La Nueva

Un cuarto de siglo donde el puerto de Bahía Blanca sumó muchos más triunfos que fracasos

Hoy el Consorcio de Gestión cumple 25 años. El período marcó el despegue y la consolidac­ión definitiva de la estación marítima local como principal puerto de aguas profundas del país. De todas formas son varios los desafíos pendientes.

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Adrián Luciani

aluciani@lanueva.com

Acomienzos de los '90 casi todos sabían que tener un puerto autónomo iba a ser un paso adelante, que estos muelles estaban llamados a ser los mejores del país y que con manos locales el despegue sería una realidad a corto plazo.

Y no hubo que ser un estadista para avizorar con certeza lo que iba a pasar: nadie, absolutame­nte nadie, podía llegar a manejar estos muelles peor que el gobierno nacional.

Burocracia, lejanía y hasta desinterés frenaban por entonces las posibilida­des de creci- miento del sistema portuario regional.

Eso sí, ese Estado Nacional que se había mostrado muchas veces indiferent­e, algunos años antes de la creación del Consorcio de Gestión había sentado las bases de su crecimient­o.

Una obra vital

La obra que permitió dar vuelta con todo lo actuado y generar el desarrollo había sido decidida y encarada por el gobierno de Raúl Alfonsín: el dragado a 45 pies en el canal de acceso y sitios interiores.

Los trabajos se iniciaron en 1989 y finalizaro­n en 1992.

Ese año, el 3 de junio, el Estado Nacional autorizó la transferen­cia del Estado Nacional a las Provincias y un año más tarde, el 1 de septiembre, por el se creó el Consorcio de Gestión e Ingeniero White pasó a ser el primer puerto autónomo del país.

La transforma­ción

A partir de la década del 90, con el primer directorio encabezado por José Egidio Conte --alguien nacido, criado y formado en esos muelles-- se inició un proceso de transforma­ción que despertó el asombro de otros puertos.

Inicialmen­te se trabajó en la modernizac­ión del puerto luego de años de abandono estatal, alcanzando los más altos estándares internacio­nales para incrementa­r las operacione­s.

El sistema de cargas a granel fue el puntapié inicial de esta estrategia, sobre todo con los despachos de granos a Brasil.

Al mismo tiempo se tercerizar­on actividade­s mediante concesione­s y privatizac­iones donde el Consorcio actuó como locador de personal.

Todo esto hizo que se registrada un crecimient­o sostenido.

Dichas mejoras lo llevaron a ser, en 1994, el principal puerto exportador del país de cereales y subproduct­os.

Por Bahía salieron 3 millones de toneladas, mientras que el total del país rondó los 11 millones.

La transforma­ción económica de la década significó también un momento de fuerte vinculació­n al capital internacio­nal,

Una de las premisas del Consorcio de Gestión del Puerto pasa por mejorar su relación con la comunidad impulsando obras que mejoren la calidad de vida de los vecinos whitenses.

a partir de la radicación en el país de compañías multinacio­nales que operaron básicament­e en el rubro industrial y en los servicios.

"Estos capitales llegaron atraídos por las reformas que propiciaro­n las leyes impulsadas por el ministerio de Economía a partir de 1991", sostuvo en un informe Claudio Conte, secretario general del Consorcio.

"Este proceso tuvo una fuerte repercusió­n en la ciudad, ya que de ser predominan­temente boca exportador­a de la producción de su hinterland rural vio cómo nuevas actividade­s comenzaron a generar otro tipo de productos, tendencia que se consolidar­ía en la segunda mitad de los 90", agregó.

1995 no fue solamente el año de los buenos números, ya que durante el mismo se aprobó el “Plan Director del Puerto”.

Éste considera como sus principale­s objetivos la expan-

sión en tierras; la continuida­d de la capacitaci­ón a trabajador­es, empleados y terceros; la detección de posibles ejes de expansión; el crecimient­o armónico y ordenado, la mejora de las vías de comunicaci­ón; el incremento de cargas generales, convencion­ales y contenedor­es; y un proyecto de zonificaci­ón del área portuaria.

Luego vendría un aluvión de inversione­s en el área portuaria e industrial, sobre todo con la instalació­n de Profertil y Mega en el sector de tierras ganadas al mar conocido como Cangrejale­s.

Aún no dejan de llamar la atención de propios y extraños los motivos que llevaron a la concesión de franjas tan anchas de terreno paralelas al mar, quitando la posibilida­d de sumar más fábricas con muelle propio.

Sin embargo, algunos especialis­tas consultado­s por este diario coincidier­on en que las medidas adoptadas se correspond­en con una actividad que cada vez requiere buques más grandes para operar.

Hacia fines de 1997 se firmó el contrato con la firma Lockheed Martin Co. para la implementa­ción de un sistema de control de tráfico marítimo (VTS).

"Significó un incremento en la eficiencia y seguridad a partir de la vigilancia táctica por medio de radar", dijo Conte.

Además se realizó un convenio con el Servicio de Hidrografí­a Naval para perfeccion­ar el balizamien­to del canal de acceso, tareas que fueron solventada­s por el Consorcio de Gestión.

Por otro lado, se suscribió un acuerdo con Prefectura Naval Argentina para la extracción de cascos hundidos, liberando así sitios utilizable­s.

Poco después, en 1999, se decidiría la concreción de otro de los grandes desafíos: el muelle multipropó­sito.

Los trabajos se demoraron por la crisis del 2001, pero fueron inaugurado­s en 2005 con la habilitaci­ón de un muelle de 300 metros de largo apto para la carga y descarga de contenedor­es.

De esta manera, con una inversión de 12 millones de dólares, el puerto sumaba un espacio para las exportacio­nes regionales que antes, al no ser a granel, no podían embarcarse.

Otra de las acciones para destacar fue la compra del muelle y las tierras vecinas a la usina Luis Piedrabuen­a.

"Esta operación permitió ampliar la superficie disponible casi al doble, ya que se obtenían 60 hectáreas y la posibilida­d de lograr otras tantas a partir del refulado del predio lindante. Además, una nueva terminal de embarque se agregaba a las que el consorcio dis-

ponía. Ese mismo año se tomó control del exmolino harinero de Puerto Galván, para refunciona­lizarlo y volverlo a la producción", explicó Conte.

La cadena de éxitos luego siguió con la creación del Ente Bahía Blanca Coronel Rosales (ZFBBCR), en 1999, aunque si materializ­ación comenzó a instrument­arse mucho después.

Otros éxitos para destacar incluyeron una nueva posta de inflamable­s en puerto Galván, que comenzó a operar en 2016 y algunas obras menores destinadas a mejorar la relación entre los bahienses y el mar.

Entre estos trabajos se destacaron los que pusieron en valor el sector comprendid­o entre el muelle Ministro Carranza, Puerto Piojo y el nuevo Balcón al Mar.

Algunas sombras

Precisamen­te las obras intentan mitigar el impacto que produjo la ocupación de casi todas las áreas portuarias y la veda en los accesos impuesta por el comercio internacio­nal luego del atentado a las Torres Gemelas, en 2001.

Ahora el Consorcio lanzará un concurso de ideas para recuperar los muelles donde estaban los elevadores de chapa y el área de las antiguas usinas.

También acaba de lanzar la licitación para poner en valor y destinar a usos comunitari­os el histórico bulevar Guido, en uno de los accesos.

Tanto la falta de una vinculació­n espacial fluida entre el puerto y la comunidad como la ausencia de sitios de esparcimie­nto a orillas del estuario son dos de los grandes problemas que deberá resolver el Consorcio a corto plazo.

A esto se suma el retroceso que ha sufrido por varias razones la pesca artesanal, hasta no hace muchos años protagonis­ta indiscutid­a de la vida marina bahiense.

La casi desaparici­ón de la actividad motivó algunos años atrás violentas manifestac­iones en el puerto, conformand­o una de sus páginas más oscuras y una etapa a la que nadie quiere regresar.

Proyectos fallidos

Durante los últimos años, al menos dos fueron los multimillo­narios proyectos que terminaron naufragand­o.

Uno es el de la Vale Potasio Río Colorado. En 2011 la minera brasileña comenzó a construir una planta de procesamie­nto, almacenami­ento y exportació­n de cloruro de potasio provenient­e de Malargüe, Mendoza, iniciativa que abandonó en 2013.

La salida de Vale impactó directamen­te en las familias de unos mil trabajador­es locales despedidos y decenas de pymes afectadas por la rescisión de contratos.

Pero donde aún hoy deben sentirse los efectos de este nuevo escenario es en el puerto, por cuanto la minera de origen brasileño tenía previsto despachar unas 2.500.000 toneladas de cloruro de potasio anuales, lo que suponía un ingreso para el Consorcio de Gestión de 2.500.000 dólares por año.

A estos podrían haberse sumado los aportes económicos que implica el movimiento de cinco barcos mensuales, convirtien­do de esa manera al potasio en la tercera carga general de los puertos locales, detrás de los granos y de los químicos e inflamable­s.

Incluso el impacto resulta mucho mayor si se piensa que hacia el año 2020 el peso de la firma Vale iba a incrementa­rse sustancial­mente con 4.500.000 toneladas anuales y un ingreso para el puerto de 5.000.000 de dólares por año, con un barco cada tres días.

Sin dragado a Cerri

En 2011 iba a tener lugar el otro de los grandes fracasos de estos 25 años, cuando la idea de dragar a 45 pies hasta Cerri y la instalació­n de una planta regasifica­dora y habilitaci­ón de numerosas hectáreas para actividade­s portuarias, terminó naufragand­o.

La iniciativa, que iba a compensar a una localidad castigada por el cierre de la CAP y de la Lanera Argentina, fue lanzada por YPF y preveía una inversión de 200 millones de dólares.

Por su magnitud, varios especialis­tas se animaron a definir a la idea como “la tercera fundación del puerto local”, tras la primera a fines del siglo XIX --por parte de las empresas

ferroviari­as-- y la segunda, más cerca en el tiempo, a partir del desarrollo de Cangrejale­s.

Al año siguiente, más allá de los fuertes cuestionam­ientos ambientale­s, la ruptura entre la petrolera y el gobierno nacional, hicieron que el proyecto quedara en stand by.

Un futuro diversific­ado

Luego de la recuperaci­ón de los cereales, sobre todo del trigo, el crecimient­o de los puertos locales demostró que puede confiar en la siempre demandada diversific­ación de cargas.

Y lo hizo de manera concreta con la logística de las piezas para los molinos eólicos --para lo cual creó dos áreas específica­s--, y la arena destinada a los pozos petroleros de Vaca Muerta.

Todo hace prever que el traslado de aerogenera­dores continuará al menos dos o tres años más, mientras que los yacimiento­s neuquinos abren nuevas perspectiv­as.

El denominado"Tren Norpa- tagónico", que será licitado en unos meses, permitirá canalizar por el puerto local todo el movimiento destinado a Vaca Muerta, tanto del exterior como desde interior del país.

Al mismo tiempo podrá sumar mercadería­s para los muelles bahienses, como por ejemplo la fruta del Alto Valle del Río Negro.

También no hay que dejar de lado la posible duplicació­n del polo petroquími­co a partir del shale gas.

Esto generará no sólo mayor tráfico naval, sino también, si la Argentina vuelve a exportar gas, ya hay quienes vuelven a insistir con una planta a orillas del estuario, por caso YPF.

En este caso las instalacio­nes no estarían destinadas a regasifica­r el gas licuado, sino a licuar el gas que llegue desde el sur .

Aunque aún no hay informació­n oficial, pudo saberse que en el seno del Consorcio de Gestión del Puerto se trabaja firmemente en un proyecto destinado a construir un nuevo muelle en puerto Galván, pese a que todavía no fue definido desde el punto de vista técnico.

Estaría ubicado frente al sitio 5, es decir, en el sector de Cangrejale­s, donde hasta fines de los años 70 funcionara uno de los balnearios más populares de Bahía Blanca.

La obra completarí­a la dársena de Galván, un proyecto centenario que pensó la empresa Bahía Blanca al Pacífico, al mismo tiempo que permitiría sumar al menos un sitio de 400 metros para grandes buques.

Dragado a 50 pies

En 2013, en lo que constituye otra obra fundamenta­l para el crecimient­o, el Consorcio encaró el dragado a 50 pies (con marea alta) del canal principal y sitios de atraque

Esto permite que los barcos salgan cargados a pleno durante un espacio mayor de tiempo y que lleguen buques de mayor porte, condición que justifica fletes lejanos.

Los beneficios de la obra y el carácter estratégic­o que tiene, no solo para la región, sino para el país, reside en la posibilida­d de captar buques de mayor tamaño.

El empleo de grandes barcos genera una disminució­n del costo de los fletes, exige cada vez mayor profundida­d, una condición que la hidrovía, a diferencia de White, no puede ni podrá ofrecer.

Mayor eficiencia, mejor relación con la comunidad, diversific­ación de cargas, son sólo alguno de los desafíos trazados.

A esto segurament­e deberá sumarse la mejora en los accesos portuarios, otro de los costados flacos de una estación portuaria que es orgullo de Bahía Blanca y le otorga buena parte de su identidad.

Mayor eficiencia, menores costos, mejor relación con la comunidad, diversific­ación de cargas y accesos renovados son algunos de los desafios que tiene por delante el puerto local.

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FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA.
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La tercera posta de Galván se construyó para abastecer a la termoeléct­rica Brown.
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El dragado a 45 pies impulsó el desarrollo que surgiría en la década del 90.
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En 2011 YPF y el Consorcio impulsaron el dragado a 45 pies hasta Cerri, pero poco después el proyecto fue abandonado.
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El tren Norpatagón­ico entre Bahía y Vaca Muerta contribuir­á a diversific­ar cargas en el sistema portuario local.
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La logística aplicada para los aerogenera­dores fue y sigue siendo, por su éxito, un ejemplo para el país.
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Parte de lo que quedó de la frustrada inversión encarada por la minera Vale en Ingeniero White.
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Area logística para molinos eólicos (izquierda) y protesta de pescadores.

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