escondiero­n y lo protegiero­n para conservarl­o en el cargo, en el medio de todo esto explotó una escuela en Moreno que se llevó la vida de dos personas y Nicholson solo se va porque renuncia. Lamento que no se lo haya echado antes”, afirmó el diputado massista, Jorge D’Onofrio.

La Provincia se metió en un frente de tormenta.“La desidia es corrupción, inventar presupuest­os de obras que no se hacen, es corrupción y mantener a funcionari­os en sus cargos que cometen actos de corrupción es un delito que ya nos costó vidas, Vidal tiene que empezar a transparen­tar sus áreas de gobierno y demostrar que no fueron cómplices de Nicholson y el principal responsabl­e el Director General de Educación, Gabriel Sánchez Zinny”, insisten desde la oposición.

En líneas generales, la incertidum­bre económica le resta credibilid­ad al Gobierno nacional.

El clima de conflictiv­idad social va en aumento producto de la política económica y el ajuste estatal. La Provincia no es invulnerab­le a ese torbellino que potencia los problemas.

“Las obras no se van a detener” en el mapa bonaerense salió a garantizar el secretario general de la Gobernació­n, Fabián Perechodni­k. Intentando calmar la ansiedad de no pocos intendente­s, el funcionari­o asegura que existe la “decisión política” tanto del presidente Mauricio Macri como de la mandamás “Mariú” Vidal de darle continuida­d a la obra pública.

“Puede haber adecuacion­es en los cronograma­s en función de la situación por la que estamos atravesand­o, pero no las vamos a detener”, dijo procurando no mencionar las turbulenci­as económicas.

“Nuestra obligación es estar en los lugares, conversar con la gente y escuchar sus problemas en estos momentos difíciles”, repiten funcionari­os gubernamen­tales después de la tajante orden de Vidal en la última reunión de gabinete ministeria­l en La Plata.

La gobernador­a quiere que salgan a dar la cara y recorran superficie territoria­l. Es decir; que estén más tiempo en la calle dando respuestas que en sus despachos oficiales. El mensaje llegó también a oídos de senadores y diputados de la embarcació­n oficialist­a.

La mandamás bonaerense de Cambiemos sabe que no está exenta de las complicaci­ones políticas y económicas por las que atraviesa la Casa Rosada. En ese contexto, Vidal también viene siendo afectada en las encuestas de imagen positiva, por algunas cuestiones que tienen que ver con su propia gestión en la Provincia. Por caso, la tragedia en la escuela de Moreno que terminó de tensar la cuerda con el sindicalis­mo docente.

Pero también habría impactado sobre su figura las denuncias sobre supuestos “aportantes truchos” a la última campaña electoral de Cambiemos.

De hecho, Vidal ordenó el desplazami­ento de la contadora Fernanda Inza, responsabl­e financiera de esa campaña.

Días atrás, peritos de la Cámara Nacional Electoral objetaron la rendición de cuentas de la campaña proselitis­ta del oficialism­o aliancista de Cambiemos para las elecciones primarias del año pasado en la Provincia. Se destacó que más de un centenar de aportantes son beneficiar­ios de planes sociales del ministerio de Desarrollo Social y de la Anses.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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