Por segunda vez, Guido Pella a las puertas de su mejor resultado en Gran Slam.
El bahiense, de gran partido, se topó con un inspirado Basilashvili, quien lo eliminó en 4 sets. No obstante, por segunda vez, se coló entre los 32 mejores.
Son esos casos donde la lógica frustración e impotencia toma una mayor dimensión. No se trata de un típico lamento post derrota, va más allá. Y si bien Guido Pella no tiene nada que reprocharse, el sabor amargo tras despedirse del US Open no podrá quitárselo por varios días...
No es un adiós más. El paso del bahiense por Flushing Meadows, interrumpido por un inspirado Nikoloz Basilashvili en la tercera vuelta, exhibió, al igual que en Wimbledon, otra gran versión tenística del jugador surgido en el Club Liniers, quien con- tinúa dando muestras de confianza y consolidación en el circuito ATP.
Que hoy Guido deba hacer las valijas y tomar un avión de regreso a su hogar, tiene mucho que ver con la propuesta de su rival, una máquina desde el fondo de cancha en la primera fracción del encuentro.
El georgiano se despachó con un aluvión de sólidos y potentes impactos, angulados y sobre las líneas, que desarticularon el plan inicial de Guido, quien en el afán de analizar las debilidades de su adversario (en ese momento, casi inexistentes), quedó rápidamente en desventaja.
Tras adueñarse del saque del bahiense en el cuarto game (3-1), el actual 37° del mundo cerró sin sobresaltos el primer set por 6-3.
Sin alterarse mucho la tónica transcurrió la segunda manga, con el georgiano dominando desde el vamos (quebró en el primer game) y con Pella desparramado por los extremos de la cancha N° 17 del complejo Flushing Meadows.
Pudo el campeón de Copa Davis 2016 emparejar la estadística en el octavo game (perdió tres chances de break estando 3-4), pero su rival ajustó la mira, la cual comenzaba flaquear, y estiró la ventaja a 6-3 y 6-4.
Lo mejor de Pella apareció en el tercero. Sacando ganancia de los denominados "puntos gratis" (concretó 18 aces), y procurando acortar la duración de los mismos, Guido llegó a ponerse 4-0, con dos quiebres a favor.
Un atrapado Basilashvili sumaba más y más bombas fuera de los límites del cemento (totalizó 61 errores no forzados), contribuyendo a la causa del bahiense, quien así, en 25 minutos, se adueñó del tercero por 6-1.
El cuarto alternó buenas y malas de ambos. La paridad fue tal que se llegó al desempate, y allí el europeo tuvo mayor lucidez en el pulso de su raqueta.
La enorme capacidad combativa, la muestra de carácter ante la adversidad, y, por sobre todo, la intensidad de su tenis, harán de la derrota (en algunos días, claro) otro examen satisfactorio...