La inseguridad trajo de nuevo la impotencia y el miedo a Villa Don Bosco
Los vecinos del sector reclaman medidas para mitigar la preocupación por algunos hechos delictivos ocurridos en los últimos tiempos.
Vecinos de Villa Don Bosco reclaman soluciones ante los reiterados episodios de inseguridad registrados en la zona durante el último tiempo, luego que el verano y otoño pasados dejaran la sensación que la situación se había tranquilizado.
“Necesitamos un poco de cuidado. Que pase la policía para observar, que coloquen luces, y cuando agarren a alguien, cosa que no ocurre, que lo dejen adentro. Pero bueno, eso es un sueño mío. Hace dos meses fue la última vez que me robaron, pero en cuatro años entraron cuatro veces”, dijo una mujer que vive en Cacique Venancio al 1700.
“Cuando estuvieron con el (destacamento) móvil, muchos desaparecieron de la plaza, pero esa casilla se fue al mes. A mí me dijeron que la gente había juntado firmas para ello, pero no me invitaron a firmar, y a la mujer del otro negocio (por el ubicado en D'Orbigny y Crámer) tampoco”, sostuvo Daiana Lescano, dueña de la verdulería ubicada en D'Orbigny al 2500.
“El móvil estaba en la plaza, pero lo sacaron enseguida. Este es un barrio muy desunido. Tenemos una Sociedad de Fomento, pero en vez de apoyar a la gente que labura, le saca el cuero”, considera Haydeé Santeccia, propietaria de una despensa situada en Cacique Venancio al 1700.
La mujer reside en la zona hace 34 años y sostiene que “haría falta iluminación; y si vuelven a poner el móvil, mejor”, y considera que la razón de los interesados en no contar con ese puesto transitorio es “porque quieren estar cómodos” para realizar sus tropelías.
De acuerdo con testimonios recogidos, a cualquier hora se registran hechos contra propiedades o algún transeúnte que es abordado por los denominados motochorros, quienes lo despojan de sus pertenencias.
La zona más afectada es la delimitada por las calles Baigorria, Cacique Venancio, Bouchard y Crámer.
“Ahora (los delitos) empezaron de nuevo. Hace cosa de un mes robaron en casas de dos esquinas, una de Cacique
“Ahora empezaron de nuevo. Hace cosa de un mes robaron en casas de dos esquinas”, aseguró Haydeé Santeccia sobre la situación en el sector.
Venancio y Haití, y otra de Cacique Venancio y Baigorria. De esta última se llevaron el coche que habían dejado detrás de las rejas. Y ambos robos fueron a la noche y con la gente dentro de las casas. Lo hacen tan silencioso que no se escucha nada”, explicó Santeccia.
Lugar conflictivo
Una de las vecinas considera como lugar "caliente", la plaza Don Bosco, demarcada por Bouchard, Cacique Venancio, D'Orbigny y Crámer.
“En aquella mesa (señalando hacia Bouchard) es donde venden droga. Alrededor de las 7 (de la tarde) comienzan a reunirse en tres sectores de la plaza, y son del barrio. A mí me da miedo pasar por la plaza cuando voy a buscar a las nenas, que van a música. Esas lámparas (por las ubicadas en el centro del lugar público) no andan y, por ahí, hay una de las cuatro encendidas”, dijo Lescano.
Otra vecina, quien solo se identificó como Daiana, afirma que "vivo acá desde siempre y nunca me pasó nada; pero el otro día, acá a la vuelta (señalando hacia Crámer), le robaron a una mujer que estaba en su casa con la nieta. Le entraron y le llevaron un televisor. Eran dos en moto, y el que manejaba se fue y dejó solo al otro, que igual se llevó la tele corriendo”.
También sostiene que “de noche se escuchan tiros”.
"Me robaron en la calle. Iba para el trabajo y como me olvidaba algo regresé, y ahí me sacaron la cartera de la mano como si nada. Iba en moto, lo corrí, grité, le dije de todo, pedí ayuda a los vecinos que vieron lo que ocurría, pero es como que se lavan las manos. Como si a mí no me toca, yo no hago nada. Entiendo que puede ser peligroso, pero pu- dieron haber hecho algo. La única que lo hizo fue la vecina de acá enfrente (por Santeccia)", añadió otra mujer del sector.
“Esa vez me quedé en la calle, sin las llaves, sin nada. Es horrible vivir así. Una tendría que irse; pero ¿tenés que escaparte? vos que armaste tu casa. No está bien”, agregó.
Sin respuestas
La situación, que genera desesperanza, enojo y temor, se remonta a los últimos tiempos, sin que se haya encontrado respuesta en las autoridades.
“La policía, nada. En la última experiencia tuve que ir como tres o cuatro veces (a la comisaría Cuarta), porque era tanto lo que se habían llevado que me acordaba de las cosas al día siguiente. Y ahora que me las acuerdo también me hace mal, porque surge el recuerdo, por ejemplo, que una cadena era de mi mamá y eso te joroba la cabeza”, sostuvo.
El escepticismo de la mujer le posibilita cualquier elucubración.
“La única computadora que compré en mi vida no cumplió ni un mes. Y una con la misma marca estaba arriba del escritorio de la compañera de la que me estaba tomando la declaración. Yo me preguntaba si no sería la mía. Es que yo quería que fueran a buscar a los ladrones, porque ese día que me habían robado, también le habían robado a un señor acá a la vuelta y las descripciones eran parecidas. No vi predisposición para nada. Pareciera que tuvieran las botas pegadas al piso, y entonces vos llegás a pensar que también puede haber algo”, especuló.
Santeccia recordó que ”años atrás, nosotros tuvimos muchos robos. El último fue hace doce años. Ese fue bravo, con un muerto adentro y había gente. Ese agujero de ahí (apuntando hacia la parte posterior del comercio), es de otro robo. No le pegó a mi marido de milagro”.
Indicó también que muchas personas han modificado sus hábitos ante el temor a ser atacadas.
“Yo no tenía rejas. Pero primero me patearon la puerta de madera, que era buena, y la rompieron. Incluso a esta puerta, que también es buena y tiene tres cerraduras, me la patearon. Hay alarma, no sé qué más se puede poner. Además, el daño también cuesta. Todo cuesta”, completó una de las damnificadas por la inseguridad.